Capítulo 3

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2002

Después del beso compartido en aquella habitación de hotel en Londres, la reacción de Lena no fue la que Yulia habría querido. No sólo no volvió a besarla, sino que parecía huir de ella cada vez que se iban a quedar solas, y también empezó a meterse en la cama muy pronto, para poder hacerse la dormida cuando Yulia se acostaba a su lado. La morena se daba cuenta de que Lena no dormía, sin embargo, prefería no echárselo en cara, temerosa de que se peleasen y la cosa empeorase. ¿De qué servía desear volver a probar sus labios si Lena no lo deseaba también? Yulia no entendía cómo pudo devolverle aquel maravilloso beso y ahora salir corriendo cada vez que podía suceder de nuevo.

Pero Yulia no estaba dispuesta a rendirse fácilmente, así que tomó una decisión, y si Lena no quería besarla cuando estaban a solas, al menos la besaría cuando hubiera público y cámaras delante. Así lo tenían pactado con Iván, ésa era la imagen que ofrecía tATu al mundo, y propiciaba las ocasiones perfectas para que la morena pudiera dar rienda suelta a sus sentimientos. Cada vez que tenían una rueda de prensa o una entrevista, a Yulia le faltaba tiempo para abrazarla, cogerle las manos y besarla, aunque sólo fueran besos de pico. Lena pronto se dio cuenta del excesivo ímpetu que la morena le ponía a sus gestos de cariño.

―¿Se puede saber qué haces, Yulia? ―preguntó una molesta Lena.

―No sé lo que quieres decir ―replicó Yulia mientras dejaba la chaqueta en el sofá de la habitación.

―No te hagas la tonta. Últimamente me besas demasiado cuando estamos trabajando. Iván no nos ha dicho que nos besemos y nos toquemos tanto ―explicaba la pelirroja.

―Sólo hago lo que siento... ¿no es eso lo que decimos a la prensa?

―No bromees Yulia... ―Lena caminó con lentitud hasta la ventana.

―No lo hago, Lena... supongo que ése es el problema.

Yulia dudó un instante, pero, ¿qué tenía que perder?, lo peor que podía pasar es que todo siguiera como estaba. Así que cruzó la habitación y se detuvo justo detrás de Lena, que parecía mirar a través del vidrio. Alzó los brazos, y rodeó la cintura de Lena, apretándose contra su cuerpo. La pelirroja dio un respingo al sentirla.

―Sabes que me muero por besarte de nuevo, sin cámaras, sin nadie más que nosotras... como la otra noche ―le susurraba Yulia en el oído.

―Por favor, no... ―Lena trató de quitar las manos de Yulia de su cintura, pero sus intentos tenían tran poca firmeza como sus palabras― Suéltame, Yulia...

De pronto, la morena obedeció, y liberó a la pelirroja, pero la obligó a mirarla, haciéndola voltearse hacia ella. Lena estaba un poco alterada, así que Yulia se lo tomó con calma. Le tomó una mano y con la que tenía libre, empezó a acariciarle la mejilla, el puente de la nariz, el cuello... mientras la contemplaba con devoción con sus ojos azules. Las defensas de Lena empezaron a resquebrajarse. Se volvió vulnerable ante el contacto de sus manos y su mirada penetrante.

―Aquí no hay cámaras, nadie nos está viendo... ―afirmó Yulia― Lenok... voy a besarte.

De nuevo le daba la oportunidad de escapar de ella, y de nuevo Lena no lo hizo. Los labios de Yulia rozaron los suyos y la pelirroja correspondió al beso. Primero tímidamente, pero después con intensidad. Conforme sus labios y lenguas se reconocían, sus manos recorrían sus espaldas con ansias de posesión, y sus cuerpos se apretaban más y más, anhelantes de mayor intimidad. En un momento que sus bocas se separaron para tomar aire, Yulia aprovechó para sonsacarla.

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