La joven pareja se sentó en el reservado al fondo del restaurante, junto una ventana que daba a la playa, que estaba realmente hermosa a la luz de la luna. Lizzy se sentó frente a Alex quien había retirado la silla de la joven para que se sentara. - Gracias - dijo ella. - Un placer- dijo, sonriendo. Se quedaron mirando un largo tiempo a los ojos, sin decir nada, en silencio. Pero no era un silencio incómodo... era un silencio de no hace falta decir nada. El camarero llegó para anotar el pedido. Una vez pidieron, se dedicaron a hablar, para ir conociéndose. -Mira te voy a contar una anécdota muy divertida, de cuando yo era una niña. -Venga, cuéntame-me sonríe y se le forman dos hoyuelos. -Estaba un día con mis padres dando una vuelta por el centro de la ciudad, era un bonito día de invierno y faltaba poco para la nevada anual-le miro con ojos brillantes-adoro la nieve y el mar. -Unos gustos contradictorios. -Si bueno, pero no nos vayamos por las ramas que me pierdo. -Normal, no eres un mono...bueno mona-dice con mirada picara. -Enserio, tu sentido del humor es retorcido-sacudo la cabeza divertida. -Lo mismo puedo decir del tuyo, que es peor aun por las bromas que has hecho-le guiña un ojo-bueno venga cuéntame la historia que tengo curiosidad. -Está bien-miro por la ventana y dejo que mi mente viaje al pasado-Estaba el cielo despejado y no hacía demasiado frío, mis padres y yo nos sentamos en una cafetería para tomar un chocolate caliente y allí había una familia con un crío de mi edad supongo, era muy mal criado y estaba llorando porque no le compraban otro coche nuevo y tenia uno al lado nuevecito. Más tarde el destino quiso que me lo encontrara de nuevo, pero adulto, y era un incordio y un chulo. -Pues vaya idiota, parece. -Parece no, lo es, o lo seguirá no lo sé, hace tres años que lo perdí de vista gracias a dios-dice mientras Alex sonríe. - Bueno, ya que tú me has contado algo, sería justo que yo lo hiciera también. - Me gustaría oírla- dice ella, sonriendo.- Aunque seguro que no es tan divertida como la mía. - La mía quizás sea más... entrañable. Hace tiempo... quizás tendría doce años más o menos... cuando solían obligar a los estudiantes a participar en obras de teatro escolares... - No me hables de esa época- dice ella, resoplando.- Lo odiaba. - No me interrumpas, querida- dice él, imitando un acento inglés.- El caso es que cuando finalizó la obra, mis amigos y yo nos cambiamos de ropa y tal, y seguimos viendo el resto de obras, para... me avergüenza decirlo, reírnos. Tocaba la obra de La Bella Durmiente, y nos estuvimos riendo hasta que vimos a Aurora, la princesa... WAW... si la hubieras visto... Pero todos siguieron burlándose de ella, y yo me enfadé y pegué al que era mi mejor amigo... me expulsaron del salón de actos, y cuando quise hablar con ella, me dijo que no le gustaban los niños bestias... Desde aquel día y durante mucho tiempo, intenté llamar su atención, sin obtener nunca respuesta... al menos la que esperaba. Llevo... pues creo que hará 3 años que no la veo. - Lo siento- dice ella, cogiendo su mano. - No importa... Conozco a alguien mejor que ella. – sonríe Tras esto salen a bailar, mientras llega la cena. Todo el restaurante está pendiente de ellos. Lizzy apoya la cabeza en el hombro de Alex, mientras deja que la guíe por la pista. Nunca se había sentido tan cómoda con un chico... era como si fuera ella misma... Alex sonrió tímidamente... su corazón latía con fuerza, se sonrojó ligeramente, tragó saliva y dijo: - Oye, ¿sabes qué? No eres para nada como las demás chicas. - ¿Ahora te das cuenta?- dice en broma. - Antes dijiste que conocería a alguna otra chica... - Si- dijo ella. - No quiero conocer a otra... Quiero conocerte a ti. Y me gustaría seguir viéndote fuera de aquí, en casa. Levanta la cabeza y lo mira a los ojos durante unos largos segundos o eso le parecen a él que la mira intrigado. -No creo que sea...posible. -¿Por qué? -Viajo mucho por trabajo y... -Amigo, ¿me deja bailar con esta preciosidad?-le interrumpe Òscar. -Oscar, ¿qué quieres? -Bailar querida-sonríe malévolamente. -Creo que no amigo, está conmigo. -Cállate idiota y esfúmate-dice con tono amenazante. Oscar golpea con el codo a Alex, tirándolo al suelo y coge con fuerza a Lizzy. - Oscar, ¡ya puedes soltarme ahora mismo! ¿No tenias una cita? - Me ha dado plantón... dice que soy un borracho obsesivo y agresivo... pero esta noche tenía una idea en mente y pienso cumplirla, me da igual si con ella o contigo- dijo mirándola lascivamente - ¡He dicho que me sueltes! - dice ella, dando una bofetada a Oscar, quien la suelta y se la devuelve. En ese instante, Alex placa a Oscar cayendo los dos al suelo. - La señorita te ha pedido que la dejes en paz, capullo. Hazle caso, o no respondo de lo que puede pasar. -Mira idiota, no te metas en esto que no te incumbe. -Resulta que sí, es mi cita-le fulmina con la mirada. -Lizzy, ¿cómo es posible que estés con este idiota? -NO te importa, lárgate. Oscar se quita a Alex de encima y se pone cara a cara con ella, la coge y se la cuelga en el hombro mientras ella patalea por soltarse. Alex corre hacia ella, pero Oscar es rápido y de un golpe lo deja inconsciente y tirado en el suelo. -¡No!-exclama ella preocupada por el chico. La gente del restaurante intenta socorrer a Lizzy pero Oscar es muy rápido. Al principio podían oír a la joven gritar pero enseguida sus gritos se vieron ahogados. Ya no había más ruido que el silencio de la noche... Alex despertó a los pocos minutos, desorientado, pero enseguida recordó todo. - ¿Donde están? - Han huido por allí- le responden dos jóvenes escritores, Ellos estaban cenando aquella noche allí, celebrando el éxito de un libro que escribieron juntos. Ambos eran apuestos, e iban elegantemente vestidos. Ella vestía un hermoso vestido rojo, y él un esmoquin. Alex salió corriendo, y los escritores corrieron tras él, dispuestos a ayudarlo. **** Lizzy estaba apoyada contra un árbol, maniatada y amordazada por un trozo de cinta. Oscar la acariciaba y besaba su cuello... ella lloraba intentando soltarse. - No sé como podías estar con ese capullo estando yo a tu disposición, querida... Empezó a tocar su pierna, y la mano subía lentamente... cuando una enorme piedra golpeó la cabeza de Oscar. Mientras gritaba, con la mano apoyada en la herida, buscó a su agresor. Era Alex. Y no venia solo. -¿¡Qué demonios quieres imbécil?! ¿No ves que estoy ocupado con esta belleza? -Sí, pero resulta que esta belleza está contigo contra su voluntad y he venido a liberarla. -Lydia esto se está poniendo feo-susurra Rafa a su acompañante. -Lo sé, creo que deberíamos intervenir. -No, no ves que ese tío es peligroso y además esta borracho... -Un borracho que le gustan las chicas-le guiña un ojo y camina hacia Òscar. -No te acerques muchacho-le susurra la escritora a Alex. -No te acerques o le retuerzo el cuello. -Guapo, ¿y porque no te vienes mejor conmigo y pasamos un buen rato?-sonríe sexy para atraerlo y funciona. En cuanto llega a su lado ella le da una patada tumbándolo en el suelo y poniendo el tacón en su cuello. -Si te mueves acabas muerto. La mira con miedo y asiente, aunque en sus ojos reluce el reconocimiento de quien es ella, luego Alex se acerca a Lizzy y la desata abrazándola. Lizzy se acerca a Oscar, hace un gesto a Lydia para que se aleje de su raptor. Entonces Lizzy arrea una patada a Oscar haciendo que se desmaye y el escritor se acerca a su socia para felicitarla. - Bien hecho, Lyd. - Gracias, Rafa. No sabes lo bien que me ha sentado. - Podías haberme dejado un poco- dice sonriendo. - Voy llamando a la policía- dijo ella, tras darle un leve golpe en el hombro a su socio. Mientras tanto, la joven pareja se aleja, ella abrazada a Alex, mientras él tiene su brazo sobre sus hombros. - Podría haberlo tumbado, pero me inyectó algo que me paralizó... - No dudo que podrías haberlo hecho, pequeña. No tengo ninguna duda. Llegaron al hotel, y Alex acompañó a Lizzy a la puerta de su habitación. - Gracias por todo- dice ella, y le da un beso en los labios. Entró en su cuarto, y mientras Alex se dirigía al suyo, una enorme sonrisa se dibujó en su rostro. Los escritores se marchan juntos a sus habitaciones cuando viene la policía y se lleva a Óscar. Por el camino hablan sobre lo que ha pasado y la pena de que no metan al borracho en la cárcel por lo que ha hecho. Cuando están llegando a sus habitaciones se encuentran a Alex que camina sonriendo a su habitación. -Hola muchas gracias por ayudar a mi amiga-le dice sonriendo a Lyd. -No hay de qué, pero él no irá a la cárcel…-dice Rafa. -¿Os venís a tomaros algo y charlar un rato? -Chicos yo me voy a descansar, que os divirtáis...-se aleja mientras los dos chicos se la quedan mirando con la boca abierta. -Menuda chica... -Estoy de acuerdo-sacude la cabeza Rafa-¿vamos a tomarnos algo? -Si vamos, que la noche aun es joven. Los dos chicos se marchan hacia el bar a tomarse unas copas entre colegueo, como si se conocieran de toda la vida. -Dime, Rafa. ¿Cómo conociste a tu compañera? - Fue hace unos tres años, estaba escribiendo un blog, y ella también y empezamos a hablar, nos caímos bien, y decidimos escribir algo juntos. - Parece una chica genial. - Lo es- dijo el escritor, dando un sorbo a su bebida.- Y tú, ¿cómo conociste a tu amiga? - Fue hace una semana y poco, cerca del aeropuerto. Estoy de vacaciones, ya llevaba aquí unos días, la vi, y quise conocerla. Y entre tú y yo, provoque un encuentro chocando con ella. Pero me pase un poco, ella estaba despistada, y cayó al suelo. Dios, qué vergüenza- dice sonriendo- Pero hay bastantes cosas que tenemos en común. - ¿Te gusta?- dice Rafa, dando un ligero golpe con el codo a su nuevo amigo. Alex se sonroja.- Dale una sorpresa, algo especial. Entonces Alex ve un cartel al fondo del bar. Había un concurso de surf. No hacía falta dar nombres, solo comprar una especie de pase. -Seguro que esto le encanta-tras eso fue a comprar dos participaciones. - Espera, avisare a Lyd, a ella seguro que le encanta la idea. -Bueno voy contigo a buscarla, ¿a ella le gusta el surf? -Sí, creo que sí. -No me esperaba su intervención antes, mujer de armas tomar-le da un codazo en el brazo de broma. -Pues sí. Llegan a la habitación de la escritora y llaman suavemente para no despertar a los demás residentes. Los dos chicos estaban un poco alegre por haber bebido unas cuantas copas. La joven sale a la puerta ataviada con un ligero camisón y con cara de sueño y pocos amigos. -¿Se puede saber qué hacéis los dos aquí y a estas horas?-se pone las manos en la cintura. -Pues…esto...-se miran entre ellos. -Esto es increíble-coge una bata y se la pone-encima casi borrachos. -¡No! no es eso es que necesitamos tu opinión. Estamos en la habitación de Alex, ¿vienes? -Esperad un minuto. Vuelve a entrar en la habitación y sale a los pocos minutos ataviada con unos short y camiseta de tirantes. -Te queda mejor la otra ropa-dicen entre risas los chicos. Siguieron bromeando un poco sobre la joven, hasta que llegaron a la puerta de la habitación de Alex. Una vez dentro, tras recibir una colleja tras una nueva broma, ambos jóvenes comentaron a Lydia la idea del concurso de surf. - ¡Me parece genial! Rafa, podríamos apuntarnos nosotros. - No se- comenta el.- Nunca he hecho surf. - Yo te enseñaré- contestó ella- No es difícil.-Se gira hacia Alex- Hazlo, le encantará la idea. Continuaron hablando y riendo un rato. A Alex le cayeron muy bien ambos escritores. Quedó con ellos en verse los cuatro al día siguiente. Era tarde, y el día había sido muy duro... aunque quizás, pensó, había sido el mejor día que había vivido. Se tumbo en la cama, aun con el pantalón y la camisa, y se durmió en el acto. A la mañana siguiente quedan para desayunar juntos, luego las chicas se van de compras. Luego por la tarde se van a la playa a practicar un poco y a enseñar a Rafa a surfear, que no lo hace nada mal una vez que le pilla el tranquilo. Se despiden y cada uno se va a su habitación, Álex decide llevar a Elizabeth a cenar a un restaurante que descubrió el día que llego. Llama a su puerta y ella sale vestida con unos pantalones piratas y una camisa, arreglada. Caminan riendo y gastando bromas hasta la recepción, luego se marchan en un taxi, dirección al restaurante en el cual Álex ha reservado mesa. Pasan una noche agradable y quedan para el día siguiente ir a surfear. Pasan una semana muy divertida, de vez en cuando se encuentran con los escritores, pero ellos están muy atareados y no tienen tiempo de quedar con ellos, aunque Lizzy y Álex quieren agradecerles que los ayudaran con el incidente de esa noche. -Me gustaría quedar con los escritores, tienen pinta de ser muy simpáticos-dice Lizzy mientras coge una concha de la playa. -Rafa me cae muy bien, pasamos una gran noche tomándonos algo-sonríe al recordar lo bien que se lo pasaron-con… la escritora no he tenido mucho trato. -Es una gran chica, aunque nos fuimos de compras no hablamos mucho de ella, pero lo pasamos bien, me intriga-murmura distraída-sus ojos esconden miles de secretos. -Como todos, pero cuando pasó lo de “esa noche”, vi que Óscar la reconocía y la miraba con odio, por un momento pensé que la iba a golpear. -No lo sé, vayamos a buscarlos y los invitamos a cenar, tal vez así nos hagamos amigos y podamos quedar los cuatro-se pone de pie de un salto ilusionada. Álex le da la mano y van caminando juntos hacia el hotel, aunque se gustan un poco los dos, ninguno está seguro de que vaya a durar y no se quieren arriesgar a enamorarse, para no sufrir de nuevo. Los encuentran en la piscina, Rafa está tomando el sol, solo, por lo que le proponen la idea de cenar los cuatro juntos por la noche. Él acepta contento pero dice que tienen que preguntarle a su amiga, vaya a ser que ya tenga planes. -¿Dónde está? -Alli-les señala a una joven que se tira de cabeza de un trampolín-ya viene para acá, os acaba de ver. -No para quieta-dice entre risas Lizzy-no sé como tiene tanta energía. -Si vamos al caso yo tampoco-dice una voz femenina a sus espaldas. -Ho…Hola, veníamos a proponeros un plan para esta noche-tartamudea Álex. -¿Os venís a cenar con nosotros? -Claro, no tengo plan para esta noche-sonríe mientras se cuelga la toalla en el hombro tras secarse-¿A las nueve en punto? -Perfecto-dice Lizzy sonriéndole. -Entonces allí nos veremos, chicos-dice Rafa levantándose y colgándose la toalla en el cuello, en plan deportista. -Rafa, ¿te vienes al gimnasio un rato? -Claro, Álex, hasta luego chicas-asiente y le da un beso en la mejilla a su amiga. -Hasta luego, chicas-se despiden los dos y se alejan entre risas. -Parece que se llevarán muy bien-dice Lyd mirándolos. -Eso es bueno, nuevos amigos-le brinda una cálida sonrisa a la joven. -La verdad es que si-le sonríe de vuelta-me tengo que ir, hasta luego Elizabeth. -Adiós, nueva amiga-se despide y Lyd asiente sonriendo antes de alejarse. Una chica solitaria, me pregunto qué es lo que le preocupa tanto… piensa Lizzy mientras camina hacia su habitación para darse una ducha. Los chicos pelean entre ellos en el ring para practicar un poco y charlan de coches, de sus amigas y de cómo ha ido la semana, en la que han estado tan ocupados. Por la noche se reúnen todos en la recepción y los chicos no pueden evitar quedarse con la boca abierta al ver a esas dos bellezas, esa noche estaban impresionantes. Después de bailar y charlar animadamente los escritores se despiden y se dirigen hacia sus habitaciones mientras los jóvenes se dirigen al jardín que hay a continuación del restaurante. Elizabeth va agarrada al brazo de él, con la cabeza apoyada en su hombro y Alex la abraza. - Lo mejor que me ha podido pasar en esta vida ha sido