No estoy triste, no estoy desesperada, no estoy pasando por depresión ni soledad, solo, ¿de que nos sirve este eterno juego?
Venimos acá y pretendemos ser felices en nuestra totalidad mientras escondemos nuestras disconformidades, nuestro odio, nuestro dolor, nuestra perdida de apetito, nuestras ganas de morir.
Donde solo estamos en busca de algo que nos llene todos los días, de algo que nos haga sentir algo aunque ese algo sea dolor.
Estamos acá siendo manipulados o manipulando, ganando o perdiendo, pero nunca podemos encontrar el equilibrio y cuando lo encontramos este no nos sirve para nada.
Encontramos el amor y lo perdemos, lo desperdiciamos o nos desperdician.
Crecemos y seguimos cosechándonos, buscando una identidad que fue forjada a base de nuestras peores experiencias.
Lastimamos y somos lastimados, caemos y empujamos personas a caer junto a nosotros.
Somos infelices por más felices que tratemos parecer, nuestra felicidad se vuelve cada vez más momentánea, un fantasma.
Entonces, ¿por qué seguimos jugando?