Prólogo.

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7 años antes.

Mia.

-          Los he visto más rápidos en el geriátrico. –grito girándome entre la multitud. Alec me mira y frunce el ceño haciéndose el enfadado, aunque sé que es todo mentira, no suele enfadarse conmigo aunque lo merezca.

-          No deberías meterte con gente de la tercera edad, ya sabes que ellos pueden ser los más agresivos en este tipo de eventos y no queremos que una ancianita enfadada golpee tu bonita cara. –me sonríe, con esa sonrisa que hace que todas las chicas del instituto babeen manchando el suelo y yo solo pongo los ojos en blanco y le espero colina arriba.

Hoy es el último día de agosto en Blackley, y como todos los años se celebra la fiesta del fin del verano. Es el evento más importante y comentado en todo Blackley no solo porque es de las pocas fiestas que se celebran aquí, sino porque este año toca la banda de Alec, mi maravilloso y estúpido novio, a partes iguales.

Le sonrío a Alec que viene detrás de mí con la cesta de picnic diligentemente y sin oponerse, él me devuelve la sonrisa, deja la cesta en el suelo y se lanza hacía mí cogiéndome en brazos y dándome vueltas que atraen la atención de la multitud, que nos observa divertida, aunque me da igual. Quiero a este chico, aunque sea así de impulsivo, es la única persona sin la que –literalmente- no puedo vivir y me gusta que sea así, que me sorprenda con cada cosa que hace. Eso hace que mi vida nunca sea aburrida.

Conocí a Alec cuando tenía quince años, íbamos a institutos separados, yo iba al instituto del pueblo y él al de la ciudad, así que tardamos en conocernos. Me lo presento mi amigo Abraham, al que le debo la vida por haberlo hecho.

Fue en un concierto de Avril Lavigne. Aún me burlo de Alec por asistir a ese concierto ya que él no ha admitido todavía que le gusta Avril, aunque sé que miente ya que fue a ese concierto y si no recuerdo mal se la paso con una sonrisa bobalicona las 2 horas y media que duró, pero él sigue diciendo que su voz es chillona y su pelo ridículo. He de estar de acuerdo con él en lo del pelo.

Pues después de ese concierto en el que ambos disfrutamos como locos, me invitó al cine. Ya lo sé, es muy obvio. Chico invita a chica al cine, se besan y ya son novios, pero nuestra cita no fue tan convencional. No. A nosotros nos echaron del cine. Síp, nos echaron ya que varios espectadores se quejaron de las risas que provenían de nuestra fila y que salían de nuestros labios, pero en mi defensa diré que fueron sumamente exagerados, nos reíamos por el absurdo de la película. Era realmente patética, y los dos hacíamos los mismos comentarios sarcásticos en las mismas partes exactas. Creo que fue a partir de ahí cuando me empecé a enamorar de él.

Un poco más tarde me dio mi primer beso, que tampoco fue muy convencional. Fuimos a dar un paseo en caballo, ya que su padre tiene una granja que tiene bastantes de ellos, y cuando estábamos subiendo por las colinas que hay detrás del instituto público, el caballo me tiró al suelo haciendo que aterrizara en un charco lleno de barro. Fue muy humillante, creí que iba a cortar conmigo en ese mismo momento, pero lo que hizo fue reír hasta que las lágrimas le resbalaban por la cara y luego acercarse a mí, limpiarme con la mano el barro que había impregnado mi cara y decir ´´Guarda esto en tu memoria, Indiana Jones. Yo lo haré toda la vida'' y me besó. Y puedo decir sin miedo a equivocarme que en ese momento supe que sería el amor de mi vida. Aun me ruborizo cuando pienso en ese beso, y sé que él también lo hace.

Un mes después, en el día de San Valentín, se declaró formalmente cantándome una balada, en mi instituto, delante de todos. Ese hecho le ha costado su reputación para siempre en el pueblo pero a él le dio igual. No paró de cantar en ningún momento, lo que me pareció adorable, y me dijo que me amaba. Eso no me cabía duda. Podía ver como me miraba, con la pasión con la que me besaba, el cariño con el que me ayudaba en todo. Aunque eso sí, nos peleábamos continuamente. Mucho. Demasiado. Los dos somos muy parecidos, pero también bastante diferentes y eso nos hace chocar continuamente. Pero al final él siempre da su brazo a torcer y me pide perdón, muchas veces me siento mal, incluso culpable, pero en el fondo sé que a Alec no le importa darme la razón.

A Finales de Verano.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora