Capítulo 15. El fin de lo nuestro.

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JASON.

Salgo del hospital todo lo rápido que puedo porque sé que como me quede allí un segundo más voy a matar a Alec. Y eso no va a ser nada divertido.

¿Qué acaba de pasar ahí dentro? ¡Joder! ¿Mia acaba de dejarme por Alec? ¿Otra vez? Me acaba de clavar un puñal en lo que me quedaba de corazón y no puedo expresar con palabras lo que me duele ahora mismo.

Nunca debí fijarme en ella. Desde el momento en que la conocí ha sido un problema. Su sonrisa es un problema. La forma tan bonita en la que ríe es un problema. El hecho de que la necesite aunque me haya hecho todo este daño es el mayor problema. Porque ahora mismo sé que aunque me haya destrozado el alma hace solo unos minutos, volvería a ella sin dudarlo si me llamara y eso es penoso. Es penoso que la necesite tanto. Es horrible que sea tan sumamente gilipollas en todo lo que respecta a ella.

¿Por qué me ha tratado así? ¿Por qué después de todo, después de lo que pasó ayer entre nosotros? Por Alec…

La rabia me consume y le doy una patada al cubo de basura que está enfrente mía, provocando las miradas de preocupación y enfado de algunas personas que se encuentran en la entrada del hospital. Por la mirada que les doy apartan sus ojos de mí y los centran en sus asuntos. Mejor así.

No sé que hacer. Por una parte, entraría y golpearía al cabrón de Alec hasta la saciedad y por otra, cogería a Mia y me la llevaría muy lejos para que él no pudiera acercársele un metro.

¡Joder! ¡Contrólate Jason! Has tenido siete putos años para superarla, ¡Supérala ya!

-          Jason –me giro ante la voz y veo a Abraham que me mira con preocupación y con… lástima.

-          ¡No quiero que me mires de esa jodida manera, Abra! –grito alejándome de él y caminando por la entrada hasta el aparcamiento.

Siento como me sigue y yo simplemente lo dejo pasar, no quiero armar bullicio en la entrada de un hospital. Hay gente peor que yo y debo respetar eso.

La mano de Abra me aprieta el hombro, obligándome a parar. Lo miro con ganas de golpearlo. Sé que no tiene la culpa de nada pero ahora mismo mataría a quien fuera que se cruzara en mi camino.

-          ¡No estoy mirándote de ninguna forma! ¡Deja de hacer el gilipollas, Jason!

-          ¿Gilipollas? –aprieto las manos -¡Me acaban de romper el corazón ahí dentro, Abra! Tengo derecho a sentirme como me de la gana.

Intento caminar pero su mano sale disparada a mi muñeca.

-          No estoy para gilipolleces. –no suelta mi muñeca -¡Suéltame ya, Abraham!

Sé que me estoy pasando con él pero no puedo evitarlo. No puedo evitar sentir como me siento y eso es lo más jodido que me está pasando.

-          Escúchame Jason –yo asiento y me suelta la mano a regañadientes – No sé por qué Mia se ha comportado de esa manera aunque te aseguro que Alec ha hecho algo para que ella te tratara así.

-          No me digas –mi voz exhuma sarcasmo –Ella le ha creído sin siquiera escucharme.

-          ¡Su mejor amiga está en el hospital, entiéndela! –sé que está igual de desesperado que yo –Aunque eso no disculpa la manera tan… desagradable con la que te ha hablado. Tampoco me ha escuchado a mí, solo a él.

Asiento y me siento en la fría acera. Abraham me sigue.

-          Jason, ¿quieres un consejo? –asiento –Olvídala. –bufo.

A Finales de Verano.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora