Capítulo 14

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"Querida Yulka:

Necesito desahogarme de todo lo que llevo dentro, de todo lo que siento... y la mejor forma que tengo de hacerlo es escribir esta carta. En un mundo en el que a nadie le importara a quien amamos, o con quien nos acostamos, ten por segura que estaríamos juntas. Pero el mundo en el que vivimos no es así, y me falta valor para gritar que te quiero, que te deseo, que estoy loca por ti...

A veces, todavía me cuesta asimilar que me he enamorado de una chica. Mis creencias religiosas me dicen que no puede ser, que está mal, que estoy confundida, que esto es pecado... pero es la verdad, estoy enamorada de ti. Porque todo esto que me pasa no puede ser otra cosa más que amor, ¿verdad?..."

Lena tuvo que detenerse para enjuagar las lágrimas que caían de sus ojos. Con el corazón alborotado, prosiguió la lectura.

"Hay veces que te mataría, cuando te vas con esos idiotas y esas estúpidas. Pero después, cuando te tengo delante, me trastornas y sólo quiero comerte a besos. Siempre me pregunto cómo puedes alterarme así, me haces sentir tan débil... y fuerte al mismo tiempo, me siento capaz de hacer cualquier cosa cuando estás conmigo.

He ignorado todas mis creencias y educación y hasta a mi familia por ti, por todo lo que me haces sentir, y aunque a veces me siento muy mal conmigo misma por traicionarlos a ellos y a mi fe, siempre consigues que no piense en eso cuando estamos juntas.

Ahora que sé lo que es estar enamorada de verdad, me pregunto si algún día podré sentir esto por otra persona o si mi corazón será siempre tuyo, Yulia Volkova.

Si no me sintiese tan culpable por mi religión, si no me importase lo que piensan los demás, si no tuviera miedo de que me hidiceras daño...

Perdóname, mi amor, por ser tan cobarde."

«Nunca te di esta carta, Yulia ―pensaba Lena―. Y siento que no he cambiado nada después de diez años... ¿cómo haces para vivir tu vida sin más, sin preocuparte por lo que opinan los demás, sin sentirte limitada por las creencias religiosas?»

Abatida y con ojos húmedos, Lena dobló el papel y lo metió dentro de la caja de recuerdos, junto a su álbum de fotos. Después colocó la caja en el estante del armario y abandonó la biblioteca en dirección al dormitorio.

***

Los medios de toda Rusia dieron la noticia del accidente de tráfico de la cantante, actriz y empresaria Yulia Volkova, anunciando también que los conciertos que tenía previstos para aquel mes de febrero se cancelaban por el momento. Lo que la prensa y la televisión ignoraban era el verdadero estado de Yulia, su falta de visión, porque su familia y amigos próximos se encargaban de no dar esa información para evitar sensacionalismo en torno a la morena.

Lena había decidido prolongar su estancia en Moscú, a la espera de que Yulia se recuperase, pues no soportaba la idea de marcharse dejándola así de desvalida. Pero para evitar comentarios al respecto, alegó que aprovechaba ese tiempo en Rusia para estar con sus padres, sus amigos y hacer sesiones fotográficas para revistas rusas y entrevistas como solista, además de algunos pequeños conciertos, fomentando así su menor fama en Rusia.

Larissa y Oleg estaban muy pendientes de su hija desde que ésta fue dada de alta en el hospital, por eso se habían instalado temporalmente en casa de Yulia, para así poder cuidar de ella y de sus nietos. Larissa entró en la habitación de la morena con un gran ramo de rosas y las colocó amorosamente en un jarrón vacío.

―Mamá... ¿de quién son esas flores? ― preguntó en cuanto notó su fragancia.

―Las ha traído un mensajero, de parte de Lena Katina ―Yulia sonrió―, llevan una tarjeta, ¿quieres que te la lea, cariño?

Nuestra Verdad [tATu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora