Capítulo 15.

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POV Anna.

El tiempo pasaba volando, y ya solo faltaba una semana para que se inaugurase mi exposición.
Ya habían pasado casi dos meses desde que me mudé al piso de Elsa, y creo que ha sido la mejor decisión de mi vida. Con ella cerca estoy siempre tranquila...dentro de lo posible que pueda ser eso posible con toda mi hiperactividad.
Pero lo mejor de todo, con ella cerca, estoy siempre inspirada. La primera semana que estuve aquí terminé todos los cuadros que me faltaba por terminar, quedándome el resto del tiempo para buscar trabajo sin descanso, pero Elsa me convenció de que me tomase un tiempo para descansar, aunque fuera solo hasta después de la exposición.

Acepté a regañadientes. Pero después de todo lo que había pasado con mis padres...estaba mentalmente agotada, y Elsa tenía toda la razón, necesitaba un buen descanso.

Mientras Elsa ha ido con 'Zel esta mañana a dar una vuelta, yo he aprovechado para pintar un poco, pero sin ella cerca es un poco frustrante no poder estar inspirada del todo.

Aunque por suerte no tengo trabajos que entregar esta semana en la universidad necesito mantenerme ocupada, la exposición está poniéndome de los nervios, y cuanto más avanzan los días, más nerviosa me pongo.
Me sabe mal por Elsa, si ya de por sí debe de ser horrible aguantarme con lo nerviosa que soy, tiene que ser mil veces peor aguantarme estos días.

Al final acabamos convirtiendo la habitación de invitados en un estudio para que pudiera trabajar tranquila. Normalmente estaba acostumbrada a pintar en cualquier parte de la casa, Cuando llegaba la inspiración no importaba dónde estuviera, pintaba sin importar nada más. Per Elsa tuvo una idea brillante, dejó en el estudio la cama que ya había en la habitación, que al ser una cama individual tampoco me quitaba mucho espacio, y así cuando necesitaba tener a Elsa cerca, ella se quedaba sentada en la cama leyendo, o simplemente viendo como pintaba. Que usualmente eran retratos de ella...por no decir la gran mayoría de ellos.

La mañana se me está haciendo realmente pesada y agobiante sin ella, la verdad. Al mirar el reloj veo que son solo las doce del mediodía, no hace ni dos horas que Elsa salió con su prima. Pero ya se siente como haber estado separadas toda una eternidad.

Me meto en el estudio para evadirme de todo. La habitación de invitados, ahora estudio, es la más luminosa que hay en toda la casa, y tampoco es muy pequeña, solo tiene unos metros menos que la habitación de Elsa...que ahora es nuestra habitación, aunque aún me suene raro decirlo. Tengo espacio más que suficiente para todos mis materiales y cuadros. Pongo un lienzo sobre el caballete, preparo todas las pinturas, cojo un pincel y me quedo mirando el lienzo en blanco por un segundo antes de ponerme a pintar, y cómo no, para hacer otro retrato de Elsa.

No puedo evitarlo, cuando no tengo nada en concreto que pintar y dejo que mis manos vayan solas, es como algo automático, como si mis manos plasmasen lo único que siempre quiero ver.

Creo que lo que más me gusta de pintar es la manera que pudo evadirme de la realidad, y de la manera en la que puedo expresar mis sentimientos y mis emociones a través de mis obras, de cómo puedo decir con pinturas todo aquello que me es imposible decir con palabras. Y me parece que todos los que vayan a ver mi exposición lo podrán comprobar perfectamente...

Al escuchar las llaves de Elsa miro el reloj, y me percato de que he estado cerca de dos horas pintando. Dejo el pincel dentro del bote con agua y salgo corriendo a recibirla con un abrazo.

''¡Elsa, te he echado tanto de menos!'' Le digo intentando aguantarme la risa mientras finjo que estoy llorando. Pero realmente la había echado de menos a más no poder.
Elsa me estruja contra ella riendo. Si algo me encanta, es hacerla reír. Su risa debería estar prohibida, es como una droga para mí, incluso su risa supera la palabra perfección. Ella en sí es mucho más que perfecta.

A una puerta de distancia del amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora