Capítulo 4

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2003

Se comieron las pizzas mientras veían cualquier cosa en la tele, ninguna de las dos le prestó demasiada atención. Después de cenar, prepararon una bolsa de palomitas en el microondas de la habitación y pusieron la película "Ice Age". Yulia se agarró al brazo de Lena y se recostó sobre ella. A Lena le gustaba ese contacto, sentir la tibieza de su cuerpo, poder oler su perfume... Cada vez que Yulia se reía con alguna escena, se removía y se apretaba un poco contra Lena, provocándole suspiros que pasaban aparentemente inadvertidos para la morena. De vez en cuando, sus manos se rozaban para coger palomitas, ambas sentían mariposas en el estómago, pero luchaban por mantener los ojos en la pantalla, porque al fin y al cabo, sólo eran un par de amigas compartiendo una película ¿no? En más de una ocasión, Yulia miró a Lena y abrió la boca para que le diera palomitas directamente. La pelirroja se las daba sin dejar de reír.

Disfrutaron mucho de la película, y más aún de su cercanía. Yulia insistió en ver también "Resident Evil" y resultó que se asustaba mucho más que Lena, haciéndola reír a carcajadas.

―No te burles, ¡ha aparecido de pronto, ahí, con esa cara de muerto viviente! ―se justificaba la morena.

―Pero Yulia, ¿qué cara quieres que tenga?, es un muerto viviente ―decía la pelirroja muerta de risa. Yulia bufó, molesta.

―¡Dios... no, Alice, no te metas por ahí, seguro que salen más zombies! ―chillaba Yulia al tiempo que se abrazaba con fuerza a Lena, escondiendo su cara. La pelirroja se alteró un poco, pero disimuló con una sonrisa. Tenerla tan cerca la afectaba demasiado, ¿a Yulia no le pasaba lo mismo o es que fingía muy bien?

―Cálmate, Yulia... piensa que todo es mentira, piensa que Milla y los demás sólo están actuando y que esa gente está maquillada y disfrazada. ―La morena la observó con atención y tras pensar unos segundos habló.

―A lo mejor, si yo hiciera una peli de zombies se me quitaba el miedo... pero ahora soy espectadora y joder, están muy bien caracterizados... ¡mira ése!

Volvió a agarrarse fuerte a Lena y la pelirroja, enternecida, no pudo hacer otra cosa que rodearla con un brazo. Yulia lo agradeció con una sonrisa. Ella también sentía el estómago revolucionado.

Cuando aparecieron los créditos en la pantalla, Yulia paró el reproductor y puso en marcha la minicadena, empezó a sonar la música del grupo escocés "Texas". Se tumbó, con las manos detrás de la cabeza y dirigió su mirada hacia Lena.

―¿Qué te apetece hacer ahora?, es un poco pronto para dormir.

Lena la contemplaba en silencio. No sabía si eran aquellas canciones, tenerla tan cerca o que se había vuelto loca, pero lo que más le apetecía en esos momentos era besarla. Yulia se preocupó al verla tan quieta y tan callada y se incorporó un poco sobre la cama. Lena aprovechó la postura para sentarse a horcajadas sobre la morena, que la miró más que sorprendida e incapaz de reaccionar. Entonces, Lena empezó a acariciarle el pelo con ambas manos, recorriendo los mechones en punta.

―Menos mal que fue a ti a quien pidieron que se cortase el pelo y lo llevase con estos peinados tan arriesgados ―comentó Lena con una sonrisa.

―¿No te gustan? ―preguntó inquieta.

―Sí, la verdad es que a ti te sientan muy bien. Te dan un toque rebelde muy interesante.

―Gracias ―replicó más tranquila.

―Yo no habría sido capaz...

―Eres poco atrevida, Katina.

―Tienes toda la razón, Volkova. ―Ambas se sonrieron.

Nuestra Verdad [tATu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora