Cap. 9: Descubriendo a Daril

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—Ven, pasa por aquí, ponte cómoda o da una vuelta por donde quieras, voy a preparar unas copas.

—Vale.

Me senté en el sofá, no sabía muy bien qué posición tomar, cruzaba las piernas, me recostaba, hasta que al final opté por levantarme.

Di una vuelta por la casa, era impresionante, no sabía en qué trabaja ni a qué se dedicaba pero sí se veía que tenía mucho dinero y buen gusto.

Llegué a la zona del garaje y me quedé admirando los coches que guardaba.

Sobretodo el Ferrari amarillo.

—Wow, qué preciosidad.

Me acerqué para mirarlo de cerca, era increíble, todos eran coches deportivos, había monos de carreras y cascos por todos lados.

—No imaginé que fuera corredor —sonreí.

Me gusta la adrenalina, me gusta la sensación de libertad de conducir un coche de esas características, me gusta sentir la potencia rugir y sentir el cuero contra mi piel, podía entender por qué se dedicaba a eso.

Lo sentí detrás de mí, sus manos frías recorrían mis muslos para retirar mi vestido, un escalofrío me sacudió, eran como de hielo y contrastaban con el calor que desprendía su cuerpo.

Besó mis labios, tenía un ligero sabor a alcohol, estaba nervioso, lo notaba en su respiración.

Sentí vibrar su móvil en el bolsillo de su pantalón.

—Lo siento, he de cogerlo, pero ve a mi habitación, creo que ya sabes el camino —sonrió.

— ¿Me devuelves mi vestido?

—No, esto es para mí, de momento.

Aún no me acostumbraba a no sentir pudor. Siempre he sido muy vergonzosa, no me gusta mostrar mi cuerpo. De hecho, jamás he usado bikini. No sé por qué, pero con él iba a tener que ir olvidando esa inhibición.

Llegué hasta su dormitorio, había dejado mis zapatos por ahí, así que no hice ruido al entrar; me volví a mirarle: era tan sexy, no podía evitarlo, era su naturaleza incluso cuando lo hacía inconscientemente.

Seguía hablando por teléfono pero me hizo un gesto para pasar.

Me quedé mirándolo, creo que no vi bien ese tatuaje que asomaba por encima de su ropa interior.

Seguía sin entender cuál era el efecto que causaba en mí, era como una fuerza que no me dejaba pensar con claridad, lo único que podía hacer era admirarlo y desearlo.

Debía poner freno a esto, era algo que me atrapaba, que me hacía no ser yo misma, pero a la vez me daba la sensación de estar viva.

Ya había estado enamorada antes y esto no se parecía en nada, esto era algo físico, algo incontrolable, algo que me sobrepasaba, debía plantearme qué es lo que quería de esta "relación".

Como Si Te Conociera ©  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora