Cap. 19: Descubriendo algo nuevo.

530 63 78
                                    

— ¿Estás segura?

Pasé mis manos por sus hombros y dejé caer mi vestido.

—Más que segura.

Pude ver como los ojos de Matt brillaban mientras sonreía

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Pude ver como los ojos de Matt brillaban mientras sonreía.

Me acerqué y comencé a desabrochar su camisa mientras él me guiaba hacia el interior del ático.

Podía sentir su piel contra la mía, ya no tenía que imaginármelo, ahora lo tenía de frente y era todo para mí.

No podía ocultar mi deseo, sus manos recorrían mi cuerpo y yo solo podía sentir un inmenso placer.

Era todo tan distinto, se sentía diferente, era algo más intenso, que hacía que temblara todo mi cuerpo.

Me empujó sobre el sofá y se colocó encima de mí. Todo lo que había experimentado hasta ese momento era totalmente diferente. Estaba sintiendo por primera vez lo que era hacer el amor, esta vez no era solo sexo y eso era algo nuevo para mí.

Lo atraje hacia mí, podía pasarme horas mirándolo y acariciándolo, era tan perfecto...

Puse mis manos sobre sus vaqueros para quitárselos y en ese momento caímos al suelo, completamente desnudos, nos besábamos mientras él deslizaba sus manos por mi cuerpo.

El roce de su cuerpo contra mí, sus labios suaves y sus manos recorriendo mi cuerpo hacia el interior de mis muslos, me hicieron suspirar mientras lo acariciaba.

Sus gemidos acompañaban mis espasmos y cada uno de ellos me encendía cada vez más.

—Matt.

—Dime.

—No te contengas.

Sonrió e hizo caso a mis palabras.

El clímax fue increíble y ambos, agotados, caímos, tumbándonos el uno junto al otro.

Ya nada volvería a ser lo mismo, habíamos traspasado el umbral, ya no había marcha atrás, lo abracé mientras miraba el techo, pensando en la increíble sensación que acababa de sentir y lo único que pasaba por mi cabeza era que quería más... mucho más.

Una lágrima salió de mis ojos, estaba feliz y eso hacía que no pudiera controlarlas, pero no quería que me viera, así que cogí su camiseta que estaba por allí tirada y salí a la terraza.

Me quedé admirando la ciudad, cuando noté que me abrazaba por detrás.

— ¿Estas bien?

—Sí, ¿por qué?

—No sé, quizás... ¿te he hecho daño?

Me giré a mirarlo y vi que estaba preocupado.

—No, ha sido increíble, ¿por qué crees eso?

Como Si Te Conociera ©  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora