♡Capítulo 31♡

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Samuel me dio un beso tan dulce en los labios que perdí la noción del tiempo y el espacio. Le abracé y le devolví su gesto de cariño, multiplicado por diez. Cuando pasó un rato, en el que ninguno dijo nada, se levantó y me dio la mano. Tomó una de mis maletas y yo cogí la otra.

- ¿Dónde vamos?

- Necesitamos un lugar tranquilo en el que hablar. No me apetece que nadie escuche lo que tengo que decirte.

- ¿Vamos a volver a discutir?

- Espero que no, sinceramente. Prefiero mantener una conversación civilizada.

- Yo también. Salimos del aeropuerto y caminamos hasta el aparcamiento. Samuel abrió la puerta de un todoterreno y metió en maletero todas mis cosas.

- ¿De dónde has sacado este coche? - Pregunté, asombrada.

- Lo compré hace un par de días. - Me contestó mientras subíamos al interior.

En el trayecto no hablamos sobre nada. Me mantuve en silencio, sintiendo en todo momento una gran presión en el pecho. Pensé que nos dirigíamos a la ciudad, pero en cambio, Samuel tomó dirección norte. Casi me da un síncope cuando vi que nos dirigíamos a una base militar. Cuando atravesamos la valla de seguridad, flanqueada por dos soldados armados, me encogí entre mis ropas. La cruzamos hasta una zona de casas. Samuel estacionó el todoterreno frente a una de ellas y apagó el motor.

- ¿Qué hacemos aquí?

- He pensado que en mi casa estaríamos mejor.

- ¿Vives aquí?

- Sí y también trabajo en esta base. Tras sacar mis maletas, caminó hasta la entrada y yo le seguí, en silencio. La zona en la que se situaban las viviendas militares era muy hermosa. Había árboles y césped por todas partes. Algunos niños jugaban al futbol en plena carretera, mientras no pasaba ningún convoy militar u otro tipo de vehículo.

Cuando cerré la puerta tras de mí, Samuel me arrinconó y me besó apasionadamente. Aquello me cogió por sorpresa. Le deseaba tanto y ahora estaba ahí, para mí. Mientras devolvía cada una de las caricias de su lengua, le desabroché los pantalones, que cayeron al suelo, resbalando por sus fornidas piernas. Le separé un poco de mí y me agaché para bajar su bóxer también. Su enorme pene erecto, me golpeó en la mejilla, como un resorte. Lo introduje en mi boca y le masturbé con mis labios y mi lengua, saboreando cada centímetro, cada vena hinchada por el deseo. Samuel balanceó sus caderas, introduciéndomelo aún más y sacándolo casi por completo una y otra vez, gimiendo y gruñendo de excitación, hasta que se corrió en mi boca, poco tiempo después.

Cuando me separé de él, le miré a los ojos, y seguía teniendo su mirada oscura, deseoso por más sexo. Se libró del resto de su ropa y luego comenzó a quitarme la mía, rápidamente, sin pérdida de tiempo. Se arrodilló, como yo había hecho con anterioridad, y tras separar mis piernas, hundió su nariz y su boca en mi sexo. Lo chupó, succionó y mordió, mezclando su saliva con mi humedad. Cuando la punta de su lengua comenzó a lamer el principio de mi vagina, no pude aguantar y gemí más fuerte. Introdujo su dedo índice en mi ano y el pulgar en mi vagina, y siguió masturbándome, al mismo tiempo que su lengua aumentaba la velocidad sobre mi clítoris. Me corrí y grité su nombre una y otra vez, mientras sentía la presión que sus dedos y su lengua ejercían en mis zonas erógenas.

Aún sentía el orgasmo en mi interior, cuando se levantó y me situó de cara a la puerta. Tomó su pene con la mano derecha y buscó hábilmente la entrada a mi vagina. Lo metió profundamente y sacó unas cuantas veces, haciéndome temblar al sentirme llena interiormente. Sus movimientos se hicieron rápidos y profundos y volví a tener otro orgasmo, mientras me sujetaba los pezones y tiraba de ellos, poniéndome los pechos erectos y febriles, como el resto de mi cuerpo. Al escucharme gemir, perdida en aquel éxtasis, volvió a correrse y gruñó mi nombre una y otra vez, mientras me decía frases obscenas y llenas de erotismo. Tanto mi sexo como el suyo palpitaban con fuerza, hasta que poco a poco, aquella sensación comenzó a disminuir, al igual que la velocidad del latido de nuestros corazones.

Su pene comenzó a resbalar por mi vagina, hasta que salió de ella por completo y suspiré. Luego, sin mediar palabra, me cogió en brazos y me llevó hasta su dormitorio. Allí me tendió sobre su cama y se echó tras de mí, aprisionando mi cuerpo entre sus brazos. Exhausta, y todavía sintiendo los restos de los orgasmos que se habían apoderado de mí, cerré los ojos y me quedé dormida.

Para cuando los abrí, estaba atardeciendo. Samuel seguía dormido a mi lado, abrazado a mí. Me levanté, con cuidado de no despertarle, y busqué su cuarto de baño. Me di una ducha de agua tibia y me sequé con su toalla. Luego, busqué mis maletas y cogí ropa interior, una camiseta y un pantalón corto, para estar más cómoda. Entré en su cocina, y tras abrir la nevera y estudiar posibilidades, comencé a hacer la cena. No sabía qué planes tendría Samuel conmigo.

"Quizás sólo haya sido sexo y ahora me lleve de vuelta al aeropuerto", me dije a mí misma, y la pena hizo que mis ojos enrojeciesen.

Me senté en una de las sillas de la cocina, y tras apoyar mis codos sobre la mesa, cubrí mi rostro con ambas manos y me puse a llorar, silenciosamente. Un minuto después, noté como rodeaba mis hombros con sus fornidos brazos y situó su rostro junto al mío. Me besó en la mejilla y suspiró sobre mi cuello.

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Muy buenas criaturitas del señor!! ¿Qué tal estaís?...
Bien pues espero que tengan un bonito inicio de semana, que la pasen super bien 😉
Ya casi se acaban las vacaciones 😱 Noooo!
¿Cuánto tiempo tienen de vacaciones? Nosotros acá 2 meses y ¿ustedes?

Bien... se queda con Samu... pobre Rubén

Esta foto es tan literal 😂 esta claro que el amor de su vida es Trotuman!! Ya fin... Wigetta no es real...
Troturex Es Real!! 💚💜

Tuya En La Oscuridad - ADAPTADA -(Rubius,Samuel & Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora