Capitulo 13 El Clan

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Lizzy y Sam esperan sentados en el suelo a que Alex recupere el conocimiento de nuevo, aunque lo que le has dicho Aria los ha dejado pensativos. Aunque antes ha dado indicios de no recordarla, esperan que ahora sí recuerde, pero tal vez la droga que le han suministrado sea muy fuerte. Alex abre los ojos y mira fijamente a sus amigos que callan abruptamente.

-¿A quién no recordare?

Sam y Lizzy se miran entre ellos sin saber que responder a Alex. Lentamente se va extendiendo una sonrisa en la cara de Sam y le da unos golpes en la espalda a su amigo.

-Que me habías dicho que has encontrado a Su Alteza.

-Lo gracioso es que ahora somos algo así como amigos-se rasca la nuca mientras se incorpora-pero hay algo que no me cuadra, como si se me olvidara algo importante.

-Tal vez comer, no has ingerido nada-le sonríe nerviosa su amiga-así que levanta el trasero y vamos al comedor a comer algo.

-Sí, seguramente será eso-se pone en pie y se estiraza-vamos a comer.

Los jóvenes salen de la habitación y se dirigen al comedor, que en ese momento se encontraba vacío. Se sirven la comida y se sientan juntos en una mesa, charlan de todo un poco, evitando algunos temas, hasta que llega un hombre mayor y sonriéndoles se sienta a su lado. Ellos callan abruptamente, pero el hombre les indica que sigan hablando.

-¿Cómo os encontráis?

-Bien…bien, señor-tartamudea Lizzy contrariada.

-Me alegro, ¿y tú, joven?

-Mejor, señor. ¿Dónde estamos y como sabían dónde encontrarnos?

-Mi hija nos mandó su ubicación y fuimos a ayudarles-explico el hombre a Alex, que seguía sin entender demasiado.

-Su hija es Lydia, la amiga de Rafa-le explico Lizzy, por encima-la muchacha que estaba con él algunos ratos.

-Ah sí, nunca salía con nosotros…-calló abruptamente y su mirada se desenfocó-Lyd…la cueva, el día de la playa…­-miró a sus amigos muy tenso-a ratos no, Elizabeth, ella era muy reservada por alguna razón, pero se juntaba con nosotros al cabo de unas semanas.

-La recuerdas, por lo que veo-murmuro el hombre-se ve que después de todo no ha servido nada.

-No iba a olvidar tan fácilmente a una persona que me importa-le espetó, poniéndose de pie-¿Dónde se encuentra ella?

-Se ha marchado a Francia con Rafa, necesita perderse un tiempo, aunque no hay lugar más seguro que aquí…-mascullo eso ultimo para sí mismo.

-Alex, se hizo por una buena razón, estamos en peligro por culpa de Oscar, encima tenemos que estar escondidos hasta que toda esta tormenta se pase-bufa molesta Lizzy, poniéndose también de pie-a mí tampoco me hace gracia estar aquí.

-Creo que merecemos una explicación…señor-intercede Sam incorporándose junto a sus amigos-es lo mínimo, ¿no cree?

-Sí creo que sería lo mejor, si son tan amables de seguirme a mi despacho…-se pone en sus pies y camina hacia la puerta.

Los chicos se miran entre sí, pero se encogen de hombros y lo siguen, total, ya no tienen nada que perder y necesitan respuestas. Es verdad, que la vida algunas veces nos hace pagar con creces y que el tiempo siempre tiene la razón.

Caminaban por los pasillos detrás del hombre, muchos agentes se les quedaban mirando y murmuraban en voz baja sobre ellos, pero hacían sus mejores esfuerzos para hacer oídos sordos. El camino se les hizo eterno hasta llegar al despacho, donde estaba Aria, mirando por la espada y dándoles la espalda.

Alex Mira  sus espaldas y allí está Lyd, de espaldas.  Es tal la rabia que le entra que no se da cuenta de que es Aria... pero su furia le hace correr hacia ella, dispuesto a atacar.

Ella lo oye acercarse corriendo y se gira a tiempo de esquivar su puño. Agarra su puño y salta apoyándose sobre él lanzándolo al suelo de espaldas. Él se levanta veloz y lanza una patada baja que la lanza unos metros lejos. Dan vueltas alrededor del otro mirándose con rabia a los ojos, en el preciso momento en el que se van a golpear de nuevo, el hombre interviene y sujeta a Alex por los hombros y mira severamente a la joven.

- Señor Alex, ¿se ha vuelto loco?

- Déjeme, anciano, métase en sus asuntos.

El hombre, con una fuerza impresionante para su edad, golpea con su puño la nariz de Alex, haciéndole caer al suelo.

- Resulta que sí que me importa, porque es mi hija. Y tu Aria, debes tener más cabeza, sabes en qué estado mental se encuentra.

-¡No estoy loco!-grita incorporándose Alex.

-No he dicho eso, solo que estás alterado.

-Padre, no he hecho nada solo defenderme de este paranoico. Estoy harta de que Lyd nos eche toda su mierda.

-¡Basta! Vete dentro, voy a hablar con el chico.

-Como quieras-dicho eso se marcha dentro con un portazo.

-Tiene genio-le sonríe a Álex.

Le cede un pañuelo.

- Toma, límpiate la sangre.- la nariz de Alex lleva sangrando un buen rato. Alex limpia su nariz. - La sangre se cortara en unos minutos.

El hombre mayor le sirve una copa.

- Me llamo Víctor. Y como habrás imaginado, soy el padre de Aria y Lydia. Siento el juego al que te han sometido estos días. Lyd es una joven... impulsiva. No tenía intención de dañarte cuando... tonteo contigo... Pero quería distraerse de ese Oscar. Lleva tiempo detrás de ella... para vengarse por el asesinato de su prima a manos de Aria…-aunque eso a Alex no termina de cuajarle, algo oculta- Y además resulta que ese Oscar esta encaprichado de Lizzy, que se hace su intima amiga... así el destino une a 4 personas.

-En realidad une a cinco si contamos a Rafa que esta con Lizzy.

-El destino ha unido vuestras vidas, me pregunto qué os deparará el futuro...

-Señor, no me creo lo que me puso su hija en la carta, pienso que lo hizo porque alguien la obligo y...

-Joven, nadie consigue doblegar a Lydia, es eso lo que la hace letal cuando pelea.

-Pero señor yo la amo.

- Tienes que aceptar que ella no. Y siente que llegaras a sentir algo. Por eso ha tenido que alejarse... Para que no sufrieras más.

Alex suspira.

- No me será fácil olvidarla.

- Por eso te administramos esa droga... Para facilitártelo... Sabíamos que su efecto no dura mucho, pero te ayudara a borrar ese sentimiento.

-Esa cosa que me disteis no borraría los sentimientos, solo la mente pero en el amor no manda la cabeza sino el corazón y eso es algo que no puedo cambiar, señor.

-Te entiendo joven, y siento que te hayas enamorado tan profundamente de mi hija-le pone una mano en el hombro-pero si se ha alejado por algo será.

-¡Se ha alejado porque es una cobarde que no es capaz de afrontar sus sentimientos, una miedica que huye cuando ve que se está encariñando con alguien!-grita cabreado Alex.

- La conversación acaba por hoy. Volveremos a hablar cuando estés más tranquilo.

- ¡La conversación no ha acabado! - grita Alex, poniéndose en pie.

Víctor apunta a Alex con una pistola.

- ¿Vas a matarme, papaíto?

- No- dispara y un dardo se clava en el brazo de Álex, que cae desmayado al suelo-solo te vas a ir a dormir hasta que te tranquilices…

Víctor suspira y se sienta mientras se llevan a su habitación a Alex. Miro a sus amigos y les indico que se sentaran en las sillas.

-Ahora vamos a hablar nosotros.

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