♡Capítulo 43♡

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Nota
Lo que viene acontinuación es algo waa 😝 y no me hago esponsable de traumas.

— ____, sube al coche, por favor.

— No. Samuel, ya te lo he dicho. Nuestra relación se ha roto.

— Pero es que no lo entiendo, ____. ¿Qué he hecho para que hayas tomado esa decisión? El mes que hemos vivido juntos ha sido genial. Te amo, tú me amas. ¿Qué más quieres?

— Me he dado cuenta que somos muy distintos. Ambos buscamos cosas diferentes. Yo no comparto esa parcela oscura de tu vida y no quiero hacerlo.

— No te he obligado a hacerlo.

— Pero tarde o temprano lo intentarías. Tanto Mabel como tú hacéis que me sienta mal.

— ____, tenemos que superar esto. No quiero dejarte marchar.

— Samuel, he vuelto con Rubén y de forma definitiva. Lo siento.

Samuel, que todavía me tenía la mano cogida, la apretó hasta el punto de hacerme daño, de manera inconsciente. Me quejé y mis ojos enrojecieron por el dolor. Al ver que me había herido, me soltó inmediatamente y me pidió perdón. Me sujeté la muñeca con la otra mano e intenté masajearla, pero el dolor no se fue.

— No pretendía hacerte daño. Lo siento.

— Lo sé. – Contesté, con los ojos llenos de lágrimas.

— Te estás equivocando, ____. Si no vuelves ahora conmigo, no podrás hacerlo nunca. ¿Estás segura de que esto es lo que quieres?

— Sí. Completamente.

— Tú te quejas por mis gustos sexuales, pero tú no eres mejor que yo. Te estás comportando como una zorra. En el tiempo que hemos estado juntos te he querido sinceramente y te he sido fiel. Tú, en cambio, corres a los brazos de ese hombre a la mínima ocasión. Qué bajo has caído. Me das lástima y asco, en cierto modo.

— Pues esos sentimientos son mutuos.

Samuel me miró por última vez, antes de subir al todoterreno, pero no dijo nada más. Su mirada estaba encendida, de tal modo que agradecí el estar en mitad de la calle. Si hubiésemos estado a solas, quizás nuestra discusión no se habría quedado en palabras. Vi cómo se marchaba y suspiré. Cuando miré el reloj me percaté que ya no me daba tiempo a llegar. Caminé hasta la parada del bus y esperé a que llegase.

Cuando regresé a casa, Blanche ya se había ido. Dejó una nota en la nevera que decía "Te esperé tanto como pude. Lo siento. Nos vemos luego, Blanche". Iba a dirigirme al dormitorio cuando llamaron al portero electrónico. Pensé en dejarlo estar, pero como insistieron de nuevo, temí que despertasen a Rubén y contesté. Era Mabel. No me lo podía creer. Se había atrevido a venir hasta aquí. No quería que Rubén la viese, así que le dije que bajaría yo.

Cuando abrí la puerta del ascensor, la encontré frente a mí. Pensé que me esperaría en la calle, pero no fue así. Iba a salir del ascensor cuando me abordó y me obligó a volver a entrar. Me quedé de piedra cuando le vi pulsar la planta quince.

— ¡Pero Mabel! ¿Qué haces?

— Es la única forma que he encontrado para estar a solas contigo e intentar demostrarte lo que siento por ti.

Al escucharle decir aquellas palabras me quedé tan sorprendida que no supe qué decir. Pensé que había venido para intentar arreglar nuestra amistad, pero se lo estaba jugando todo a una carta. Cuando menos lo esperaba, me tenía acorralada contra el espejo del ascensor. Intenté detenerla con las manos, pero me las cogió y me obligó a bajarlas. No me dio tiempo a reaccionar. Me besó, al principio dulcemente, pero después su beso se volvió exigente y apasionado. Mi corazón latió como un caballo desbocado y más al sentir como una de sus manos comenzaba a insertarse bajo mi camiseta. La empujé con fuerza y la miré furibunda.

— ¡Te dije que no! – Le grité -. ¿Qué más tengo que hacer para que lo entiendas?

— Te amo. Estoy enamorada de ti. Es así de simple.

— ¿Qué? No, Mabel. Tú estás confundida. Me quieres porque no puedes tenerme. Tú estás enamorada de Michael.

— Y de ti también. Esto no es nuevo. Llevo enamorada de ti desde el instituto. Nunca te has dado cuenta de que entre nosotras existía algo especial, ¿verdad?

— Para mí sólo eras mi amiga. Nunca me he sentido atraída por ti.

Mabel me miró, con los ojos enrojecidos, y se cubrió el rostro con ambas manos. Cuando la escuché llorar, se me partió el corazón.

— Mabel... Lo siento. De verdad que no quería herir tus sentimientos, pero no sé cómo hacértelo entender.

— ____, deja que te dé un último beso y te prometo que no volverás a verme nunca más.

— No te he dicho que no quiera verte, sólo que no te deseo ni me gustas más allá de una simple amistad.

— _____, bésame, por favor. No sabes cuánto lo necesito. Será la última vez. Te lo juro.

La miré, con tristeza y asentí. Me daba mucha pena nuestra situación. Aquella era la despedida oficial. No volveríamos a vernos. Volvió a acercarse a mí y tras pulsar el botón de parada, me besó y me estrechó entre sus brazos. Dejé que su lengua jugase con la mía durante unos segundos y al escucharla gemir, me excité. Por un momento me olvidé de todo y dejé que se desahogase conmigo. Acarició mi cuerpo y cogió uno de mis pechos. Aquello estaba yendo demasiado lejos y la detuve. Pensé que pararía, pero volvió a hacerlo. Intentó subirme la camiseta y bajarme el sujetador. Aquello no estaba bien y ambas lo sabíamos. Cuando su lengua tomó contacto con uno de mis pezones solté un gemido ahogado y la detuve, mientras mi corazón iba a mil por hora.

— Te está gustando tanto como a mí. ¿Por qué no te dejas llevar? No se lo diremos jamás a nadie.

— Mabel, no te quiero. No de esta forma. Aunque te dejase hacer, tendrías mi cuerpo, pero no mi corazón.

— Ofréceme tu cuerpo y después ya veremos. Te deseo tanto... Mira, te lo demostraré.

Cogió una de mis manos y la introdujo dentro de su ropa interior. Cuando mis dedos tocaron su sexo, sentí el palpitar y la humedad que desprendía. Me sorprendí tanto que no supe qué decir. No moví la mano. La dejé quieta, sin saber qué hacer. Entonces Mabel tomó posesión de ella y comenzó a masturbarse con mis dedos. Mientras la veía gemir de placer, mi corazón comenzó a latir como un caballo desbocado.

— _____, déjame que te lo haga. Quiero escucharte gemir de placer. Llevo años soñando con esto.

— No, Mabel. No lo estropeemos más.

Iba a sacar mi mano del interior de su ropa interior, cuando me detuvo. Cogió uno de mis pechos y volvió a lamerlo lentamente. Estaba tan excitada que su cuerpo comenzó a temblar y llegó al clímax. Mientras se estremecía, mordió con suavidad uno de mis pezones y gemí. Sacó mi mano de su sexo y buscó el mío con rapidez. La detuve mientras las palpitaciones en mi clítoris seguían aumentando.

— Cierra los ojos y si quieres, imagina que soy Rubén. No me importa. Sólo quiero amarte.

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Muy buenas criaturitas del señor!! ¿Qué tal estaís? Espero que muy bien 😉
Y pues espero que os haya gustado el cap... aunque un poco ahsjsjsbsi

Staxxgetta is real!! Yo shippeo de todo 😏 (menos tenedorexby eso no)

Tuya En La Oscuridad - ADAPTADA -(Rubius,Samuel & Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora