♧Capítulo 6♧

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- Dejemos a esa parejita tranquila y vayamos a tomar una copa. - Me dijo, dando por hecho que yo aceptaba.

- Pero, ¿qué pasará cuando vuelvan y no nos encuentren? Mabel se va a molestar.

- Llevamos más de dos horas escuchando el parloteo de esos dos y sinceramente, ya he llegado al tope de mi paciencia. Necesito relajarme y olvidarme por un momento de toda esa conversación sobre mantelerías, cubiertos, cristalerías, comidas, flores... Ahrg... - Gruñó -. Ya no lo aguantaba más.

- Ni yo, la verdad. - Tuve que confesar. Dejé de forzar el agarre de su mano y me dejé llevar. Mabel tenía razón. Necesitaba soltar el volante de mi vida y relajarme. Pasamos por la puerta de un pub y Samuel se detuvo en seco. Miró a través del cristal y tras observar un ambiente tranquilo, me condujo al interior. Nos sentamos en una mesa cercana a la cristalera desde la que se veía la calle y una camarera nos tomó nota. Samuel pidió una cerveza y yo un combinado.

- ¿Hasta dónde te llevó tu imaginación? - Me preguntó, sin más, y le miré sorprendida.

- ¿A qué te refieres?

- Me di cuenta perfectamente que no estabas en este mundo después de los postres. Mirabas a Mabel, pero no la veías. Debió ser divertido para haberte abstraído de ese modo.

- La verdad es que estuvo bien. - Sonreí y miré hacia la barra, pidiendo en mis adentros que llegase la bebida.

- Y...

- No pienso contarte nada. - Corté su frase y le hice reír a carcajadas.

Sonreí al ver su rostro tan relajado y feliz. Estando serio era guapo, pero cuando reía, se formaban unos surcos en sus ojos que le daban un aspecto muy sexy. Sus dientes eran perfectos y de un blanco inmaculado.

- Bueno ____, cuéntame algo sobre ti. ¿Dónde trabajas?

- Soy cuidadora en una escuela infantil.

- ¿Te gustan los niños?

- ¡Claro! - Exclamé, alegre -. ¿A quién no?

- A mí, por ejemplo.

- ¿No te gustan los niños? ¿Por algo en particular?

- Llevo muchos años viendo los estragos que hace la guerra en las personas y en concreto, los niños. Me he insensibilizado tanto mentalmente, que ya no me llaman la atención para nada.

- ¿Por qué hiciste eso?

- Mi trabajo no es un camino de rosas, _____. Veo el ángel de la muerte en cada esquina. No quiero entristecerte con detalles.

- Entiendo. Pero, ¿no has pensado nunca en cambiar de trabajo?

- La verdad es que no. No sabría hacer otra cosa. He pasado demasiado tiempo metido en el ejército. Creo que moriré siendo soldado. - Sonrió.

- ¿Qué estudiaste en la Universidad?

- Estudié Derecho y Ciencias Políticas.

- Y terminaste siendo soldado... Qué, curioso. - Sonreí.

- No soy soldado. Soy capitán de mi destacamento.

Arqueé una ceja, con sorpresa, y sonreí. Estuvimos charlando de muchas cosas y en cierto modo me gustaba su forma de ser. Había cosas en su carácter que pensé se podrían mejorar, como la insensibilidad ante algunos temas. Ambos estábamos de acuerdo en que comprometerse o casarse hoy en día estaba sobrevalorado. Ninguno de los dos éramos partidarios de esos temas.

- No es que diga que me gusta estar a cada momento con una mujer distinta. Lo que quiero decir es que no estoy interesado en ningún tipo de relación estable o monógama. Mi trabajo tampoco me lo iba a permitir en estos momentos, así que, ¿para qué planteármelo siquiera?

Tuya En La Oscuridad - ADAPTADA -(Rubius,Samuel & Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora