Mi mundo se caia a pedazos
no habia luz en mi oscuridad.
El destino me sorprendió
poniendote en mi camino
¿Era una coincidencia?
En un mundo de mentiras,engaños e ilegalidad.
¿Puede nacer el amor?
Él, es el rostro de un amor prohibido...
—Sé que no me crees, así que... toma, cógelo —me dio un papel con una dirección —. Si te das prisa averiguaras todo lo que oculta.
Tomé el papel que me dio Eric, mis manos temblaban, no podía creer lo que me había contado, pero dentro de mí sentía que debía ir.
Entré corriendo en el bar.
—Luke, por favor ¿podrías acompañarme? , necesito ir a un lugar y me da miedo ir sola.
—Claro, llamaré a un taxi.
Di al taxista las indicaciones que me dio Eric y llegamos a un lugar de la ciudad donde jamás había estado.
Parecía una zona industrial, un lugar donde en las noches debía estar vacío pero en lugar de eso había coches y motos por todos lados.
—Ven Aria, es aquí.
Había un tipo con pinta de seguridad en la puerta.
—Buenas noches, este recinto es una propiedad privada, no se les permite la entrada.
—Hola, nos manda Eric —dijo Luke.
— ¿Eric?
—Sí, nos dio esto. —Le di el papel...el tipo cogió una luz ultravioleta y la pasó por encima revelando un logo de una calavera en él.
—Está bien, pueden pasar.
Entramos en una especie de almacén atestado de gente. Todos chillaban, y el olor a alcohol impregnaba todo el lugar. El ambiente que se respiraba me provocaba escalofríos, y pronto comprendí porqué.
En el centro de la sala, había dispuesto un ring. En él, había dos hombres peleando, ensangrentados. Uno de ellos yacía en el suelo, y el otro le golpeaba sin piedad, con el rostro desencajado.
Me abrí paso entre el público, y cuando tuve a los luchadores lo suficientemente cerca, todo mi mundo se congeló. Sentí como mis piernas empezaban a flaquear. Lo que estaba viendo no podía ser real. Me negaba a aceptarlo. ¡¡Matt no podía estar dándole una paliza a ese chico!!
De pronto, suena una campana, y anuncian a Matt como el ganador. Atónita, vi cómo levantaban su puño, anunciando así su victoria.
Fue en ese preciso instante en el que nuestras miradas se cruzaron, y pude ver cómo su rostro se descompuso fruto de la sorpresa. Mis piernas dejaron de sostenerme, y sentía cómo todo mi mundo daba vueltas. No puede ser, esto no puede ser.
Rápidamente, Luke me agarra y me saca del local.
Quiero irme de aquí, no quiero seguir un segundo más en este apestoso lugar. Mirándole con ojos suplicantes, logro que mi boca forme las palabras que se repetían en mi cabeza una y otra vez.
— Luke, vámonos, por favor... Sácame de aquí —dije, con el rostro lleno de lágrimas.
Acababa de entender que la persona de la que estaba enamorada era un completo desconocido para mí, el Matt que quería solo existía en mi mente, ese al que acababa de ver peleando por placer, arriesgando su vida en una pelea ilegal no era nada para mí.
Luke me llevó a casa, no me dijo nada... no hacía falta, solo agarraba mi mano y ese contacto era más que suficiente para saber que contaba con su apoyo.
—Vamos, pasa. —dijo abriendo la puerta de mi apartamento.
Las lágrimas y el dolor habían dado paso a la rabia, no podía creer que hubiera sido tan tonta de no haber unido las piezas del puzzle antes.
Me quedé mirando a Luke un segundo pensando porqué solo me atraían los problemas y de repente quise cambiar mi mundo.
—Quédate conmigo. —me acerqué mirándolo fijamente, no apartaba la mirada de mí...podía ver en sus ojos que me deseaba y quería aprovecharme de eso para olvidarme de todo durante un momento.
Puse mis manos en su mejilla, él inclinó su cabeza y me miró. En ese momento no pensé, me eché sobre él y lo besé, no quería hacerlo porque traspasaría una línea imposible de borrar, pero solo quería sentir algo que no fuera dolor.
—Aria no.
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—Habría dado cualquier cosa porque esto hubiera pasado pero...no así. —acarició mi cabello y me miró con tristeza.
—Tienes razón, lo siento, yo, yo...
—No pasa nada, lo entiendo.
— ¡He sido una idiota!
—No, entiendo muy bien que ha pasado, pero habla conmigo por favor no te guardes esa rabia.
—Él es...era...no sé ni que siento ahora mismo —me derrumbé en el sofá —.Se llama Matt pensé que teníamos una relación, pero hoy entendí que esa persona no existe.
— ¿No sabías nada de eso?
—No, vi señales pero nunca imaginé algo así, no con esa crueldad, con ese fin, no entiendo el porqué.
—Aria, a veces los hombres hacemos cosas que ni nosotros mismos entendemos.
Sé que es difícil para tí, pero deberías hablar con él, escuchar su versión y aunque nada vuelva a ser como antes quizás...
—No, no hay un quizás...me mintió y eso es algo que no puedo perdonar. Entiendo que me lo ocultara, pero...
—mis lágrimas volvieron a salir.
Me abrazó en silencio, ya no sabíamos que decir y perdí la noción del tiempo.
—Deberías irte.
— ¿Estás segura?
—Sí, estoy bien de verdad, gracias Luke. —besé su mejilla.
Luke se marchó, tomé una copa intentando analizarlo todo, pero mi móvil sonaba una y otra vez y a cada tono que daba...volvía a ver el rostro de Matt en ese instante y mi corazón se encogía.
— ¡Basta! —apagué el móvil estaba harta de ver a Matt en la pantalla.
Salí de casa y cogí un taxi, aún me temblaban las piernas y en ese estado era incapaz de conducir.
Tenía tanto dolor y rabia acumulada, que no podía pensar con claridad.
Llegué a mi destino esperando encontrarlo allí, parecía no haber nadie aun así llamé a la puerta dispuesta a todo.
—Aria. —su rostro de sorpresa no me dejó indiferente.
Lo miré un instante y lo empujé hacia el interior.
—Te necesito.
Cerré la puerta con mi pie y me quedé frente a él mirándolo, no sabía que decir y noté que él tampoco, no hacían falta palabras estaba todo dicho, sabíamos lo que pasaba y él sabía a qué había ido allí.
Desabroché mi vestido y lo dejé caer a mis pies, dejando mi cuerpo desnudo ante su mirada.
—No digas nada, solo...tómame.
Dudo un instante pero en su rostro pude ver una leve sonrisa antes de que tirara de mí hacia él.
