🔹Esconcer 🔹

Capítulo 20

P.O.V Escorpio

Me levanté a causa de los rayos de sol que pasaban por la ventana cegandome por completo. Miré a mi derecha encontrándome a Cáncer totalmente dormida. Decidí despertarla de una manera un poco cursi. Me acerqué a ella y dejé su cara en la almohada para luego darle besos por todo su rostro, menos en la boca. Empezó a sonreír y luego a reírse, cuando abrió los ojos le di un beso en la frente para levantarme.

—Buenos días a ti también.

Me dijo riendo y yo solo sonreí de lado. Nos fuimos los dos juntos a la cocina para hacer el desayuno.

—Nutella o mermelada de fresa.

Le pregunté y ella me miró con cara de ofendida.

—Me haces daño haciéndome esa pregunta, ¿no es obvio la respuesta?

Me dijo casi gritando y manteniéndose sería pero no lo logró.

—Pues no, por algo te pregunto.

Le dije obvio.

—Dame...

Se quedó pensando.

—Lo que tú quieras.

Le dije giñándole un ojo e inmediatamente se puso roja.

—Tus mejillas conjuntan con la mermelada.

Le dije riéndome y ella se tapó la cara avergonzada.

—Callate.

Me dijo y me arrebató la Nutella. Luego de un rato hablando,  llamaron a la puerta y como Cáncer estaba en el baño pues tuve que abrir yo. Cuando abrí me encontré a una Ofi muy alegre.

—Hola Escorpi.

Me dijo dándome un beso corto en la boca.

—Hola Ofi, ¿qué pasa?

Le pregunté aclarando mis dudas ya que sabía lo que me iba a pedir.

—Emmmm...quería que me acompañaras a una fiesta que darán y como es en pareja pues quería saber si tú querías venir conmigo.

Me lo pensé unos segundos ya que no quería dejar a Cáncer sola.

—Em, es que estoy con Cáncer y no quiero deja...

Fui interrumpido por una dulce voz.

—Ve tranquilo Escorpio, yo me quedaré aquí, no pasa nada.

Gritó Cáncer Desde el salón  y giré mi cuerpo para observarla, estaba viendo la televisión. Tenía una dulce sonrisa, esas que me enamoran.

—Vale, pues entonces voy contigo.

Le dije y ella asintió para despedirse de mi con otro beso en la boca. Cerré la puerta y fui al salón donde estaba Cáncer concentrada viendo una película en la televisión.

—¿Estás segura de que quieres estar sola aquí?

Le pregunté y ella me miró, tenía los ojos cristalizados, me sorprendí y ella se los secó con sus manos.

—Oh, perdón, es que estaba viendo El Titanic.

Me dijo y solté un suspiro de alivio.

—¿Qué me decías?

Preguntó ella apagando la tele y me senté a su lado.

—Te pregunté que si estabas segura de estar aquí sola.

Le respondí y ella asintió.

—¿Seguro?

Le volví a preguntar, de ahora en adelante la protegeré.