Cielo tenia razón, todos somos reemplazables, desechables y reutilizados por otras personas que nos harán lo mismo, lo que nosotros hacemos.
Hubo un momento de mi vida en el que permanecí creciendo por dentro, a solas, nadie me espero.
Todos crecieron, se juntaron, desaparecí y estaba muerta en vida.
No crecí nada, no vivi más tiempo, me aísle y quede atrapada en el tiempo y en los recuerdos de unos viejos amigos a los que nunca quise de verdad y probablemente, ellos no me quisieron a mi.
Los recuerdo, todos eran vacíos, plásticos, marionetas y mentirosos.
Todos sabían a tequila y tabaco, ninguno de ellos era real, estuvimos escribiendo nuestra historia con lápiz blanco en hojas de cristal quebradizo.
