Capítulo 10

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―No sé de qué me hablas ―contestó Lena sonriendo falsamente, volviendo a la tarea de recoger sus pertenencias para marcharse.

―Creía que las cosas entre nosotras estaban yendo bien ―se lamentaba Yulia.

―Sí, demasiado bien... ―musitó Lena.

―¿Qué? ―Yulia no logró escuchar sus palabras.

―Nada.

―Me has estado evitando todo la tarde pero lo que más me molesta es que no seas sincera... No quisiste volver a quedar conmigo estos días ¿verdad?, no es que no pudieras ―acusó Yulia.

―Estás muy equivocada, realmente no podía ―mintió sin atreverse a mirarla. Entonces recordó las fotos de Yulia y Andrey y la encaró―. Pero tampoco creo que hayas tenido mucho tiempo libre, te he visto con ese nuevo novio tuyo. ―Yulia reaccionó rápido.

―¿Qué más te da con quien salga?, ¿qué tiene que ver eso para que tú y yo nos veamos?, ¿o sí tiene que ver, Katina? ―inquirió estrechando los ojos. Aquello le había sonado a celos.

―Como si a mí me importara con quien andas ―dijo Lena haciéndose la indiferente.

―Pues cualquiera diría que te has puesto un poco celosa ―aseguró la morena.

―¿Celosa?, por favor, Volkova, no sueñes... ―exclamó la pelirroja, mientras se giraba para darle la espalda.

«Mierda, sí he sonado como celosa... ―se lamentaba Lena por dentro― A ver si aprendo a contenerme más.»

―Odio cuando te comportas así, Katina. ―Yulia se cansaba de la actitud de la pelirroja.

―¿Así cómo? ―preguntó frunciendo el ceño.

―Como una cobarde ―afirmó Yulia. Lena sintió que sus mejillas se enrojecían de rabia.

―¿Por qué demonios me acusas de cobarde? ―exigió Lena.

―Porque das dos pasos hacia delante y luego retrocedes cuatro, así nunca podrás avanzar, Lena.

Ambas sabían que Yulia se refería a lo que pasó en el hotel de Kiev.

―¿Y tú vienes a darme lecciones? ―replicó la pelirroja de manera que Yulia se sintió ofendida.

―No, sólo vengo a recordarte que sigues igual de cobarde que hace años, no has cambiado nada ―declaró con maldad.

No era su intención hablarle así, pero no se iba a quedar callada mientras Lena Katina la agredía con sus palabras. La pelirroja, por su parte, sintió como si la hubiesen transportado al pasado, a aquellos años en que estaban juntas y al mismo tiempo separadas, por culpa de sus miedos y de las infidelidades de Yulia. Era como revivir una de aquellas peleas en las que ambas se lanzaban reproches e insultos. El corazón le bombeaba cada vez más rápido. La mente le bullía de frases hirientes y no pudo reprimirlas todas.

―Tú tampoco has cambiado, desgraciadamente ―acusó. Yulia frunció el ceño―, si no consigues lo que quieres, te buscas sustitutos ¿verdad?

―¿Qué coño insinúas? ―preguntó muy molesta.

―Como no pudiste meterte entre mis piernas en Kiev, corriste a los brazos de ese Smirnov o como se llame... seguro que él te calentó la cama encantado.

Lena ya no era la única que se sentía de nuevo en el pasado. Y Yulia no era de las personas que evitaban una confrontación si se daba el caso, así que contraatacó.

―¿Qué debería haber hecho?, ¿esperar a que la princesita Katina se dignase a volver a verme y quién sabe si volver a besarme?, por favor, Lena.

Nuestra Verdad [tATu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora