Capítulo 16

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Lo que Yulia le dijera poco tenía de verdad cuando se trataba de comprar ropa. Las horas se le hicieron eternas a Lena, que trataba de buscar asientos o sucedáneos en cada rincón de las tiendas que visitaban. La morena había insistido en que se mirase ropa para ella también, pero Lena aseguraba que no necesitaba nada.

―Cuando pruebes la cena que ha preparado Tanya, me lo perdonarás todo ―bromeaba Yulia.

―Eso espero ―decía con conrisa cansada.

Tal como la morena aseguró, Lena disfrutó la cena, la encontró deliciosa. Después, Yulia decidió organizar un poco sus compras, ya que no soportaba dejar la ropa plegada y metida en bolsas mucho tiempo, decía que así podía deformarse. Lena pensaba que no era más que una excusa para seguir "tocando trapitos". Le resultaba curioso cómo desde el inicio de su carrera como tATu, se había dado la imagen de una Yulia dura y despreocupada y de una Lena delicada y muy femenina, más acorde con el gusto por la moda. Sin embargo, la realidad era que la loca por la ropa siempre había sido Yulia, y a partir del 2005, en las entrevistas, eso empezaba apreciarse cuando ambas se liberaron de la estética que les imponían desde el grupo.

―¿Me ayudas a colocar la ropa? ―sugirió Yulia, esperanzada con poder disfrutar de un rato a solas con la pelirroja.

―No, mejor me quedo con los niños ―replicó Lena, causándole una pequeña decepción―. ¿Puedo jugar con vosotros?

―Vale ―respondió Samir―, pero llevas el coche rojo.

―Muy bien ―dijo Lena con una sonrisa amable mientras se sentaba en el suelo junto a los pequeños.

―Es el color más parecido a tu pelo ―afirmó Samir de pronto, como si fuera una valiosa información. Lena lo miró con sorpresa.

―Es que Samir sólo presta los coches según el color del pelo... ―explicó Vika― Cosas de niños, supongo. ―Lena no pudo evitar reírse.

―Por eso te ha dado a ti el amarillo. ―Vika asintió, riéndose también.

Veinte minutos después, Yulia regresó al salón y pidió a Tanya que acostase a sus hijos, dándole permiso para que se fuera a su casa después. Samir no opuso resistencia, pues estaba visiblemente agotado, pero Vika pidió quedarse levantada un poco más y su madre se lo permitió.

―Buenas noches, Samir ―se despidió Lena. El pequeño se acercó hasta ella, medio adormilado, y la besó en la mejilla.

―Buenas noches ―balbuceó, frotándose los ojos. Tanya le tomó la mano y se lo llevó hacia su habitación.

Yulia estaba acostumbrada a las muestras de cariño de sus hijos, pero ni ella ni la pelirroja esperaban aquel gesto, pues Samir era tímido con la gente que no conocía demasiado.

―Parece que le caes muy bien, Lena, ¿qué has hecho en mi ausencia? ―preguntó estrechando los ojos.

―Jugar a carreras de coches ―intervino la pequeña Vika―, Samir estaba emocionadísimo.

―¿Ah sí? ―exclamó Yulia. La pelirroja sólo sonrió y miró hacia otra parte. Yulia también sonrió. Le gustaba que Lena se llevase bien con sus hijos, le gustaba mucho.

―¿Puedo ver la ropa que te has comprado? ―dijo Vika, rompiendo el silencio.

―Claro, vamos al vestidor.

―Pero te la tienes que probar ―sugirió Vika―, quiero ver cómo te queda.

―Está bien... ―accedió Yulia― ¿Vienes o prefieres mantenerte alejada de mi vestidor? ―bromeó. Ambas se rieron y Vika resolvió la situación tomando su mano.

Nuestra Verdad [tATu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora