Helena
Aihnoa: ¿Dónde estás? 17:37.
Mi móvil vibró y leí el mensaje entrante.
Helena: En una cafetería.¿Por qué? 17:38.
Aihnoa:Tráeme café y ven a la fraternidad volando. 17:38.
Puse los ojos en blanco y le pedí a la chica que atendía un café más.Cuando pagué y me metió los cafés en una bolsa,salí del lugar y me dirigí hacia la habitación.¿Se puede saber qué mosca le ha picado a Aihnoa para que tenga tanta prisa?
Estaba muy cansada.Llevaba horas sin dormir y unas ojeras kilométricas recorrían mi cara.Puto Ryan.
Cuando la puertas del ascensor se abrieron salí y toqué la puerta de la habitación.Se me habían olvidado las llaves.
Cuando abrieron la cara de Aihnoa era brillante y se escucharon voces detrás.Eché la cabeza a un lado y vi a Óscar,Carlos y una de mis mejores amigas,Maddie, riendo.
-¿Qué pasa?-les pregunté mientras entraba en la habitación.
-Hemos pensado que estabas muy deprimida últimamente,y te hemos hecho un regalo para animarte.
Genial.Tierra,no veo el momento para que me tragues.
-¿Y qué es?-pregunté intentando mostrar interés.Una poca de curiosidad sí que tenía.
Carlos se alejó y salió del baño con un cachorro de Lulú de Pomerania súper mono.Solté un grito de alegría y corrí a cogerle entre mis brazos.Era tan blandito y con tanto pelo que me enamoré al instante.Hasta que me acordé de algo.
-Pero,¿Los perros no estaban prohibidos en la fraternidad?
Aihnoa miró hacia el techo haciéndose la inocente.
-¿Y si nos pillan con él?-le pregunté nerviosa.
-Solo hace falta que no nos pillen.
Sonreí y dejé al perro en el suelo.Corrió por la habitación y olfateó todos los rincones posibles.
-Gracias chicos.Sin duda me habéis animado.-Les dediqué una sonrisa triste pero sincera,y ellos corrieron y me abrazaron.Por un momento después de estos oscuros días,me sentí feliz.Solo Aihnoa sabía lo que me pasaba,y tampoco quería repartir una porción de mi pena a cada uno.
Pero el momento de felicidad no duró mucho.Cuando nos separamos,Carlos soltó:
-Ayer Ryan se pilló un pedo tremendo.-Oír su nombre en boca de alguien hacía que mi estómago se retorciese de dolor.Intenté aguantar la sonrisa como pude.
-¿Por qué?-conseguí preguntar.La curiosidad me mataba.
-No lo sé.No ha bebido nunca tanto como ayer.Es como si quisiera olvidarse de algo.Pero no ha querido decírnoslo.
Sentí la mirada penetrante de Aihnoa.Por un momento me permití pensar que había bebido por mi.Pero borré esa absurda idea de mi cabeza.
Óscar se acercó a mí y me alejó de ellos.
-Esta noche te vienes conmigo de fiesta.No pretenderás convertirte en ermitaña en esta cueva que llama habitación,¿no?
Me reí y asentí con la cabeza.
-Aihnoa no quiere que salgas,así que tendrás que ser silenciosa.Te espero en la puerta de la fraternidad a las 1 de la mañana.-añadió.Esta noche bebería.Bebería para olvidar a todo y a todos.
Cuando Aihnoa quedó plácidamente dormida,busqué en su armario algo que ponerme.Me decanté por un vestido de lentejuelas doradas,que no quedaba excesivamente ajustado,y quedaba por encima de las rodillas.Busqué unos tacones dorados a conjunto,y me maquillé como pude.Dejé el pelo suelto y esperé la hora.12:53.
Decidí salir antes y tomar aire fresco,pero el perro se movió.Lo había despertado.Y cuando me vio comenzó a ladrar.Mierda,mierda y más mierda.
-Shh.-dije en voz baja intentando callarlo.Lo conseguí.Dejo de ladrar,pero gruñía.
Por la gloria de Satán,cállate.
Intenté avanzar hacia la puerta pero el perro comenzó a ladrar de nuevo.Le lancé lo primero que tuve a mano.
Esto solo te pasa a ti,Helena.
Aihnoa se giró y siguió durmiendo.Podría aplastarme un camino con vacas ahora mismo,estaría menos aterrorizada que ahora.
El perro se deshizo del cojín y se acercó a mí.
-Este perro me odia.-dije para mis adentros.
El perro quiso gruñir otra vez.Le tapé la boca con la mano y le di un huesito de golosina.Comenzó a masticarlo y aproveché para escabullirme de la habitación.Salí al exterior y miré la hora.12:58.
Observé el corte en mi muñeca,que cada vez se distinguía menos.Un claxon sonó y me subí al coche de Oscar.
-Estas preciosa.-Objetó.
-Tu también.-Le guiñé un ojo y puso el motor en marcha.
Al cabo de quince minutos llegamos a la casa donde se celebraba la fiesta,y la música ya se escuchaba desde el aparcamiento.Entramos en la casa y se hizo mucho más estruendosa.Un chico me ofreció un vaso que acepté,y sin saber que era,me lo llevé a la boca.Lo tragué todo pensando en él.
Cuando llegamos a la barra pedí un chupito de vodka que también trague sin rechistar,aunque me quemaba por dentro.
-¿Cómo que la Santa de Helena le ha dado por beber?-me preguntó divertido.Me encogí de hombros y seguí bebiendo.Cuando llevaba 3 vasos,Óscar me detuvo.
-Ya es suficiente.-dijo con plante serio.
Puse los ojos en blanco y seguí bebiendo.
-Helena,no estás acostumbrada a beber,podrías tener un coma etílico.
Ignoré sus palabras y me dirigí al exterior,dejándole con la palabra en la boca.Me tropecé y caí al suelo,y me reí como una histérica.
Y entonces lo vi.
La sangre dejó de fluir por mis venas,como si fuera sólido.El corazón dejó de latir y fue como si se desvaneciera.Mi cabeza no pensaba con claridad y parecía a punto de desmayarme.Pero lo peor no fue eso.
Iba dado de la mano con una chica.
Me sentí inferior y totalmente perdida.Quería moverme pero mi cuerpo no me lo permitía.
Y nuestras miradas se cruzaron.Él se puso tenso y soltó la mano de la chica como si fuera fuego y le quemara.Le susurró algo al oído y sus amigos se fueron,dejándolo solo.Se plantó a unos metros de mi,y me miró fijamente.En sus ojos podía detectar la ira fluyendo por todo su cuerpo,y la tristeza.
¿Tristeza? Ese ser humano nunca podría estar triste.
Se acercó a mí y me cogió de las muñecas.Hice una mueca de dolor cuando tocó mi corte,e intente disimularlo pero se dio cuenta.
Me giró la muñeca y lo vio.Su cara pasó por distintas emociones hasta que llegó al miedo.
-No,no,no y no.Helena,dime por favor que no has hecho esto.-Me suplicó mientras me miraba a los ojos.Mi silencio le dio todas las respuestas.
-¿Por que?-Este tío era imbécil.Yo creo que imbécil se queda corto para lo que era.Y las palabras se me escaparon como balas.
-¡Por ti,imbécil,por ti!-le grité mientras me zafaba de su agarre y le daba la espalda.No tardó en alcanzarme.Parecía un pato recién nacido.
Me cogió en brazos y rodeamos la casa,hasta entrar por detrás.
-¿A dónde me llevas?-El alcohol corría por todo mi sistema y no me dejaba pensar ni decir nada coherente.
Él me ignoró y siguió su camino.Sin darme cuenta estábamos en la planta de arriba,y en una cama.Los algodones me acogieron y me sentí mejor que nunca.Con él a mi lado.
-Te he echado de menos.-dije sin poder evitarlo.No sé si era por el alcohol,o por que verdaderamente lo sentía,pero era verdad.
-Yo a ti también.-Me susurró mientras me acariciaba el pelo.
Y con esas cuatro palabras caí en un profundo sueño.
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Protégeme
Teen FictionRyan siempre fue mujeriego,violento,misterioso y sexy,terriblemente sexy. ¿Quién puede cambiar a una persona así? La entrada de Helena a la universidad de Washington supondrá un gran cambio en ambos. "Nunca me enamoraría de alguien como él" "Ni en m...