Mudo

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Akane se encontraba muy roja, la pregunta de sus amigas la había tomado desprevenida. Miraba la botella que yacía en el suelo que tenía la boquilla señalándola a ella. Tragó saliva y les dedicó una mirada fugaz a sus amigas que estaban muy interesadas en la respuesta. Sentía bochorno al tener las miradas curiosas sobre ella, su piel la traicionó al teñirse de rojo, lo sabía por lo caliente que sentía las orejas.

Sayuri frunció levemente el ceño al ver que Akane se estaba tardando más en responder.

—Akane, ya llevamos más de 10 minutos esperando tu respuesta, el receso está por terminar y si no contestas en los próximos 30 segundos, te impondremos el castigo —indicó la amiga de la peli azul.

—Pero es qué... —trató de justificarse la hija de Soun, todavía muy apenada.

—Prometiste ser sincera, no poner tu orgullo antes que la verdad, ¿o es que acaso prefieres besar a Kuno? —interrogó mordaz Hiroko.

—¡Nunca! —protestó la habitual Akane, mostrando asco en su rostro.

—Entonces, responde. Te prometemos que de aquí no saldrá. Quedará como el más grande de los secretos. Somos tus amigas —imploró Yuka quien juntó sus manos como si fuese a hacer una plegaria.

Akane bajó la mirada, tomó una gran bocanada de aire. Cerró los ojos.

—Sí —contestó muy bajo, sólo audible para ella.

Lo dijo, lo confesó abiertamente, nunca pensó que ésa simple palabra le costaría tanto en responderla en ésa pregunta.

—¿Qué? No te oímos, dilo un poco más fuerte —pidió Asami, muy interesada.

La muchacha de cabellos cortos dio un respingo, asustada, ¿no era suficiente? Ya lo había dicho y le costó como ellas no tenían idea, ¿estaban sordas, o qué? Volvió a tragar saliva y respiró hondo.

—Dije que sí —alzó un poco más la voz.

—Por favor, Akane, dilo completamente, te prometemos que será la única vez que te lo pediremos —Sayuri ya estaba emocionada.

Akane accedió entre dientes, levantó la cabeza para así mirar a sus amigas una por una.

—Ranma será un bobo, un insensible, un tarado, un egocéntrico y pedante que a veces cae mal... pero... pero —Akane se sonrojó de nueva cuenta—. Es lindo cuando se lo propone, valiente, a veces dice cosas muy bonitas, siempre está dispuesto a ayudar y siempre, siempre me salva... ¿cómo no enamorarme de él? Estoy contenta de que él sea mi prometido y he aprendido a quererlo tal como es, no me importa en absoluto su maldición. Así lo amo. —Dijo determinada, sus ojos denotaban sinceridad pura—. Sí, sí amo a ése bobo, a mi prometido y muero de celos cuando veo a las otras resbalosas insinuándoseles, odio con el alma cuando Shampoo, Ukyo o Kodachi lo abrazan y que él no haga nada. Lo amo demasiado que a veces siento que voy a estallar... Lo amo sobre todas las cosas —confesó, incluso estaba de pie y con la mano empuñada a la altura de su pecho, mirando como heroína el cielo, la falda de su uniforme ondulaba juguetonamente por el viento que empezó a soplar— Amo a Ranma Saotome.

Sus amigas estaban simplemente admiradas por el valor de Akane, quien había empezado cohibida a confesar su amor por Ranma y ahora la veían que le importaba un soberano cacahuate decirlo a viva voz.

Akane al percatarse que lo dijo fuertemente, rápida se volvió a sentar, sus mejillas se tornaron rojas y miró hacia el suelo, avergonzada por su acto.

—No te preocupes, somos las únicas que estamos en la azotea de la escuela —habló Sayuri—. Ves, no era tan difícil, incluso creo que hasta te sientes bien de haberlo dicho —sonrió comprensiva.

Colección de One-shots de Ranma 1/2 ¡Finalizado!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora