♧Capítulo 60♧

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Durante el trayecto hasta la casa de sus padres apenas hablé. Estaba demasiado nerviosa. No me había dado cuenta de lo tensa que estaba hasta que me hice daño en la mano derecha, por haber estado todo el tiempo retorciéndola contra la otra. Blanche, que estaba sentada tras nosotros, se dio cuenta y sonrió. Se incorporó, situando la cabeza entre los dos asientos delanteros del vehículo.

— _____, estate quieta. Vas a terminar con la mano vendada.

Rubén miró a su derecha, y al ver mi nerviosismo, detuvo el coche en el arcén. Se quitó el cinturón de seguridad y giró, hasta ponerse frente a mí.

— ¿Qué te ocurre?

— Estoy asustada. Sé que no les voy a gustar. Rubén, apenas nos conocemos. Me van a hacer preguntas que no voy a ser capaz de contestar.

— No te preocupes, yo te apoyaré. – Intervino Blanche -. Todo saldrá bien.

Rubén me besó en los labios y le abracé, mientras mi corazón palpitaba a toda velocidad. Cuando consiguieron que me calmase, volvimos a incorporarnos a la carretera. Sus padres no vivían en la ciudad, sino en una urbanización lujosa de las afueras. Eso me puso aún peor. Ya entendí la expresión snob. Estábamos rodeados por mansiones enormes de dos plantas. Cada una de ellas tenía terrenos a su alrededor y estaban divididas por grandes verjas, que las alejaban de la civilización y de cualquier ruido.

Cuando nos detuvimos frente a una, Rubén saludó a un hombre situado en una garita a la entrada. Éste pulsó un botón que hizo que la verja de hierro comenzase a abrirse y lo que vi ante mí me sorprendió. Un tupido bosque apareció ante nosotros. Estaba dividido por un camino de grava que se internaba en su profundidad. Cuando entramos, el sol desapareció. Minutos después terminamos de recorrerlo y vimos en la lejanía la gran mansión de sus padres. Era como si estuviese viendo una película romántica del siglo diecinueve. Aquello era tan ostentoso y opulento que me sentí pequeña y amenazada.

Un hombre vestido con un uniforme de mayordomo, se acercó a nosotros y abrió la puerta del coche. Rubén lo saludó. Blanche salió al exterior y al ver que yo seguía sentada en mi asiento, abrió la puerta y me invitó a bajar.

— Quiero volver a casa. – Le susurré -. No quiero estar aquí.

— Si no bajas inmediatamente, herirás los sentimientos de Rubén. Él no suele venir por aquí y necesitará tu apoyo. Para él tampoco es fácil.

— Me duele la muñeca. Creo que me he hecho daño.

— Pues aguanta un poco y después le pediremos a Chris que te eche un vistazo.

— ¿Chris?

— El hermano de Rubén es médico. No te preocupes. Seguro que no es nada grave.

Bajé del automóvil y respiré hondo. No podía dejar de temblar debido a los nervios. Cuando Rubén me cogió de la mano, se dio cuenta de mi estado.

— Todo irá bien.

— No me dijiste que tu familia fuese... No encuentro ni las palabras.

— ¿Rica? Bueno, el dinero es de mis padres, no mío.

— No voy a estar a la altura. No les gustaré.

— Sólo sé tú misma. Confía en mí.

Caminamos hasta la entrada y después de subir unos veinte escalones, llegamos a la puerta principal. Una sirvienta nos abrió la puerta y saludó a Rubén educadamente. Después sonrió a Blanche y a mí me miró, con extrañeza. Esto iba de mal en peor. Hasta los criados no entendían mi presencia. No era refinada ni tenía la clase suficiente para gustarles. Sentí una presión en el pecho y casi me pongo a llorar allí mismo.

Tuya En La Oscuridad - ADAPTADA -(Rubius,Samuel & Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora