¡Rim-Rim!
Por alguna especie de ley divina, Demian no podía llevar aparatos electros al cielo, de modo que le había dejado a Emanuel el único que podía delatarlo: su celular.
Aburrido por no tener nada que hacer, Emanuel se había puesto a trastear con el aparato, después de llamar varias veces equivocado y borrarle todos los mensajes de texto sin querer había dado con lo que tenía que ser un juego y estaba ceñido en eso cuando el aparato empezó a sonar.
¡Rim-Rim!
Emanuel se le quedo viendo, ¿debería responder?, el único con el que había visto hablar a Demian era con Belcebú para cuestiones del Infierno, ¿Y si era urgente?, ¿Urgente para el bien o para mal?
-¡Rim-Rim!
-Hay Dios mío... ¿ahora qué hago?- el teléfono seguía sonando, tenía que hacerlo, hecho un temblor presiono el botón- ¿Ho...hola...?
-¿Purru?
-..?
Emanuel se quedo con el aparato en la oreja, completamente desconcertado, allí estaba de nuevo, ese obsesivo ruido de palomas enjauladas que escuchara en Rusia.
-¿Quién es?
-¿Pru?
-¿Hola?
-¡Pururru!
-o_o, ¿Esto es alguna broma?
-¡¡PURRU!!
-No entiendo nada, Demian no está y esto no es gracioso, adiós.
Colgó y casi de inmediato su hermano se hizo presente se le veía de buen humor y quizás algo divertido al haberlo pescado con su teléfono.
-¿Te diviertes?, ¿con quién hablabas?
-Ni idea, creo que era un bromista, se oía un puro palomero del otro lado que...
-¡¿Qué?!- lo alegre se le esfumo- ¡¿Palomas?!
-Si... ¿Por qué esa cara?
-¿Le...colgaste...?.
-Si... ¿Qué estás haciendo?
Por alguna razón Demian acababa de cubrirse los oídos.
Entonces empezó a temblar pero el demonio no era responsable, el estaba solo hincado en el piso con cara de pánico mientras el mundo se sacudía, las ventanas estallaban y el suelo se llenaba de grietas, paso tan de súbito como empezó, Demian respiraba agitado, Emanuel estaba atónito.
-o___________o ¿Qué fue eso?- dijo al fin.
-Eso, IDIOTA,- respondió Demian casi saltándole encima- es lo que pasa, IMBECIL, cuando le tiras el teléfono, ESTUPIDO, a mi hijo, TARADO!!!
-.___________.
Le arrebato el aparato y marco, se mordió las uñas mientras timbraba, cuando se oyó la contestación aparto el teléfono ligeramente de su oreja.
-¡Belcebú!- bramo a la bocina- ¿¡Como están allá!?
-¡Fatal!- replico una voz en el teléfono- ¡Se agrieto todo el hielo hasta el vestíbulo!, ¡Ya mande a ver en los niveles superiores!, ¿¡Que paso!?
-¡Un estúpido sin remedio le tiro el teléfono a Mammon!
-¡Oye!- dijo Emanuel.
-¡Tu cállate y no lo empeores!, a ver Belcebú, yo lo sentí como un punto seis en la escala de Richter, estará sin aliento unos veinte minutos, mándame los datos y contenlo, que le den lo que quieran.
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Diavolo Nuovo
General FictionA poco del Apocalipsis, Jesus y el Diablo se encuentran para Pactar una apuesta singular.