Capítulo 11

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2013

Sash conducía el coche que los llevaba al apartamento de Lena en pleno centro de Moscú.

―¿Qué tal va todo con Volkova?, parecíais un poco tensas ―preguntó.

―Bueno, con nuestros más y nuestros menos, pero no hablemos de ella ahora, por favor ―replicó la pelirroja mientras posaba su mano en la rodilla de su novio.

Lena necesitaba sacarse a Yulia de la cabeza fuese como fuese, y ¿quién mejor para hacerlo que Sash? Estaba decidida a volcar sobre él todo el deseo que la morena le había provocado sólo un rato antes. Necesitaba extinguir ese fuego y necesitaba hacerlo ya. Por eso no dejó a Sash ni reaccionar. En cuanto entraron en su apartamento, Lena lo cogió de las solapas de la camisa, empezó a besarlo con urgencia y tiró de él hasta la habitación. Ya allí, lo empujó contra la cama y se sentó sobre él. Sash contemplaba cómo Lena se desnudaba apresuradamente, gratamente sorprendido por el arrebato pasional de su novia.

***

Yulia llegó a su casa nerviosa, inquieta, y sin dejar de dar vueltas al móvil en sus manos. No tenía dudas de lo que Lena Katina estaba haciendo en ese mismo momento, y por más rabia que le diera admitirlo, se moría de celos al imaginarla entregándose a su novio. Apenas lo había tratado, pero decidió que odiaba a Sash Kuzma, porque él podía besar a su pelirroja cuando se le antojase y hacerle el amor, como estaría haciendo en ese precio instante, aunque el mérito de excitar a Lena no hubiese sido suyo. La sangre le hervía en las venas y miró otra vez su teléfono móvil. Se sentía tentada de llamarla, aunque sólo fuera para interrumpirles la diversión, pero sabía que eso la haría quedar como una patética y una desesperada, y todavía le quedaba orgullo Volkova. Para intentar dejar a un lado todo el asunto Katina, Yulia buscó a sus hijos y jugó un rato con ellos, aprovechando que todavía no era la hora de cenar.

***

Lena quería dejarse llevar con Sash, quería alcanzar el orgasmo con él, pero le estaba costando más que de costumbre. Intentaba concentrarse en su novio, pero la imagen de Yulia se paseaba por su mente sin remedio. El recuerdo de sus besos, de los roces con su cuerpo, de sus susurros... dominaban sus pensamientos. De pronto, la poseyó una intensa y hasta dolorosa necesidad de sentir otra vez su piel, bloqueándola por completo con Sash. Él, ignorando lo que su novia sentía, seguía moviéndose sobre ella, hasta que Lena le pidió que lo dejase, incomodada por toda la situación. Sash estaba desconcertado, especialmente porque había sido ella la que había comenzado aquel encuentro sexual, pero respetó su petición, salió de ella y se echó a su lado, sobre la cama.

La pelirroja le aseguró que no podía seguir, que el estrés del trabajo de las últimas semanas le había pasado factura. Sash no la cuestionó y se ofreció a preparar la cena mientras ella descansaba. Ya a solas, Lena se encogió sobre sí misma, todavía en la cama, sintiéndose culpable. La preocupaba lo que acababa de pasar. El sexo con Sash siempre había ido bien, era la primera vez que sucedía algo así, y todo porque Yulia Volkova se había apoderado de su mente y de su cuerpo. Esa noche no pudo dormir bien, como tampoco pudo Yulia, maldiciendo a Sash por su inmensa suerte.

Por la mañana, Sash se despidió de Lena con un beso tierno. La pelirroja se quedó en la cama, en ropa interior, aliviada al escuchar la puerta de la entrada, sabiendo que por fin estaba sola. Miraba el techo de la habitación, buscando las fuerzas para abandonar la cama, pero no tenía ganas de levantarse, su cuerpo se oponía. Y fue entonces cuando una sucesión de recuerdos de hace años y otros mucho más recientes tomaron su mente sin pedir permiso.

Se irguió un poco, ayudada por la almohada, y su mano comenzó a moverse sola, recorriendo su abdomen, sobrepasando su ombligo, hasta llegar a su ropa interior, por debajo de la cual se introdujo para alcanzar el botón del placer.

Nuestra Verdad [tATu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora