Cap.40-Apocalipsis p.1

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-Har Megiddo, allí comenzó todo y allí terminara.

Miguel estaba haciendo una exposición de la futura batalla, con una maqueta y todo, no era como que a Dios le hiciera falta escuchar lo que ya sabía pero si algo es irrefutable en el Rey de los Cielos es que le gusta escuchar a las personas, por eso les dio voces; la exposición era más bien para Emanuel, sentado en una sillita escondida a la derecha del trono, apenas y estaba poniendo atención, se sentía devastado.

-No podemos confiarnos, Lucifer conoce nuestras fuerzas y lleva el ultimo milenio preparando a sus demonios para enfrentarnos, tuvimos la ventaja de su ignorancia la ultima vez pero eso no se repetirá-Dios escuchaba complaciente, o al menos eso se intuía-vamos a entrar en la formación tradicional, mis rojos al frente y los arqueros de Rafael cubriéndonos pero Uriel sugirió en mesclar sus tropas con las de Gabriel, también usan armas a distancia y la variante desorientara al enemigo, estoy de acuerdo con su idea.

-Y yo no tengo nada que objetar-dijo Dios- ¿Jesús?, ¿quieres decir algo, hijo?

-Yo...-parpadeo como si acabara de despertarse-...tengo mucho que decir...pero me prohibiste hacer preguntas...

Se levanto y abandono la sala, Miguel parecía muy dispuesto a seguirlo y decirle un par de cosas por su insolencia pero vio que Dios no se inmutaba, lo que tuviera que pasar ya se había puesto en movimiento.

-No importa, Padre-dijo, creía que debía excusarlo de todos modos-al final todos hacemos lo que deseas, sabemos que solo quieres lo mejor para nosotros.

-Jesús necesita tiempo, que aproveche los últimos minutos para recapacitar está bien...continua, Miguel, me agrada.

-Sí, Padre-saco unas figuritas de una caja y siguió con la exposición-ya conocimos a los jinetes, lo que haremos será...

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Se sentía como un fracasado, había escapado del Cielo, robado milagros, engañado al demonio y alterado la vida de tantas personas...para nada, estaba deprimido y al mismo tiempo enfadado, ¿Cómo había podido Demian hacerle eso?, por cinco maravillosos segundos pensó que el mundo y ellos se salvarían, al instante siguiente lo noquearon y despertó en el Cielo, sintiéndose un imbécil.

-¿Y para que fue todo entonces?-se dijo, estaba terriblemente frustrado-Demian, hermano...creí que significaba algo...

Quizás todos tenían razón y el estaba equivocado, quizás Demian a fin de cuentas solo era un ser malvado sediento de sangre, sádico y mañoso, quizás había sido demasiado inocente de su parte pensar que podía sacarle algo bueno al Diablo, que podría a ver un corazón allí dentro, habían compartido tanto y estado tan cerca uno del otro...ahora parecía que todo había sido un gran engaño.

Se detuvo en seco ante una puerta abierta, no se lo había imaginado, adentro había una enorme burbuja azul y Mammon estaba encerrado en ella, transformado en su fase tres por alguna razón y con grilletes en brazos y piernas, paradójicamente habían juguetes infantiles dentro de la burbuja, la mayoría de los peluches ya habían sido destrozados.

-Vaya, vaya, miren quien vino a visitarme.

-¿Mammon?, ¿qué haces hay?

-Me aburro de lo lindo-dijo tomando un cubo de rugby- el Abuelo me puso aquí luego de robar las trompetas, no me quejo, es mejor que soportar sus malditos protocolos y sus estúpidas reglas, ¿y tú?, ¿te diste por vencido?

-No fue culpa mía, Demian me traiciono.

-Eso es extraño...

-No tiene nada de extraño, es el Diablo, es perverso y nunca debí confiar en él ¬¬

Diavolo NuovoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora