Capítulo 14 El secuestro

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Los escritores iban en el avión en completo silencio, ninguno hablaba y estaban sumidos en sus pensamientos. Rafa pensaba en cómo decirle la razón de su huida, aunque imaginaba que ella pensaba que era por Oscar. Habían hecho una parada de un par de días en otro sitio y luego había cogido otro avión para darle una sorpresa.

- No me gusta haber dejado así a Alex y Elizabeth- dijo Lyd a su amigo.

-Sabes que Oscar se estaba acercando mucho y te ha amenazado-suspira cerrando su libro-maldita casualidad. A ellos no les hará nada.

- Te conozco, Rafa. Algo me ocultas.

-Puede que sí, pero tú ya tienes tus teorías-le sonrió, mirándola expectante.

- Como siempre, tú con tus misterios. Me exasperas, Rafa.

-Dime que teorías barajas y yo te lo cuento-sonrió divertido ante su mohín.

- Soy hija de diosa, y quieren matarme.- dijo, sarcástica.

- Muy graciosilla.

-Pues Oscar está colado por mí y por eso estaba en modo psicópata-bufó cruzándose de brazos-o puede que sea por alguna misión de mi padre.

- Interesante...- rio el escritor.

-¡Rafael!-le golpeó en el brazo exasperada.

- Si supiera algo te lo diría, Lydita.

-Sabes que sé qué estas mintiendo.

- Y yo sé que sabes que lo sé-le dijo golpeando su brazo con el dedo.

-¡Pues dímelo!-exclama exasperada.

- Cuando sea el momento- dijo, inclinando el asiento para acomodarse.

-Me lo debes, Rafa. Por drogarme-lo fulminó con la mirada mientras se cruzaba de brazos.

- O eso, o no te venias.

-Eran nuestras vacaciones tras un año de no parar.

- Y mira cómo iban a acabar. Teníamos que irnos.

-Pero tú sabes que hemos huido como cobardes porque nos hemos encontrado a Oscar-bufó exasperada y molesta.

- Hemos huido como inteligentes, no como cobardes-le sonrió conciliador.

-Cobarde, te has asustado de él y has dejado que nos arruine las vacaciones.

- Di lo que quieras. Pero nos hemos librado como teníamos que hacerlo. La violencia no sirve de nada.

-Con que hubiéramos pasado de él habría sido suficiente-agachó la mirada triste.

- Sabes que no-la miró fijamente y ella apartó la mirada.

-Tengo muucha paciencia.

- ¿Tu? ¿Lyd Macan? ¿Paciencia?

-Cuando quiero conseguir algo, te aseguro que sí.-le sonrió ampliamente y una expresión angelicalmente.

En ese momento suena la voz del capitán anunciando el aterrizaje en París, Francia, y ella miró sin entender a su amigo.

-¿Por qué hemos venido aquí?-le preguntó ella confusa.

- Porque te gusta, francesita. Era una sorpresa

-¡Me encanta!-lo abrazó fuerte-hacía años que no venía, desde la última misión.

- Tu bipolaridad me asombra- dijo él, divertido.

-Aun no te he perdonado-le sacó la lengua pero su expresión decía lo contrario.

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