12 de Abril de 1912 En el mar
Harry huyó precipitadamente del comedor, y sólo fue detenido por la barandilla de la popa; de no haber estado allí se hubiese hundido por la parte trasera del barco con los brazos abiertos para acoger el asesinato de las heladas aguas del Atlántico Norte.
Una vez así, se inclinó lo suficiente para conducir el aire del mar a sus pulmones, y se quedó allí durante varios minutos, mirando la espuma pálida revuelta en la estela del Titanic.
La conversación en la cena se había puesto cada vez peor. Entre el materialismo de Jasmine y los insultos sarcásticos de su padre, Harry se sintió bombardeado desde todos los costados por una arrogancia cada vez más reprensible. No era quien era, o quien buscaba ser, y cada día parecían tirar más y más de él hacia un abismo narcisista.
Se sentía completamente impotente al no poder detener el empuje que lo arrojaba a una vida que no deseaba.
Cerrando los ojos respiró profundamente el aire frío del mar. Antes de que pudiera cambiar de opinión, se subió a la barra inferior de la barandilla. Otro paso, y otro, y luego levantó una de sus piernas hacia adelante, ajustando su agarre a la barandilla. Una vez del otro lado, se irguió y se separó de la nave, llenando sus pulmones con mayor resolución con cada respiración. Él podía hacerlo... podía hacerlo y sólo se requería un segundo para ello.
Sólo un segundo.
—¡Detente!
La voz inesperada sobresaltó a Harry y su pie derecho se resbaló un poco, por lo que se aferró aún más a la baranda. Se quedó en shock, mirando sin comprender al joven que corría hacia él, su bonito rostro se contrajo en pánico.
A pesar de la bruma de su ira y embriaguez, Harry lo pudo reconocer como el muchacho que había visto ese mismo día en la cubierta.
—¿Qué estás haciendo? —gritó mientras se paraba bruscamente a varios metros de distancia, como si de repente se diera cuenta de que podría asustarlo y hacerlo dar ese último paso si se acercaba demasiado.
— ¡Baja de ahí en este mismo instante! —le gritó.
Harry lo miró boquiabierto, sorprendido por su mandato autoritario.
—¿Cómo dice? —dijo con rigidez, a pesar de su situación, la ironía no se había perdido en él. —¿Qué derecho tiene usted para pedirme que haga algo?
El muchacho se mostró impresionado por su pregunta imperiosa.
—¿Y bien? ¿Va a volver?
Harry mostró su mejor sonrisa burlona.
—¿Por qué me molesta? Estoy ocupado, ¿no lo ve? —le espetó. En el segundo siguiente quería morderse la lengua al ver la sombra de dolor en sus ojos.
Sin embargo, no se alejó. Se acercó a la barandilla y lo sujetó por el brazo con su mano enguantada.
—¡Baje de ahí ahora mismo! ¡Se va a caer!
—Joven, ¿qué cree que está haciendo?
Estaban tan cerca que podía ver sus mejillas ruborizadas por el frio, y que el dolor en sus ojos había sido sustituido por el fastidio, como si sus problemas no fueran más que las payasadas imprudentes de un niño mimado.
—Lo estoy salvando, ¿qué otra cosa?
Sus palabras, tan simples y serias, hicieron que sus ojos le picaran, pero parpadeó rápido y se dijo que no era más que el aire frío que venía del agua.
—Ya veo, pero ¿qué le hace pensar que necesito ser salvado?
—Louis.
—¿Qué?
—Louis. Me llamo Louis Tomlinson. —Le tendió la mano para que se la estrechara, pero se lo pensó mejor y se aferró a su brazo otra vez. —No me puedo imaginar por lo que esté pasando para querer tirarse al agua.
¡Era increíble! Harry levantó la barbilla con arrogancia.
—Eso no es asunto suyo.
—¡Por supuesto que lo es! Por cierto, ni piense que lo voy a dejar aquí sin luchar.
—¡Usted es insufrible!
—Así me han dicho...
Harry estaba empezando a sentirse tonto, y un deseo real de acabar con su vida remplazó la euforia provocada por sus peleas. El muchachito, que era mucho más bonito de lo que había pensado antes, sonreía y sus ojos oscuros brillaban con una expectativa que lo mareaban.
—Bueno, entonces, usted no debe ser alguien que aprenda muy rápido si no puede darse cuenta cuando alguien sólo quiere terminar con ello.
Louis rió, sorprendentemente de manera dulce y ronca, un sonido que a Harry se le antojó bastante atractivo.
—Si fuera tan en serio con lo de quitarse la vida, señor, ya lo habría hecho... Y no me ha dicho su nombre.
Después de una pausa, respondió.
—Harry. Harry Styles.
Sus ojos se abrieron y levantó la vista sobre su cabeza hacia el cielo oscuro.
El viento gélido azotaba sus rostros mientras Harry colgaba sobre el borde del puente, sus piernas balanceándose en el aire oscuro. Louis aferraba su abrigo con determinación, luchando contra la desesperación que rugía en el pecho de ambos.
—¿Podría volver aquí? Hace mucho frío y me vendría bien una buena taza de té. —Harry se acercó, obligando a Louis a inclinar la cabeza hacia atrás para encontrarse con su mirada. —Por favor, señor Styles.
La súplica dulce reverberó en el aire helado. ¿Cómo podía ignorarla? Harry dio un paso sobre la barandilla, apoyándose en las manos de Louis. Giraron juntos, pero el sudor hizo que sus manos se resbalaran, y Harry se tambaleó al borde del abismo.
En la caída libre, lamentó no tener la oportunidad de conocer al chico que intentó ayudarlo. Sus gritos cortaban la noche, buscando auxilio y aumentando su pánico.
Boca abajo, atrapado por la pierna izquierda en la barandilla, la sangre le martilleaba la cabeza. A punto de desmayarse, temió caer al agua profunda. Ahora, quería vivir, cumplir la petición de la señora Brown.
Las manos de Louis agarraron su abrigo, enderezándolo con una fuerza sorprendente.
—¡Espera! ¡Ayuda, por favor! —Harry gritó, la adrenalina corriendo por sus venas. Estiró el brazo hacia Louis.
La mano de Louis agarró la suya, guantes contra dedos sudorosos. Miró a Louis, esperando ver terror en su rostro, pero encontró una calma dulce, a pesar de la alarma en su voz.
—Aguante conmigo. No lo dejaré caer —susurró Louis.
Harry sintió la verdad en esas palabras, la promesa que rompía el caos de la noche. La conexión entre ellos se intensificó mientras Louis sostenía la vida de Harry en sus manos.
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Titanic: Love Will Remember (Larry Stylinson)
FanfictionTITANIC: Love Will Remenber Harry Styles está atrapado en un compromiso con una mujer que no ama, pero en un fatídico viaje a América en el Titanic, el barco de los sueños, conocerá a Louis Tomlinson, una persona que cambiará su vida y le demostra...