Era aquel gordo calvo y horrible hombre que apestaba, que con sólo verlo te dabas cuenta de su pudrefacta alma.
Sonriente se acercó a mí.
─nunca la había visto por aquí. ¿Es de otro lugar, o viene con alguien?─
─no, a ambas preguntas, soy de aquí lo más probable es que no compartimos los mismos sitios.─
─quizás. Pero si me hubiese enterado antes de que existía una mujer tan bella como usted le aseguro que me iba corriendo a los lugares que visita.─
─muy amable señor. Pero le aseguro que no llegaría muy lejos. Se nota que no es un gran deportista.─
─jajaja oh preciosa que gran sentido del humor. Pero por ti me vuelvo atleta.─
─ me disculpo es algo tarde y debo irme. Con permiso!─
─pero preciosa yo te puedo llevar..─
─no, muchas gracias. Ando en mi auto─
Quería salir corriendo pero el hombre ese me estaba siguiendo, al fin llegue a mi auto.
─es un bonito auto. Ahora entiendo porque prefieres irte en el y no conmigo─
─si. Bueno, adios─
Me despedí con la mano e intenté prender mi auto pero algo estaba mal. Tras muchos intentos una voz me saco de mi mundo.... él seguía ahí parado. En mi mente ya lo había visto entrar pero no, él nunca se había movido.
─creo que alguien va a tener que aceptar mi ayuda. A esta hora no encontrarás un mecánico. Mejor ven conmigo!─
Quería decir que no. Mi mente suplicaba que dijera que no. Pero la adrenalina recorrió mi cuerpo y sin pensarlo más sólo conteste:
─ok, usted gana. Iré con usted. ─
─perfecto, me alegra mucho tu respuesta.─
Entonces camino hasta mi puerta y la abrió. Yo temerosa aún, salí y tome su grasosa mano. Entonces juntos fuimos a su auto que estaba mucho más lejos.Él se montó en el asiento del piloto y yo en el asiento del copiloto.
Empezó a conducir aún sin haberle dicho donde vivía... y es que no sabía ni donde decir que vivía no podía ir a mi casa.Él no se detenía ni me preguntaba nada, los calles eran solitarias.
No había ni un sólo alma, todo desértico con un silencio abismal que era interrumpido por el sonido del motor. Cada vez la ciudad quedaba más lejos y el glamour se iba desvaneciendo. Empezamos a entrar en un lugar para gente del sector medio.Al final un hotel de un cartel poco llamativo se empezaba a notar... que era lo que planeaba este cerdo. ¿acaso pensaba que me acostaria con él?
Me empezaba a asustar, mi cuerpo se estaba tensado y un sudor frío corrió por mi piel cuando él para justo al frente del hotel.
─¿que hacemos aquí? ¡Yo no vivo ahí!─
─lo se. Se que no vives ahí. Yo soy el dueño de ese hotel─
─entonces ¿porque me trajo aquí?─
─¿tan inocente eres? Porfavor ambos sabemos porque.. o mejor dicho para que.─
─peeee..per... pero...(empeze a tartamudear)─
─mira seré claro. Si tu quieres puede ser por las buenas. Te pagaré muy bien.. pero también puedo hacerlo por las malas al final no podrás probar nada. Soy alguien de mucha influencia y saldré bien librado no serias la primera.
Así que escoge ¿que prefieres hacer? ─
Algo en mi cabeza se rompió, mil voces en la mente empezaron a gritar.. y mi corazón buscaba la destrucción.. destrucción que obtendría si aceptaba. Quizás estoy loca, pero al final aunque no aceptará mi destino estaba escrito.
─bien. Quiero 30mil dolares no aceptare menos.─
─no estas exactamente en una posicios de escoger pero para que veas cuanto me agradas te los daré.─
─ok. Vamos (intente abrir la puerta pero no funciono) pero que?..─
─tranquila preciosa yo te abro.─
Abrió la puerta y tomo mi brazo.
Entonces entramos la recepcionista lo saludó y él no volteó ni a verla camino hasta el ascensor y subimos hasta el último piso.
Debía admitir que el hotel no estaba tan mal. La habitación menos.Según entendí es la mejor de todo el hotel. Es amplia con una magnífica vista, pero lo más hermoso es el piano. Un bello piano color negro con destellos dorados la madera no la conocía pero se notaba que era de muy buena calidad.
─es hermoso, no lo crees? En fin aquí esta tu dinero.─
─si es muy bello. Te propongo algo.. ¿que tal si toco una melodia antes?─
─¿sabes tocar? Bien pero tengo una condicion.─
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Kamilay: Notas De Muerte
Misterio / SuspensoGloomy Sunday, la melodía del mounstro. Para muchos fue la canción del suicidio. Para ella, la causante de su locura; esa locura que su padre sembró aquella noche, justo después de suicidarse, mientras la pequeña tocaba en el piano esa melodía. Esa...