conocerte. Y creo que sería justo confesarte... que te vi de lejos, y cuando chocamos... lo hice aposta-dice mientras Lizzy ríe. - Yo también te vi de lejos. Y quería hablar contigo, pero no supe cómo. Ambos ríen en voz alta. Llegan a una barandilla de la terraza del patio. La luna llena brilla con total intensidad. - Hasta ayer, tenía una herida enorme. He sufrido mucho, y no estaba preparada para otra relación, hasta que te conocí. - Y yo nunca creí que pudiera enamorarme de otra, y aquí estás... Ambos se miran a los ojos, y se besan, un gran beso. Cómo es el destino... dos personas que antaño se odiaban, pueden llegar a amarse después... pero, ¿qué pasaría si esas dos personas se reconocieran? Los escritores observan desde la habitación de Lyd a los tortolitos sonriendo, aunque ella tiene una mirada melancólica. Los enamorados se entran para adentro y los escritores se despiden hasta el día siguiente. Alex deja a Lizzy en su habitación y se va a la suya para dormir. Al día siguiente bajan a desayunar y a hacer surf pero Elizabeth esta distante no está igual que anoche. Él le intenta contestar pero ella no le responde. Ese día apenas se ven, ella se marcha del hotel con la excusa de que tiene que ir a la embajada a resolver unos asuntos, Álex la nota rara pero no insiste, no quiere agobiarla después de la confesión que hicieron anoche. Por la noche quedan con los escritores y pasan una velada agradable e incluso se marchan a la discoteca del hotel para bailar un rato, pero Lizzy se retira pronto seguida de Lyd, quedando solo los chicos. -Estas chicas no hay quien las entienda-bufa Álex mosqueado-un día están genial y otros días… -Nos tendrían que dar un manual para poder comprenderlas-corrobora Rafa riendo. Pasan bastante tiempo allí bailando con otras chicas y luego se marchan cada uno a su habitación, al día siguiente ninguno se encuentra en todo el día, solo por la noche cuando cada uno va para su habitación. Esta noche los escritores no cenan con ellos, por lo que Álex aprovecha para intentar hablar con Elizabeth. -Elizabeth… -Lo siento por esquivarte estos dos días, pero la confesión que hicimos el otro día…me alteró un poco…no creo que esté aun preparada para salir con nadie… -Lo comprendo…solo espero que podamos ser amigos-dice él cabizbajo y triste. -Eso siempre-le da un apretón cariñoso en la mano. Realmente Lizzy no quería salir con él porque tenía sentimientos encontrados con cierto escritor que esos días rondaba por su mente. Por eso esquivaba a los dos chicos y hablaba más con Lyd, estaban empezando a ser amigas y cada vez se abría mas a ella permitiéndole conocerla mejor. Álex por su parte no entendía a Lizzy aunque lo intentaba, sale al jardín a tomar el aire y mira a la luna pensativo. En el cielo compara a la escritora con Lizzy son diferentes pero algo en su interior le dice que son especiales. Desde que salvo a Lizzy de Óscar comenzó a tener curiosidad por ella, pero igual que su amiga le esquivaba. Sacude la cabeza mosqueado y confuso y camina hacia su cuarto para dormir y dejar de pensar. Cuando él está entrando a la suya ve a lo lejos como Elizabeth entra en la de Rafa mirando para todos lados para que no la vieran, él siente una punzada de dolor, ahora ve el por qué de no salir con él, aunque tal vez se esté precipitando en sacar conclusiones. ¿Por qué esta Lizzy en la habitación de Rafa? ¿De que se conocen Oscar y Lyd?
Bueno chic@s aqui os traigo otro capitulo de esta historia, cuanto misterio entorno a Lyd y Oscar, ¿no os parece? Mucha casualidad diria yo...e.e
Bueno espero vuestros votos y opiniones sobre que pasará a continuación.
Besitoos!
ESTÁS LEYENDO
El Clan
General FictionDos compañeros se reencuentran tras tres años sin verse, antes no se soportaban. Vuelven a encontrarse en el Caribe y alli conocen a dos escritores. El Destino de los cuatros queda unido, y personas del pasado vuelven. ¿Conseguirán sobrevivir?