"Parece que esto va llegando a su fin. Hemos cruzado los Caminos de la Soledad y hemos salido ilesos de la cueva. Tengo las flores que necesito (incluso más de las que eran necesarias). Sigo respirando. Sin embargo, dada mi reciente suerte tengo la sensación de que esto está lejos de terminar..."
Recorrimos los pasillos de la cueva en dirección a la salida en silencio. Ahora podíamos ir los tres juntos y sin miedo a que nos ocurriese algo como al entrar. De todos modos, la tensión que se percibía entre los tres se podría haber cortado con un cuchillo.
Tess y Kyres se rehuían la mirada, como si estuviesen nerviosos o preocupados. Ese sencillo gesto me hacía sentirme ignorada, como si ellos estuviesen jugando a un juego del cual yo desconocía las reglas. De no ser porque nuestro viaje estaba a punto de terminar, seguramente habría explotado. Pero en su lugar me mantuve callada, con la mirada fija en el suelo y los brazos cruzados. Lo cierto es que no me encontraba bien. Tenía miedo. Miedo de que algún imprevisto nos asaltase ahora y destruyendo todo el progreso que había hecho en los últimos días.
En general, se me daba bien plantar cara a los problemas. Confiaba en mis cualidades y en mis poderes para enfrentarme a los más temibles enemigos y salvar a las personas que me importaba. Sin embargo, los imprevistos, esas cosas que parecen que caen del cielo para perturbar tu estabilidad... eso era harina de otro costal. Al fin y al cabo, ¿Cómo te preparas para lo imprevisto? ¿Para lo desconocido? Suponía que habría alguna habilidad que se refiriese a saber controlar lo imprevisible, a ser alguien con multitud de recursos. Puede que durante un tiempo yo hubiese sido alguien así, como cuando tuve que enfrentarme a Tess por primera vez. Pero por algún motivo, había dejado de ser esa persona. Quizás porque este último imprevisto había sido la gota que colmó el vaso de mi resistencia. Quizás ya no podía creer que hubiese una sola cosa en mi vida que no fuera a verse alterada de manera inesperada. Quizás, sencillamente, no había nada que fuese a permanecer para siempre.
Justo cuando nos quedaban unos minutos para terminar de salir, fijé mi mirada en Tess y pensé en ella. Hacía tan solo media hora había vislumbrado la posibilidad de que me ocultase algo y dada su extraña actitud, seguía considerando esa idea. ¿Estaba en lo cierto o mi paranoia me impedía pensar con claridad? Sabía por experiencia que confiar en las personas era algo tremendamente difícil porque, quien más y quien menos, oculta secretos bajo capas y pliegues de mentiras, carisma o un falso buen carácter. Mi hermana era alguien así, sin ir más lejos.
Pero así es la vida a veces, ¿no? Si no me hubiese arriesgado con ciertas personas, probablemente nunca hubiese conocido como conocía a Kevin o a JJ. Era ingenuo pensar que las personas nunca nos harán daño, por mucho que las queramos y seamos buenos. Pero, de una forma u otra, era más sano arriesgarse que encerrarse. Solo debía volver a aprender a manejar imprevistos.
Para cuando salimos fuera de la cueva, me sentía más optimista. El día había clareado un poco y en el cielo se distinguía algo más que nubes.
─¿Y ahora qué? –preguntó en voz alta Tess de repente.
─Bueno –suspiró Kyres paseando la mirada de un lado a otro─. Aquí no funciona la magia de teletransportación ni nada similar. Así que creo que lo mejor será que descendamos un poco, hasta llegar a un punto donde el efecto inhibidor de...
Las palabras de Kyres quedaron ahogadas por una estruendosa risa masculina que parecía salida de la nada. Y en parte, así había sido.
Como si una mano invisible estuviese pintando el entorno, justo enfrente de nosotros, se aparecieron varias figuras armadas y de aspecto amenazante, dos de las cuales conocíamos muy bien. El príncipe Cálido, Jalen y la bruja Melyn junto con varios guardias que supuse por las armaduras escarlatas, debían pertenecer a la guardia de la familia real. Su presencia allí era la prueba que necesitaba para saber que los dos estaban en el ajo, como ya habíamos sospechado en su momento.
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La Hechicera: Tiempos Oscuros
Paranormal3° PARTE Tras la tormenta que a finales de verano asoló Santa Bárbara, las vidas de Tara, Kevin y JJ están más ajetreadas que nunca. Los tres han querido aprovechar al máximo su penúltimo curso del instituto. Eso no implica que Tara haya olvidado qu...