Anastasia Steele, una chica de 21 años, luego de un horrible pasado y un comienzo duro en la vida viaja hasta Seattle, Washington desde Londres, Inglaterra para cumplir con los ideales que su madrina le inculcó desde los 16 años, buscar a un marido...
Escucho el asustado susurro de Christian y siento como se aferra a mi cuerpo. Volteo y veo a la famosa Elena Lincoln. Es bastante guapa para tener como unos cuarenta y pico. Trae un vestido negro entallado, tacones altos al mismo color y una cartera blanca. Su pelo es rubio platinado, corto y con rulos en el, es muy bella lastima que sea una puta enferma.
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Siento su mirada de odio sobre mi pero, ¿ adivina que bruja pedófila? Yo también puedo en tu juego, no me intimidas. Me acomodo sobre el regazo de mi novio. Carajo, se siente muy bien decir eso, pero no puedo, no quiero que lo lastimen por mi culpa, ¡Basta, concentrate!. Quedamos ambos de frente a ella, yo cruzo mis piernas y Christian coloca su mano sobre mi rodilla y la otra la acomoda en mi espalda.
- Que poco respeto le tienes a tu lugar de trabajo, querido- la bruja con sizaña.
- Bueno, yo especificamente pedí que me no dejarán pasar a nadie pero al parecer eso no te importa. ¿Que quieres Elena?- dice él ya más molesto.
- Queria venir ver con mis propios ojos que estabas con esta mocosa. Tu eres mío y lo sabes- dice ella amenazante.
¿Pero que se cree esta mujer? Es hora de sacar las garras Steele.
- Bueno señora, creo que ya no le pertenece - Me levanto del regazo de Chris y me coloco a su lado posando una de mis manos en su hombro para que sienta que lo apoyo, él rodea mi cadera con uno de sus brazos. - Ahora aclarado el problema le agradecería que se retirará y que no molestará más a mi novio- le digo firme mientras me acerco.
- ¿Quien te crees niña? Yo no voy a seguir ordenes tuyas mocosa - dice molesta.
- Señora, lo estoy haciendo por las buenas, eviteme la pena de llamar a la policía ya que lastimó a uno de los guardias- digo con brazos cruzados y voz contundente.
- ¿De verdad vas a dejar que está maldita mocosa haga su voluntad?- pregunta a Christian.
- Sí, es mi novia y la verdad no creo que tarde mucho en ser la Sra. Grey- dice él.
Y solo eso bastó para que la bruja se convirtiera en un enfurecido demonio. Se avalanza contra mi tirandome al piso y abofeteandome unas veces hasta que yo no se lo permito y en la habitación solo se escuchan gritos, golpes, gruñidos por los arañazos, el tintineo de las pulseras y los aretes. Se escucha como la puerta se abre bruscamente y entra Taylor para separar a la bruja de mi y Christian me toma y revisa mi rostro y mi cuerpo minusiosamente.
- ¿Estas bien, Ana?- dice preocupado. Aww, mi dulce chico se preocupa por mi.
- Sí cariño, estoy bien, no te preocupes, ¿sí?- coloco mis manos cobre sus brazos los cuales rodean mi cintuta sosteniendome, me acerco y lo beso.
