CAP. 85 Sonriéndole al pasado.

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La casa estaba en silencio. Un silencio agradable, acompañado del canto de los pájaros en la mañana. Hacía frío, pero el día había amanecido limpio y brillante. En el sillón de la sala, la más madrugadora jugaba con un calcetín que había robado de la colada. Saltaba sobre él como si de un enemigo se tratase, para luego acabar enredada dando vueltas en sí misma.

En el piso de arriba, iluminados por los primeros rayos del sol, Ryutaro y Takeshi dormían. El primero en abrir los ojos fue Ryu. Con su rostro mirando hacia la ventana, fue despertándose poco a poco por la luz. Takeshi, de cara a Ryu, seguía durmiendo. Ryu sonrió al ver su característica boca de pez que ponía al dormir.

— Buenos días —Susurró antes de darle un beso en la frente.

Se levantó con cuidado de no despertarlo y se puso una camisa de andar por casa. Su piel se erizó al quitarse de las mantas. Estiró un poco el cuerpo antes de abrir y cerrar la puerta de la habitación. Los pies se deslizaron por el pasillo. Bajó las escaleras, alcanzó la cocina y comenzó a preparar su matutina taza de café. Al sentarse para esperar a que calentase el agua, una pequeña intrusa apareció corriendo para restregarse por su pierna. Ryu sonrió y bajó el brazo para acariciar su cabeza y rascarle tras las orejas.

— ¿Me has echado de menos estos días? —Le preguntó con tono divertido. Durante el tiempo que estuvo en el hospital Nozomi se había quedado en casa de Takeshi. El día anterior la habían ido a recoger para llevarla de nuevo a su hogar. "Al final hasta mi madre se ha encariñado con ella y no quería que se fuera", le había dicho Takeshi, divertido.

— Es muy difícil no encariñarse contigo, ¿eh? —La gatita negra lo miró con aquellos inmensos ojos y maulló—. Sí, sí. Ya te doy la comida.

Pocos minutos después, mientras leía el periódico y tomaba su café, Takeshi entró con los pelos hechos un desastre y bostezando. Tenía una sudadera negra con una calavera blanca inmensa.

— Se acerca San Valentín, no Hallowen —apuntilló Ryu mirándolo desde su silla.

Takeshi bufó.

— ¿Hay diferencia? Ambos son el día de los muertos. —Se sentó con aires de grandeza y lo miró con una sonrisa—. Mañana vuelves a la empresa ¿no?

— Sí, ya he perdido demasiado tiempo sin hacer nada —Siguió bebiendo a la vez que pasaba las páginas—. ¿A qué hora te vas?

— En unos treinta minutos, me da tiempo de comer algo.

Sin levantar la vista del periódico, Miyagi le acercó un plato con tostadas. Takeshi sonrió y cogió una. Siguió mirando a Ryu. "Hace poco más de una semana estaba arrastrándome por el fango al creer que todo había acabado... y de repente... ¿cómo hemos llegado a esto?"

Takeshi bajó la mirada y comenzó a comer a mordiscos. Desde que volviesen del hospital y después de todo lo que vino tras eso, se había asentado un aura extraña entre ellos. Un aura de tranquilidad, de comprensión. Como si ya no hubiera secretos, como si aquella pared que Miyagi había puesto durante todos aquellos meses se hubiese derrumbado.

Wagamama Na Koi 3  ARASHIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora