Cap.25-Los Cuatro Jinetes del Apocalipsis p.4

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Miguel siguió el rastro de Demian hasta un terreno desolado a las afueras de la ciudad, el viento soplaba levantando polvo sobre aquella tierra vacía, ¿pero dónde estaba su enemigo?, desenvaino la espada y encaro al viento mismo, mensajero de toda voz.

-¡Lucifer!, ¡Muéstrate y pelea!

-Miren eso...- su voz venia del viento mismo- ¿cargando las cruces de tus hermanos?, el peso debe agobiarte...

-¿Qué has hecho con ellos?

-A veces me irrita como siempre me culpan por todo, yo solo ponga la semilla del mal y dejo que cada quien la riegue a su manera, tus hermanos se dejaron corromper, nutrieron a la oscuridad dentro de ellos y el resultado fue...

Una flecha paso rozándole, una flecha azul, Miguel se dio la vuelta y lo que vio le dejo sin aliento, sus hermanos eran...demonios...en todo el aspecto solo que no tenían bocas ni colas, bajo la piel negra y los ojos fijos podía sentir débilmente sus auras.

-¿Cómo pudiste hacer esto?

-Sigues culpándome, no hay remedio, pero si te interesa puedo decirte que los venció a ellos, eso sí sobrevives lo suficiente...Mátenlo.

Inmediatamente los tres atacaron a Miguel sin dudarlo, este levanto su arma en actitud defensiva, no quería, en verdad no quería luchar contra sus hermanos pero tres contra uno era demasiado y debía defenderse, en una que va y otra que viene pudo ver a Demian mirando todo desde una roca, hasta palomitas había traído el desgraciado, si tan solo pudiera acercarse a él y darle su merecido.

-Todo esto se reduce a un texto perdido- empezó el demonio con calma de experto- y todos los textos perdidos se van a mi biblioteca, lo escribió un sujeto cuyo nombre también se perdió, en ese interesante texto decía que cuando Padre nombro a sus Arcángeles no solo les dios armas, ejércitos y cargos para presumir, también los volvió soportes de una fe en particular, tu eres la fe en la autoridad, lo que permite a cientos de personas ir detrás de una con la certeza de que sabrá que hacer, que podrá protegerlos, ¿pero nunca te ha parecido extraño?, después de todo un líder no debería rendirle cuentas a nadie mayor y tu se las rindes a Padre, te obsesiona tanto tener su aprobación.

-Voy...ha...hacerte...pagar...

-Rafael fue extrañamente fácil- como si fuera una indicación, los otros se apartaron un poco y Miguel se vio solo contra él, interceptando sus flechas con la espada- si alguien debió de a ver podido luchar contra mi influjo era él, en verdad debe odiarte, ¿es cierto que se quito la cruz por sí mismo?, temo que me lo perdí...

-Bastardo maldito...mi hermano no me odia...

-¿Qué tan seguro estas?, el buen Rafael, la fe en la sanación, cuando una persona en serio cree poder curarse y contra todo pronóstico lo logra, allí esta su mano sanadora, no poder salvar a nadie fue más de lo que pudo soportar, sin embargo el primero en caer no fue él si no Gabriel- de nuevo un cambio y esta vez el bumerán golpeo a Miguel al costado.

-DX!, ¡Deténganse, soy yo, Miguel!

-No les des más motivos, ya te detestan lo suficiente... ¿no crees que Gabriel luce sensacional?, hasta parece más maduro, el siempre inocente Gabriel es la fe al futuro, no importa que tan miserable sea nuestro mundo, queremos y tratamos de hacerlo mejor para nuestros hijos, tengo que decir que su pesadilla fue la peor, hasta a mi me afecto pero hay que aceptarlo, nadie escapa de la brutalidad en este siglo...finalmente: Uriel.

-¡Demonios!- pudo parar el primer lanzazo a tiempo pero Uriel giro en una medida maniobra y le golpeo el estomago con el mango de la lanza.

-Hablando de gente que te odia, esto ya es evidente aunque nunca entendí la razón, Uriel es la fe en el conocimiento pero quien vive para saberlo todo puede perderse de mucho, siempre tan solo, algo de compañía no le hubiera caído mal...

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