Sólo tú

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Corrió a todo lo que sus piernas le permitían, saltando bardas y tejados; su corazón palpitaba violentamente y el oxígeno entraba tan limitadamente por su nariz que tuvo que respirar con la boca, a cada rato miraba por encima de su hombro y para su mala fortuna seguía tras él. Dio un largo salto que él mismo se admiró de la longitud alcanzada, había hecho una hazaña que jamás se imaginó... cruzó el río completamente. Atónito por su agilidad empezó a reír de gusto, al poco tiempo eran grandes carcajadas que resonaban en todo el lugar.

—¡Ahora jamás podrá alcanzarme! —vociferó alzando los brazos al cielo, sintiéndose invencible.

—¿Quién no podrá alcanzarte, Ranma? —preguntó Akane que estaba parada en el camino, con la maleta escolar en las manos, observándolo con curiosidad.

—Un tonto que me ha estado siguiendo como loco desde la mañana —respondió Ranma que con calma caminó hacia ella y al quedar frente a su prometida le mostró una sonrisa altiva—, ahora le quedará muy claro que nadie puede con Ranma Saotome.

—Ni con su ego —bufó Akane que lo miró con cansancio—. Anda vamos a casa, que el maestro dejó bastante tarea y me encargó hacértelo saber.

—¿Viste lo que hice? ¡Salté el río por completo! ¡No cabe duda que soy el mejor!

—En realidad no alcance a ver nada, solo escuché la risa de un desquiciado que atrajo mi atención —dijo Akane que empezó a caminar, fastidiada de los momentos en que Ranma se le subía el ego.

—Oh, vamos, Akane, ¿en serio no lo viste? —insistió el chico de la trenza que se adelantó a Akane para detenerla.

—Ya te dije que no, Ranma —protestó la joven con poca paciencia, pero esbozó una linda sonrisa—. Pero me da mucho gusto que lo hayas hecho.

Ranma en respuesta también le sonrió sincero.

El ojiazul se hizo a un lado para que Akane continuara su camino y él al lado de ella, con los brazos cruzados tras la cabeza.

—¿Conoces a la persona que te estaba siguiendo? —le preguntó Akane de repente.

—No lo sé, la verdad es que no recuerdo haberlo visto antes, a lo mejor me lo he topado en uno de los viajes de entrenamiento...

—Ay, Ranma, tú siempre ganándote enemigos —meneó la cabeza en signo de desacuerdo.

—Yo no tengo la culpa siempre, Akane —refutó Ranma que la observó por el rabillo del ojo—. Seguro mi padre me ha metido en otro lío, pero nada más llegue a casa y me va a oír ése viejo —empuñó la mano al tiempo que afilaba su mirada.

—¿Y qué es lo que quería? —Akane estaba curiosa por saber más.

—No lo sé, simplemente empezó a seguirme —se encogió de hombros—. Se me hizo tarde para ir a la escuela y sentí la presencia de alguien, vi que me estaban persiguiendo, entonces empecé a correr y él también, salté y él también...

—¿Y por qué no le hiciste frente? —se le hizo extraño que Ranma no se le hubiera puesto a ése desconocido.

—Eh... porque... verás...

Akane se paró enfrente de él y lo escudriñó con la mirada, arrugando su entrecejo levemente.

—Tenía facciones gatunas —explicó rápidamente el chico.

—Oh, ya veo —se relajó Akane—, eso explicaría el porqué de sus habilidades... ¿Facciones gatunas? —reaccionó.

—Sí, pero no es como Maomolin, porque éste no era completamente gato —explicó Ranma—. Es delgado, con orejas, cola y ojos gatunos —con sus manos se ayudó para expresar las partes del desconocido.

Colección de One-shots de Ranma 1/2 ¡Finalizado!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora