Nodoka

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Suspiró tan hondo como se lo permitió su pecho, sus ojos brillaban como luceros y una bella sonrisa iluminaba su rostro. Estaba feliz y no podía ocultarlo. Al fin Ranma se libraba de su maldición y ahora era todo un hombre.

Tantos años esperando a que la promesa de Genma se cumpliera, preguntándose dónde estaba su amado hijo, a qué lugares peligrosos lo había llevado su esposo, cuánto trabajo y sacrificio tenía que pasar para volverse todo un hombre, pero toda aquella angustia, toda la espera ha valido la pena. Su Ranma estaba frente a ella, mostrándole una gran sonrisa, rebosante de felicidad por ser un hombre ante los ojos de su madre.

Cuando vio a ésa pelirroja sintió que su corazón dio un vuelco, había algo en aquella linda chica que le hacía sentir cercana a su hijo. Tal vez sus ojos le engañaban, pero no el corazón de madre.

Aceptó con todo su amor a Ranma, no le importó lo de la maldición, para ella era lo más valioso que tenía, el motivo de su existencia.

Las tonterías que Genma hizo y cómo educó a su hijo la enfadaba por dentro, pero sólo ver a su hijo, hacía que su mundo se iluminara, olvidando por completo todo.

Lo abrazó con todas sus fuerzas, no dijo nada, sólo dejó que él sintiera lo mucho que ella lo amaba con aquel abrazo. Al separarse lo miró de nuevo, contemplando lo guapo que estaba, sus ojos transmitían calidez y amor.

—Estoy tan orgullosa de ti, hijo —le dijo en un susurro sólo para que él la escuchara.

—Gracias, mamá. Te amo —contestó el muchacho que se inclinó hacia ella para darle un beso en la frente.

Los ojos se le pusieron llorosos, ahora su hijo, ya era todo un hombre. Escucharon unos pasos haciendo que giraran un poco para ver quien se trataba. Miró a su hijo por el rabillo del ojo, notando como él estaba impactado, pero de buena manera, luego empezó a sonreír.

—Está hermosa —observó Nodoka.

Akane iba llegando a ellos, mostrando una bellísima sonrisa que iluminó todo el lugar. Su blanco vestido la hacía ver la mujer más hermosa del mundo.

—Tía Nodoka —saludó Akane suavemente, regalándole una dulce mirada.

—Akane, sé que tú y mi hijo están destinados a estar juntos. Sean felices, que yo lo soy sí ustedes lo son —Nodoka colocó sus manos sobre la de Akane.

—Lo seremos, gracias —respondió Akane quien asintió levemente, luego dirigió su mirada hacia el frente, donde estaba el sacerdote.

—Estamos aquí reunidos para celebrar la unión de dos enamorados, Ranma Saotome y Akane Tendo en sagrado matrimonio... —el sacerdote alzó los brazos hacia el cielo mientras hablaba.

Nodoka volvió a suspirar. Su hijo se había liberado de la maldición al aceptar su amor por Akane y atreverse a proponerle matrimonio, y justo ahora estaban por casarse, convirtiéndolo en todo un hombre. Estaba orgullosa de su hijo más que nunca.

FIN

Colección de One-shots de Ranma 1/2 ¡Finalizado!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora