"No me traigas el mañana, porque hoy quiero estar contigo"
Una novela donde nuestros personajes deberán enfrentarse a sus peores miedos, al sufrimiento, a la pérdida y al arrepentimiento. Donde la valentía será el único camino para seguir...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
— ¿Lo sabías?
Shouta había entrado sin saludar en la casa y se había parado frente a Hiroki. Este estaba sentado en el sofá viendo la tele; abrió la boca sin saber qué contestar. Minutos atrás había recibido un mensaje de Takeshi advirtiéndole sobre lo que había pasado.
— Maldita sea, Hiroki, ¿lo sabías?
— No sabía nada, te lo juro... —Movió las manos en son de paz pero Shouta se enfadó más todavía.
— ¡Si no sabías nada es ridículo que sepas de lo que estamos hablando, idiota! —Dijo mientras cogía un cojín y se lo tiraba a la cara.
Shouta se dio la vuelta, restregándose las lágrimas, y fue a encerrarse a la habitación. Hiroki suspiró. Sabía que este día llegaría pero nunca imaginó que Shouta fuera a tomárselo tan mal.
— Shouta —Lo llamó con suavidad tras la puerta—. Déjame entrar
— ¡Vete!
Hiroki intentó calmarse.
— Para empezar yo no tengo nada que ver con lo que ha pasado, así que me parece injusto e infantil que me hagas sentir mal.
— ¡Me lo ocultaste!
— ¡No eran mis asuntos, maldita sea! Es algo privado de Takeshi y si él no desea contarlo no me incumbe para nada.
— ¡Pero era sobre mi hermano, Hiroki! —Seguía insistiendo Shouta tras la habitación.
— ¡Pues entonces ve y díselo a él, no a mí! Te estás comportando como un auténtico niño. Me has decepcionado.
Tras un silencio, Shouta abrió la puerta. Cuando Hiroki entró en la habitación, vio que se había metido en la cama.
— No seas crío y vete a darte una ducha, anda. Luego come algo y vete a dormir.
A la mañana siguiente todo pareció calmarse.
— Lo siento —Le dijo mientras se vestían en la habitación—. Creo que si me lo hubieras contado no habría podido confiar tanto en ti como lo hago ahora. Habrías traicionado a tu amigo. Takeshi confió en ti de la misma forma que yo lo hice cuando te conté en mi historia.
Hiroki sonrió y se sentó a su lado. Sabía que Shouta entraría pronto en razón. No esperaba menos de él.
— Entiendo que sea algo chocante para ti. Pero así están las cosas.
Shouta asintió con la cabeza.
— Quizás sea mejor que hables con tu hermano.
— No lo sé. Él está rehaciendo su vida. Yo no pinto nada ahí.
— Shouta —Le recriminó Hiroki con cariño—, no digas tonterías. Takeshi no va a reemplazarte.
Él se quedó en silencio. Miraba el suelo. Sus manos estaban apoyadas en la colcha. Inmóviles. Se levantó.