A una puerta de distancia del amor.

Capítulo 12.

Siento decir que en este capítulo, no todo va a ser bonito y alegre...pero para compensarlo, ¡Hoy toca capítulo doble! Que disfrutéis.

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Anna ha pasado toda la semana intentando averiguar de todas las maneras posibles cuál es la sorpresa que llevo preparándole desde el fin de semana pasado. Pero obviamente no he cedido a explicarle nada, incluso cuando se pasó una tarde entera suplicándome entre adorables pucheritos. Fue a dar en mi punto débil, pero como pude, lo resistí.

Saber cuánto va a gustarle la sorpresa me da más fuerzas para resistirme a sus trampas adorables.

Cuando finalmente consigo decidirme por la ropa que voy a ponerme, le mando un mensaje a Anna para avisarle de que se vaya preparando para salir ya.

Me pongo los pantalones, mi sudadera celeste favorita, y me dirijo al baño para lavarme los dientes y trenzarme el pelo.

Vuelvo a la habitación, me pongo los botines negros, y meto en el bolso la cartera, las llaves de casa y el móvil,

Me dirijo a la entrada y antes de salir me miro al espejo para colocarme bien mi rebelde flequillo.

Al salir por la puerta los brazos de Anna me rodean, pillándome completamente desprevenida, la estrecho contra mi cuerpo y al separarnos un poco le doy un tierno beso en los labios.

''Creo que alguien está ansiosa por descubrir su sorpresa.'' Le digo, mientras estrecho sus mejillas con las manos.

''Ay, deja de chincharme.'' Me da pequeños golpes en las manos para que le suelte las mejillas, y yo finjo indignación cruzándome de brazos.

''Vaya...Si no estás emocionada por la sorpresa mejor nos quedamos en casa.''

''Nooo, era broma cariño, quiero verla, ¡Vamos!'' Su reacción hace que me de un ataque de risa.

''Vale, vamos ya entonces.'' Entrelazo nuestras manos y vamos hacia el ascensor.

Una de las ventajas de que Anna sea nueva en la ciudad es que puedo llevarla a cualquier lugar para sorprenderla, ya sea para una cita, o para enseñarle algún lugar bonito, y que ella no sospeche nunca hacia dónde nos dirigimos.

El lugar al que vamos está relativamente cerca, así que vamos caminando. Se nota que Anna está nerviosa, ha comenzado a acelerar el paso como si supiera a dónde vamos. Se me escapa la risa sin poder evitarlo.

''¿De qué te ríes?'' Dice Anna, parando en seco y mirándome indignada.

''De que parece que seas tú la que nos está guiando a las dos.''

''Vale, pues ahora vas a tener que llevarme a rastras, listilla.''

''¡Já! Que te lo has creído, si quieres ver la sorpresa vienes por tu propio pie.'' Sigo caminando, me giro para ver si me sigue pero ella me mira indignada con los brazos cruzados.

Cuando Anna ve que no voy a parar de caminar bufa y finalmente me sigue hasta legar a donde estoy yo.

''Pff, tienes suerte de que la intriga pueda conmigo.'' Dicho esto, se engancha a mi brazo y ambas seguimos caminando.

Antes de doblar la esquina de la calle a la que nos dirigimos, cubro los ojos de Anna con las manos.

''¿Estás preparada para ver tu sorpresa?''

''Por supuesto que sí.'' Lentamente destapo sus ojos, mostrándole la entrada del refugio de animales.

''La semana pasada me llamaron para decirme que hay un chiquitín que necesita un hogar, y creo que tiene muchas ganas de conocerte.''