Capítulo 7. Venganza.

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JASON.

Nunca me había sentido tan tranquilo como en el momento en el que me acuesto en mi cama. Los acontecimientos de hoy me han dejado bastante cansado.

Sus ojos, sus malditos ojos me persiguen aunque este a cientos de kilómetros de ella y eso debería ser ilegal, tener unos ojos con la capacidad de torturarte la mente, pero Mia James no conoce de límites.

Me levanto de la cama en busca de algo que ponerme para dormir, no es que la idea de dormir con la ropa llena de mierda roja no me emocione, pero no sé algo en mí me incita a tomar una ducha. Cojo mis pantalones de pijama, un bóxer y entro en el baño dejándome caer bajo la cascada de agua caliente.

Siempre una ducha ha sido mi mejor consejera en momentos de necesidad pero en este momento no me esta siendo muy útil. Bueno, la verdad es que jamás me ha ayudado en lo que a Mia se refiere, y eso es muy jodido.

Este masoquismo al que me he estado enfrentando en estos siete años pensando en ella tiene que acabar, no puedo estar de esta manera depresiva por una chica que nunca me ha querido. Es completamente absurdo.

Diez minutos después salgo de la ducha y me coloco una toalla alrededor de la cintura. No es que me importe que alguien me vea desnudo, ya que puedo decir que estoy orgulloso de mí mismo, pero a mi compañero de habitación no le va a hacer mucha gracia ver a mi amiguito a estas horas de la noche. Aunque ahora que lo pienso, no ha llegado aun.

Es raro que Joe no esté aquí a las dos de la mañana. Este chico es del tipo, estudio todo el día y me acuesto a las diez, pero hoy al parecer se ha saltado su norma sagrada.

Me despojo de la pequeña toalla y me pongo el bóxer y los pantalones, para luego hundirme en mi cálida cama.

No es difícil que el sueño me lleve con él ya que esto exhausto. Ni después del calentamiento especial del martes me había sentido tan cansado y eso es un record para mí. Cierro los ojos y me permito conducir mi mente hacía una chica con ojos verdes.

Un sonido me despierta de golpe y con los ojos entrecerrados. Me incorporo en la cama para ver a una figura que se mueve en la oscuridad de la habitación. Parece que ha tirado algo y está agachado recogiéndolo. Al levantarse se da un golpe con la mesita de noche y lanza un grito seguido de la palabra coño.

Estiro la mano y presiono el interruptor de la luz, dejando a la habitación sumida en un brillante resplandor.

Joe mira con ojos entrecerrados a la luz y luego me mira a mí. Me sonríe y en ese momento sé que está borracho o por lo menos bastante ebrio.

-          ¿Tan pronto aquí? –dice aproximándose a su cama. Se recuesta en ella –Pensaba que tenías una fiestecita.

Me levanto de la cama y me siento a su lado. Él me mira con una sonrisa bastante sospechosa.

-          ¿Qué has tomado? –pregunto mirando a sus ojos enrojecidos. Él solo se encoge de hombros y se sienta contra el cabecero de la cama.

-          Nada que tú no hayas tomado antes.

-          Hablo en serio. Podría pasarte algo si tomas cosas sin precaución, ¿qué has tomado?

-          No me digas… ¿Enserio? –me mira y luego lanza una carcajada, pongo cara de póker -¿JB dándome consejos sobre como beber o tomar drogas? Que apropiado…

Doy un golpe en la pared de escayola, causando que Joe me mire con miedo y que la pared se hunda levemente. Recojo mi puño y lo agito, eliminando los restos de pintura de mis nudillos.

A Finales de Verano.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora