Capítulo 9: Old Cat, New Cat.

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El edificio abandonado se convertía en una fortaleza dorada, Queen Bee estaba sentada en su trono, contemplando deslumbrada delante de ella, una estatua de Adrien hecha con el ámbar de las abejas. La figura representaba al modelo sobre un pedestal, en un estado meditativo y guiñando un ojo.

-Ohhhh... Ya quiero tenerte a mi lado... -la Akuma soñaba despierta, en tanto una abeja ploma, de tamaño mediano, le servía unos aperitivos en una bandeja.

Queen Bee comía golosamente los dulces, disfrutando de su obra de arte personal, cuándo reapareció el símbolo del Akuma en su rostro .Haciendo que la chica frunciera molesta el ceño, por la interrupción.

-"Mi reina, estoy un poco preocupado... por su salud" –la voz de Hawk Mooth hizo que la Akuma bufara molesta acomodándose con las piernas cruzadas y el rostro apoyado en una mano – "Quisiera saber ¿Cuándo podrá recuperarse?"

-No me vengas a insinuar cosas, estoy tan impaciente para acabar con Marinette y tener por fin a mi Adrien tanto como tu quieres tus famosos amuletitos –respondió con desgano la Akuma, volviendo a comer un dulce – Además... -explicaba aún con el embeleco en la boca-... con esta ala rota no puedo darle frente a Ladybug ni a Chat Noir.

-"Odio decir esto, Queen Bee, pero creo que estoy más impaciente que usted" – repuso molesto el enmascarado.

-Como si me interesara... -pero Quee Bee no dijo nada más, ya que la mano con la que sostenía otro dulce comenzó a moverse sola, obligando a soltarlo -¡¿Qué crees que haces?!

-"Queen Bee, ya se ha tardado bastante en cumplir con su parte del trato" – Hawk Mooth apretó furioso su bastón –"Y estás son las consecuencias"

La Akuma fue obligada a pararse de su trono, mientras luchaba contra su propia mano y debido al fuerte forcejeo, la abeja que la atendía fue golpeada en una pared dejando caer el plato con un ruido sordo.

-¿Có-ómo te atreves...? –la rubia chistó furiosa, mientras que Hawk Mooth comenzó a tener problemas con su control sobre ella – Yo...soy la reina de todo París – Hawk Mooth estaba muy inquieto y se sujetó fuerte de su bastón - ¡¡¡NADIE DICE QUE DEBO HACER!!! –el hombre enmascarado cayó de espaldas como si alguien lo hubiese empujado con fuerza - ¡¡NI SIQUIERA TÚ!! Yo soy Queen Bee, este es mi palacio y mi palabra es ley ¡¡NADIE ME DESAFÍA!!

Hawk Mooth aún estaba en el suelo, con la respiración a cuestas, y sin poder creer que ya no podía influenciar al Akuma, ni mucho menos controlarlo. Ya fuese la voluntad de Chloé o su oscuridad, él ya no podría manejar a esta nueva creación que se había revelado como algo mucho más peligroso que su creador.

-Hawk Mooth, no olvidaré este intento de traición, así que ve olvidando tus famosas Miracoulus, y una vez que termine con Marinette... Tú sigues... -Queen Bee volvió a sentarse a reír maliciosamente para contemplar la estatua de Adrien.

Y Hawk Mooth sólo se limitó a gritar furioso por la frustación en medio de la penumbra de su salón iluminado por sus pequeños Akumas.

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Adrien aún estaba en shock, con la mirada pérdida en el suelo sin poder asimilar bien lo que ocurría, ¿El padre de Marinette sabía que era Chat Noir? Y más aún ¿Qué sabía él acerca del Chat Noir? Todas estas preguntas comenzaron a confundirlo y se rascó la cabeza por la frustación.

-Parece que no lo ha tomado bien – Plagg se burló con ganas, reposando en la cabeza de Tom Dupain – Y por cierto... -sonrió de oreja a oreja - ¡Deberías verte lo gordo que estás! ¡Mira cómo te has descuidado ja ja ja ja!

The Lady of the PaintDonde viven las historias. Descúbrelo ahora