Valiente

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Y ahí me veo yo volando por el oscuro cielo de Nerima gracias a un golpe de Akane, alcanzo a gritarle marimacho antes de desaparecer de su vista.

Aterrizo sobre un tejado con la cabeza, es doloroso pero ya me acostumbré, además de que tengo la suerte de que todavía no me he roto el cuello, ¿acaso Akane se preocupara si por culpa de uno de sus golpes pueda llegar a lastimarme seriamente? Creo que no, de otro modo no me pegaría con todas sus fuerzas. Bruta.

Estoy malhumorado. Cada vez que me acerco a ella para ofrecerle una disculpa, me ataca y francamente ya ni sé por qué debo de disculparme porque yo no soy culpable, creo que es meramente costumbre ya que no me gusta verla triste. Sólo sé que ella tiene un carácter endemoniado e incomprensible.

Suspiro hondo, me acomodo para sentarme en pose de indio y cruzó los brazos a la altura de mi pecho para observar con enfado el cielo.

«Fenómeno, anormal, afeminado, travesti, pervertido, idiota, bobo, tarado, tonto, insensible, estúpido, imbécil» esas palabras me rezó antes de mandarme a volar hace unos instantes.

Tuerzo la boca y me siento triste, pego mis rodillas al pecho y luego las rodeo con mis brazos, para sostener mi cabeza en ellos. Eso es lo que ella piensa de mí y por más que intento demostrarle que no soy nada de lo que ella dice... suspiro de nuevo, me siento realmente consternado, me gustaría escuchar de vez en cuando algo lindo que viniera de ella hacia mí.

Tal vez esos insultos no me afectarían tanto si no vinieran de ella, realmente me duele que lo diga.

—Y dice que yo soy el insensible —bufo sacando una pequeña sonrisa irónica.

Otra vez un suspiro traicionero y pesado sale de mis labios, incluso emito un Aaah.

Ahora me pregunto, ¿por qué siempre me dejo golpear? Para mí sería tan fácil evitarlo, tomar a Akane por la cintura y abrazarla para después besarla. Pestañeo ante la imagen que se me formó en la mente y de inmediato siento la cara caliente y como mis orejas parecen el mismo fuego. Sacudo la cabeza por la vergüenza que me causó lo que imaginé.

Sigo avergonzado.

Me levanto y camino rumbo a la casa, teniendo en mi mente ésa imagen de un beso que jamás le he dado. No es que no haya querido, y tampoco porque no hubiera oportunidad, de hecho, me fastidio de sombre manera aquella vez que interpretamos a Romeo y a Julieta; me estaba muriendo de nervios y miedo en la escena donde debía besarla, no quería que nuestro primer beso fuera ante tanta gente, tragué saliva duramente, de hecho recordarlo, hasta me duele la garganta. Otro suspiro sale de mi nariz. Me detengo justo en la orilla del tejado, ya a punto de saltar al siguiente, miró la noche. Hubiera sido tan diferente sí Akane no se hubiese puesto esa tonta cinta adhesiva, si hubiera besado sus labios sin interferencia, tal vez... ella y yo ahorita estaríamos juntos, como pareja...

Salté al siguiente tejado y corro hacia la casa, con ésa sensación tan extraña que inunda mi ser.

Me asomo por su ventana, pero tiene la cortina y no me es posible verla como las otras noches, donde la veo dormir como un angelito y las otras donde sólo quiero sacar a Ryoga de los brazos de ella. Me incorporo y ahora me siento en el tejado de la casa, justo bajo su cuarto.

Otra vez viene a mi cabeza recuerdos «¿Celos? ¿De un fenómeno como tú? ¡Já!» tuerzo la boca por la molestia que eso me genera.

Oh, ya me acordé por qué le ofrecí disculpas esta noche. En la mañana preparó algo que parecía ser vomito de un ser desconocido, y el olor era nauseabundo y el sabor era asqueroso, en mi vida había comido algo así y a los pocos minutos estaba en el suelo convulsionándome, cuando me recuperé le dije que desistiera de cocinar porque realmente lo que hacía era tóxico. Más tarde, buscando mi camisa china favorita, voy encontrándola con unos hoyos y con unas costuras horribles con un hilo de color amarillo fluorescente, me enojé mucho por eso y grité a los cuatro vientos quién había sido el torpe que arruinó mi camisa, Akane me dio una bofetada que todavía me duele; ya le dije que para la costura sus manos son puros pulgares, y ahí me veo siendo arrojado al estanque. Vaya, Akane es una terca irremediable. ¡Ah! Shampoo, Ukyo y Kodachi... cómo olvidarlas, ellas me asaltaron cuando yo iba a la tienda a comprarme otra camisa y me persiguieron hasta llegar a la casa, hubo una pelea, destruyendo el muro de los Tendo y bueno, a mí no me fue bien, terminé todo golpeado por la agresividad de ellas tres y cuando me di cuenta, las tres me estaban abrazando y diciendo que me curarían, y entonces, sentí un aura que me causó escalofríos, sintiendo que mi vida estaba en el más grande de los peligros. Akane estaba frente a nosotros, con la cara de demonio que sólo a ella le sale, lo último que vi fue un gigantesco mazo que iba dirigido a mí y después desperté en mi cuarto, con una toalla húmeda sobre mi frente, a mi lado estaba mi mamá y Kasumi quien me pedía que disculpara a su hermana por... bueno, ya ni me acuerdo por cuantas veces más, pero sus palabras me hicieron ir al cuarto de Akane. Discutimos como siempre, insultándonos como acostumbramos.

Colección de One-shots de Ranma 1/2 ¡Finalizado!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora