Cap.36-Venganza Parisina

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Emanuel nunca había tenido alas pero había visto a tantos ángeles dominarlas desde querubines que creía era algo relativamente fácil...craso error.

Solo aprender a sacarlas y meterlas al gusto le tomo días, una vez logrado eso Demian no le dejo despegar del suelo sin el debido entrenamiento, lo ponía a flexionar las alas, a mantenerlas firmes en medio de un túnel de viento y todo porque no iba a permitir que hiciera el ridículo con las alas de su hermano y menos a romperlas al primer vuelo, pero tenía que volar, por más que Emanuel le insistía en que de hecho prefería seguir levitando como siempre.

-Eso sí que no, que sean las alas más bellas del cielo no las vuelve un artículo de decoración, tu vuelas porque vuelas.

-¿Y cuándo cree el señor que podre intentarlo?

-Cuando te quites la estúpida armadura ¬¬

-¿Qué?, ¿ese era todo el problema?, a verlo sabido...

Desde que ganara las alas llevaba puesta una armadura de arcángel con motivos blancos, en lo personal le gustaba pero Demian le había estado tratando de mal modo desde que la llevara, él creía que seguía enfadado por no haber estado con Azrael al morir y porque le había entregado la Hoz a Teuffel pero no, todo era por la bendita armadura asique se escondió por allí y volvió al rato con su traje de enfermero anónimo, Demian le miro y se suavizo de súbito.

-Bien, empecemos por lo básico.

Subieron a un edificio y allí le indico que abriera las alas, él hizo lo propio y de paso le dio un repaso.

-Las alas de ángeles y demonios son la misma cosa, solo que ustedes tienen plumas, me di cuenta cuando se me cayeron las mías- extendió sus alas membranosas para mostrarle-casi todo es musculo y piel, en realidad no estamos como quien dice hechos para volar, es más algo de fuerza que de aerodinámica.

-¿Puedo lanzarme ya?

-¿Te crees un halcón?, vamos a planear un rato y luego veo si te dejo aletear al gusto-tomo su mano- abre cuando te diga y no hagas nada estúpido.

Se tiraron del edificio y Demian con sus poderes creó una fuerte corriente de aire, a su señal ambos abrieron las alas al máximo provocando un efecto de paracaídas, Emanuel apretó los dientes, el golpe había sido doloroso pero mantuvo las alas firmes y pronto estuvieron planeando con suavidad, de tanto en tanto aleteaban para mantener la altura, después de un rato en eso ya habían tomado el ritmo para moverse juntos pero Emanuel estaba agotándose, ahora entendía a que se referían los ángeles que hacían largas horas de vuelo cuando se quejaban de ese "Abominable dolor en los omoplatos", ¿y qué cosa eran los omoplatos?, pues los huesos de los hombros por donde salían las alas y que sin ellas en realidad solo estaban de más.

-Demian...descendamos, me duele la espalda...

-Lo que te duele son los hombros, ya te lo dije.

-Lo que sea...>.< bajemos, por favor...

-Ya tuviste bastante, vamos a...

-¿Demian?, ¿Sucede algo?

-No se...escucho como si...

Y entonces desapareció, se hizo humo sin aviso y con él se corto la corriente de aire que los mantenía elevados, Emanuel se encontró cayendo en picada, aleteo furiosamente hasta que se le prendió el foco, desapareció las alas y se detuvo a centímetros del suelo con su levitación, puso los pies en la tierra y miro hacia las alturas, ¿Qué diablos había sucedido?, Demian no se podía teletransportar, algo muy extraño pasaba allí.

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