"ME ABURRO COMO UNA OSTRA... Tara, cálmate. Ya queda poco y hoy nada puede amargarte el día. Hoy es tu día y punto. Así que, ¡ánimos arriba!"
Una clase de sustitución es por norma general aburrida. Sí, puedes dedicarte hacer los deberes, leer, charla con tu compañero o incluso ponerte a hacer cualquier cosa con el móvil. El problema viene cuando no tienes deberes, ni lectura, el móvil a punto de morir y un profesor de sustitución que amenaza con castigarte como muevas los labios.
Aquel día de primeros de mayo, mi profesora de mates estaba enferma y casualmente, el único que podía cumplir la sustitución era mi profesor de biología, el Señor Farrow (o Míster Pasa Amargada, como lo llama mi encantadora mejor amiga Jennifer James, alias JJ). Durante los últimos meses, Farrow estaba incluso más amargado de lo normal. La mayoría de mis compañeros de clase lo achacaban a que tenía más trabajo de lo normal o que su hipotética mujer le había pedido el divorcio. JJ y yo le conocíamos muchísimo más que el resto de alumnos. Incluso podría decirse que era un hombre majo. La cuestión es que nosotras, pensábamos que ese estrés se debía a su otro trabajo. Farrow era algo así como un súper agente secreto de una división secreta del gobierno estadounidense: la Organización de Estudio Paranormal u O.E.P, para abreviar. Dicha organización llevaba años ocultando ciertas actividades de individuos de otro mundo y él dirigía la división que había en la costa Oeste desde aquí, Santa Bárbara.
¿Y cómo sabíamos JJ y yo todo esto? Bueno yo no era una persona muy corriente. Ni mucho menos. Hacía ya casi un año se me reveló que había recibido una herencia extraordinaria y no me refiero solo al colgante con la estrella y a sus cinco brillantes cristales (rojo, verde, azul oscuro, blanco y azul claro). Yo era la última descendiente de una larga estirpe de mujeres con grandes habilidades relacionada con los cuatro elementos naturales. Al ser la última controlaba los cuatro y no tardé en descubrir que tenía un quinto poder todavía más singular: podía crear portales que conectasen la Tierra con otra dimensión, donde se encontraba el mundo de Mysticland. Allí vivían los Hijos de la Calidez y los Hijos del Frío y con las dos razas había tenido algún que otro encontronazo... ¿Qué quien soy yo? Mi nombre es Tara, Tara Miller. ¿Y mi otra identidad secreta? ¿Esa que viste de negro y ayuda de vez en cuando a los ciudadanos de la ciudad en la que vivía? Una de las personas que más me importan se encargó de darme el nombre prefecto: La Hechicera. Sencillo y al mismo tiempo, imponente.
-Tara -me llamó JJ con un susurró-. Se me ha ocurrido algo para matar el tiempo.
La miré de reojo y por como alzaba las cejas, supe que no era una buena idea.
-A ver... dime.
-Es un juego muy sencillo. Yo te digo un objeto o un animal y tú intentas hacerlo... con agua.
Es decir, con mis poderes.
-¿Estás loca? Alguien me podría ver.
-¡Oh, vamos! No seas tonta. Estamos en la última fila y los de nuestra derecha llevan media hora jugando un "intensísimo" torneo de tres en raya.
Suspiré con resignación. Era de lejos una idea mala, pero el aburrimiento me estaba matando y necesitaba ponerle remedio lo antes posible. Así que terminé aceptando. JJ casi daba saltitos de alegría.
-Vale, ¡pues empecemos! A ver que se me ocurre... haz... un patito.
Suspiré resignada e hice lo que lo que me pidió. Era algo relativamente simple. Solo tenía que pensar en la forma del animal e invocar mi poder del agua. Por debajo del pupitre, extendí mi mano y apareció una pequeña esfera de agua. JJ, aunque me había visto mil veces hacer cosas todavía más increíbles, seguía dejando escapar un suspiro de asombro (seguramente debido al particular brillo azul oscuro que desprendían mis ojos). En apenas unos segundos, teníamos ante nosotras un patito perfectamente reconocible y hecho de agua.
ESTÁS LEYENDO
La Hechicera: Tiempos Oscuros
Paranormal3° PARTE Tras la tormenta que a finales de verano asoló Santa Bárbara, las vidas de Tara, Kevin y JJ están más ajetreadas que nunca. Los tres han querido aprovechar al máximo su penúltimo curso del instituto. Eso no implica que Tara haya olvidado qu...