Capítulo 7

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2012

Yulia se miraba en el espejo de cuerpo entero de su vestidor con expresión de descontento.

―Esta blusa me sienta bien, pero... ―Se giró para alcanzar una prenda de una de las múltiples perchas y colocarla delante de su cuerpo― Esta me sienta mejor, ¿no?

―Sí mamá, ésa es más sexy. ―Su madre se volvió hacia la pequeña rubia para mirarla con cara de sorpresa.

―¿Más sexy? ―repitió, todavía sorprendida de que Vika hubiese usado esa expresión.

―¿Tienes una cita?

―¿Tú no estabas en la cocina, merendando con Tanya y Samir? ―replicó con otra pregunta, deseando que Vika no insistiera.

―Sí, pero ya terminé... Tanya me dijo que al final hoy no iremos de compras ―dijo haciendo pucheros.

―Lo siento, cariño, pero he quedado con alguien con quien no quedo hace mucho. Aunque su hija todavía no podía darse cuenta de detalles como esos, a Yulia le brillaban los ojos sólo con hablar de volver a ver a Lena.

―O sea que sí tienes una cita, y por eso te estás poniendo tan guapa ―afirmó la pequeña muy segura de sí misma, mientras tomaba asiento en la cama de su madre.

―Estás muy curiosa tú hoy, ¿no? ―Yulia se acercó hasta su hija y empezó a hacerle cosquillas, hasta que Vika, sin dejar de reír, le suplicó que parase― Voy a llamar a los abuelos para que te lleven ellos de compras, ¿te parece bien?

Sonaron varios golpes en la puerta entreabierta de su habitación, y el rostro de Tanya, la actual niñera de sus hijos, apareció bajó el marco.

―Perdone, señora... ―dijo la mujer un poco apurada― Vika terminó de comer muy rápido y no la pude retener.

La mujer había recibido órdenes de Yulia de que distrajera a los niños mientras ella se arreglaba para salir, precisamente para evitar situaciones como la que acababa de vivir con Vika.

―No te preocupes, Tanya ―dijo con una sonrisa amable―. Vika y yo hemos decidido que hoy saldrá con los abuelos ―La niña se abrazaba a ella―, ¿quieres llamarlos tú?

―Vale ―contestó la pequeña rubia. Yulia besó sus cabellos y Vika se cogió a la mano que le tendía Tanya para abandonar la habitación.

Yulia volvió a mirarse en el espejo. Suspiró. Le estaba costando demasiado el arreglarse para su cita con Lena. No sabía qué ponerse. Aunque no tuviera mucho sentido que Lena se fijase en ella teniendo novio, quería que la viera bonita. El beso que le había robado y la pelirroja le había devuelto se repetía una y otra vez en su mente, asegurándole que su historia con Lena, estaba muy lejos de haber terminado.

En otra zona de la ciudad de Moscú, una pelirroja se paseaba por su habitación en ropa interior y con cara de desesperación.

―No puede ser tan difícil vestirse para tomar un café ―exclamó exasperada.

―¿Aún no estás lista? ―sonó la voz de Sash desde el pasillo― Si habéis quedado a las seis deberías darte prisa. ―Se asomó por la puerta de la habitación.

―¡Ay, deja de apurarme! ―Le lanzó una almohada que había sobre la cama. Sash se rió.

―Mira que te cuesta arreglarte, menos mal que siempre lo haces con tiempo ―dijo riendo―, pero hoy parece que te cueste más.

Lena lo miraba con una mueca.

―Si quieres te ayudo a elegir la ropa ―se ofreció sin dejar de sonreír. Llegó hasta ella, la abrazó por la cintura y la besó en los labios. Lena le devolvió el beso, sonriendo también. Era tan divertido cuando quería, pero en esos momentos su humor no le servía de mucho.

Nuestra Verdad [tATu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora