♡Capítulo 63♡

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Me acarició las caderas y me besó en los labios, despacio, mientras su lengua acariciaba la mía. Un suspiro escapó por mi boca y él lo recogió en la suya. Noté cómo comenzaba a alzarme el vestido e insertó sus manos entre mi piel y la ropa interior. Me acarició las nalgas y me atrajo hasta su cuerpo, aferrándose a ellas.

-Desnúdate para mí y túmbate en la cama. - Me susurró al oído.

Me quité la ropa, despacio, frente a él, y su mirada se oscureció por el deseo. Cuando mi vestido cayó al suelo, contempló mis pechos al desnudo y mordió su labio inferior. Después, me quité la ropa interior, dejando mi sexo al descubierto. Un escalofrío de placer recorrió todo mi cuerpo y noté cómo comenzaba a humedecerme. Caminé hasta su cama, tal y como me había pedido, y me tumbé, mientras contemplaba.

- Separa las piernas, quiero ver todo tu sexo.

Acaté su orden, mientras notaba cómo mi excitación crecía, así como la humedad comenzaba a impregnar mis labios y parte de la sábana. Rubén se desnudó al completo, pero no se acercó a mí. Mantuvo las distancias en todo momento. Su pene estaba tan erecto, que caía por su propio peso. Apagó la luz de la habitación y abrió las cortinas, dejando que la claridad de la luna se filtrase y nos diese la luz suficiente.

-Acaríciate y mastúrbate para mí, despacio. Si eres buena, después haré todo lo que me pidas.

Le miré a los ojos en todo momento, mientras mis manos recorrían cada parte de mi cuerpo. Separé mis labios vaginales, dejando totalmente expuesto el clítoris, y lo masajeé, mientras gemía de placer y mis pezones se endurecían. Rubén se aproximó, y mientras seguía masturbándome para él, acercó su pene a mi rostro. El glande brillaba, debido a la secreción de su líquido seminal.
Abrí los labios, para recibirlo y una corriente de deseo me atravesó mientras introducía en mi boca. Lo lambí despacio, pero profundamente, haciendo que éste dejase escapar un gruñido. Se agachó, situándose sobre mí y buscó mi sexo para masturbarme él mismo. Cuando sentí su lengua recorrerlo por completo, no pude contenerme más y llegué al clímax. Gemí mientras seguía lambiendo y mordiendo su enorme pene y de la excitación que sentía se corrió en el interior de mi boca. Cada vez me gustaba más acostarme con él. Hacía que la palabra excitación no significase nada en comparación con las sensaciones que nos sacudían.

Se tumbó a mi lado y comenzamos a besarnos apasionadamente, mientras nuestros cuerpos se enroscaban uno en el otro.

-¿Alguna vez has leído el kamasutra? - Me preguntó.

-No. ¿Por qué me lo preguntas?

-Quiero probar cada una de esas posturas contigo, pero primero volveré a excitarte hasta hacerte rogar que me detenga.

-Deja que me dé una ducha y me prepare para ti.

-No sé si podré esperarte mucho tiempo. Estoy tan excitado que creo que me va a estallar el pene.

-Prometo no tardar.

Me levanté y tras coger mi neceser, entré en el baño. Me di una ducha rápida mientras rasuraba completamente mi sexo. Sabía que le iba a encantar y eso hacía que una corriente de deseo me atravesara por completo. Cuando volví a entrar, su pene seguía igual de erecto y dispuesto para mí. Al observar mi sexo, su mirada se encendió y suspiró.

No llegué a tumbarme a su lado. Se sentó en el borde de la cama y me sujetó por las nalgas mientras sus labios y su lengua atravesaban mi sexo. Cuando estaba a punto de llegar nuevamente al clímax, me hizo tumbarme bocabajo y se situó sobre mí, inmovilizándome entre el colchón y su cuerpo. Me levantó la pierna izquierda, haciendo que rodase su cintura y me incorporé un poco, dejando mi sexo preparado para ser penetrado.

Jamás había hecho una postura así y una corriente de placer me atravesó cuando me embistió. Sujetó mi muslo para acércame a él y se movió a placer en mi interior. Mientras notaba sus sacudidas, me masturbé y en poco tiempo ambos llegamos a sentir un orgasmo tan intenso que él jadeó mientras yo gritaba que siguiese penetrándome cada vez más fuertemente. Con nuestros sexos todavía palpitantes, se tumbó a mi lado y me abrazó.

Me besó en el hombro y tras apoyar la cabeza sobre la almohada, ambos nos quedamos dormidos. La brisa que entraba por el ventanal era agradable y recorría nuestros cuerpos desnudos, bañados por el resplandor de la luna llena.

Cuando la luz del sol comenzó a filtrarse por la ventana, Rubén abrió los ojos. Mi cuerpo estaba helado y buscaba calor en el suyo. Cogió la sábana, que se había caído por los pies de la cama y nos cubrió con ella, haciendo que nuestra temperatura corporal se hiciese más agradable.

Intentó volver a dormir, pero hubo algo que le hizo despertar por completo. Me llamó entre susurros y abrí los ojos. Entonces me percaté de lo que sucedía. Estábamos escuchando cómo alguien hacia el amor. Los gritos y gemidos se escuchaban desde nuestra habitación.

-¿Quiénes son? -Pregunté.

-Prefiero ni comentártelo. Me parece increíble.

-Espera... ¿Esa es Blanche?

-Sí. Estoy completamente seguro que es ella.

-Pero, ¿con quién...?

En ese momento callé. Lo comprendí al instante. Se estaba acostando con Chris.

-¿Tú sabías que había algo entre ellos? -Le pregunté.

-Durante años lo sospeché, pero nunca había pensado que...

-¿Crees que te fue infiel con él mientras fuisteis pareja?

-Pues luego me lo dirá. Pienso preguntárselo directamente.

-Deberías dejarlo estar. Al fin y al cabo ya no salís juntos.

-Pero, ¿con mi hermano? ¿No hay más hombres en el mundo? Chris no es lo que ella busca. Al final le hará daño. Lo sé.

-¿Por qué lo dices?

-Tiene pareja estable desde hace algo menos de un año. No entiendo por qué Blanche se complica la vida de esta forma.

-Bueno, eso forma parte de la condición del ser humano. No te preocupes por ella. Déjala disfrutar. Le hace falta olvidarse un poco del mundo.

-Pero no con Chris. Hay muchos hombres para hacerlo.

Rubén se levantó y entró en el baño. Escuché cómo se daba una ducha y unos minutos después salió con una toalla atada en su cintura, mientras las gotas de agua acariciaban su cuerpo y su cabello, aún mojado. Abrió el armario para coger algo de ropa y se sorprendió al ver una caja metálica de pastas danesas.

-¿Esto qué es? -Dijo mientras me miraba, con curiosidad.

-El hogar de Jack y sus amigos. -Sonreí.

Tuya En La Oscuridad - ADAPTADA -(Rubius,Samuel & Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora