Capitulo 10

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Corrí a través de los pasillos, esperando poder encontrar a alguien. Extrañamente estaba completamente sola. Habían dicho mi nombre al salir de clases, y tenia que dirigirme a la oficina principal, lamentablemente me habían dicho que el director había tenido que salir a una urgencia. ¿Quién los Entiende?

Fueron solo 10 minutos de diferencia, seria demasiada coincidencia
que en esos 10 minutos, el director me hubiera llamado, hubiera ido a dejar los libros, toda la escuela ya se hubiera ido y el director hubiera tenido que salir sin siquiera avisar.

Ese días varios se fueron un poco mas temprano, había una gran tormenta aproximándose. Con impermeables y paraguas en mano, todos salieron a la hostilidad del exterior, escuchando los rayos y truenos que del cielo emergían. Supongo que en el caso de que solo menos de la mitad de los estudiantes siguieran en la escuela a la hora de la salida, hacia posible que en 10 minutos quedara totalmente vacía, aparte, era grande la urgencia de todos por llegar a la casa, con la familia y ponerse a salvo. No era un huracán ni nada por el estilo, solo que conocemos la ciudad, y sabemos que con cualquier ‘Gran Pequeña Tormenta’ podrían pasar detalles como que la luz se fuera, o que se cayeran varios anuncios de cerveza o hasta postes de luz. Nadie más estaba en la escuela. Solo estaba yo.

Vi al conserje mientras pulía los pisos. Llevaba puesto unos audífonos, así que no me escucharía.

Todo estaba obscuro, las tenues luces fosforescentes no se comparaban con que afuera estuviera de un negro perturbador, mas aparte los rayos y truenos que alumbraban de vez en cuando, aunque más te daban escalofríos.

Decidí ir a la oficina administrativa, para ver si había alguien que me pudiera decir que ya me podía retirar.

Cruce otros 6 pasillos, tan solo enfocada en llegar a la administración. Definitivamente había alguien allí. La puerta estaba abierta, y emitía desde adentro una luz blanca fosforescente.

Mas decidida aun, entre a paso veloz, el problema: alguien salía del mismo modo.
Rebote en su pecho, y el tan solo hizo mala cara. ¿Tenia que ser Justo el?

- ¿Se perdió la princesita? – dijo Liam en ese tono que tanto había aprendido a odiar. 

Me miro con arrogancia, y como si lo estuviera desesperando. Sus manos estaban sobre su pecho, envueltas en un trapo blanco, con manchas de… sangre.

La sangre, mi peor pesadilla.

Jamás lo e evitado, y es que la verdad ni siquiera lo e intentado, pero cada vez que veo sangre, siento como si la presión se me bajara. La odio, y mas cuando sale de alguien mas, de mi, es como si fuera mi propia sangre, algo de mi, no hay lio alguno.

Me asuste al ver la mano de Liam envuelta en un trapo de sangre, inmediatamente intuía que se había mal herido y que intentaba secarse y parar el derrame de sangre con el trapo.

Sin decir palabra alguna, tome sus manos, entre las mías. El me miro expectante, pero no hizo nada para detenerme. Lentamente fui abriendo cada parte del trapo enrollado en sus manos. La sangre comenzó a caer al suelo gota por gota y supe que no era una herida superficial. La abrí con más ansiedad, y me encontré con un vidrio encajado en la palma de su mano. Sentí como la presión se me bajo al ver la sangre caer, roja rubí. Asustada, abrí mis ojos como omoplatos y no pude evitar el que Liam se diera cuenta.

- Es solo un poco de sangre. – objeto. Levante la mirada perturbada.”¿Poco?” pregunte a mi misma.
Fije la mirada otra vez en la herida. El vidrio había atravesado la piel hasta donde podía, era grande, unos 5 centímetros de largo, pero no calculo el ancho.

- Vamos a la enfermería. – me gire 180º para poder caminar hacia donde según mi perturbadamente estaba la enfermería, aun con las manos ensangrentadas de Liam en las mías, pero el no se movió.

- No hay nadie en la enfermería, se supone que ya todos deberíamos estar en las casas por la tormenta. – rodé los ojos. Odiaba que tuviera la razón. 

Medite un poco la situación en la que nos encontrábamos, y al final creo que escogí la mejor opción, bueno, una de las pocas que teníamos.

- Ven. – dije jalándole la mano. Caminamos apenas medio camino, para entrar a la puerta de los baños. El se fijo en el suelo, negándose a entrar.

- ¡No pienso entrar al baño de las chicas! – dijo asustado. Yo reí por lo tonto que se veía, aunque el decirlo de ese modo hacia que sonara feo. Rezongue un poco, aunque no había nadie en la escuela para esa hora, así que nadie vería que entramos al baño, y por su parte que entro al baño de chicas, aparte, no era para nada malo, simplemente tenia que limpiarle la horrorosa cortada que tenia.

- No hay nadie, nadie nos vera. – dije mientras empujaba la puerta y esta se abría. 

El baño se veía obscuro, la única luz que había era la de los relámpagos que había afuera, y los postes de luz, unos 2 apenas, pero la negrura del día los opacaba.

Sobre los fregaderos, había una serie de espejos juntos, lo que hacia la ilusión de que era uno solo muy pero muy largo.

Me puse al frente de uno, y Liam me siguió.

Tome sus manos entre las mías, definitivamente hubo mas que solo tacto, hubo comunicación. Un millón de palabras dichas en un solo rose.

Note como me miraba, cada movimiento que mis manos hacían al momento en que le quitaba la venda que le envolvía en diferentes direcciones la mano. Era como si estuviera feliz de estar con el vidrio encajado, cosa extraña.

Quite la venda totalmente, y la puse junto al fregadero. Había pasado de un color blanco amarillento, más beige, a un rojo rubí, color sangre.

Aun y con el asco y el miedo en la boca de la garganta, pude ver un poco más a fondo la herida.

- ¿Por qué no te quitaste el vidrio Antes de ponerte la venda? - para mi era algo lógico, ¿Por qué no quitarse el vidrio para que la hemorragia cesara? Era lo que el esperaba…. ¿No?

- Tengo mis razones. – gimió con dolor.

Volví la mirada a la herida, el vidrio seguía incrustado, cosa que en lo personal me causaba un gran escalofrió. 

La examine unos segundos, y puse la mano sobre el vidrio, moviéndolo tan solo un poco. 

No alcance a moverlo ni 2 milímetros, antes de que Liam pusiera su mano sobre la mía, para detenerme. Con esa acción, llego otra reacción, otra vez otras mil palabras jamás dichas, pero que con ese tacto las ‘sentí’.

- Se lo que hago. – le asegure mirandolo a los ojos. – explícame algo. – frunció el seño juntando ambas cejas. - ¿Cómo te hiciste esta herida? – pregunte mientras la examinaba completamente. Fije mi mano en ella mientras el comenzó ha hablar.

- Mañana Lo Sabrás, será Primicia: Liam el chico raro rompió una ventana. – rio. 

Levante la mirada, me había llamado la atención lo de ‘El Chico Raro’. El me miro, y nos quedamos así unos cuantos segundos, suficientes para que mi corazón se agilizara.

Siempre había escuchado lo que era el amor, siempre he visto esas hermosas películas, como mi favoritas, que son El Titanic y Casa Blanca, historias de amor, el problema, es que Jamás había sentido el amor en si. Amor fraternal, por tu familia, por mi mama, papa, y por Jesy , pero por alguien externo, un desconocido que llega de un día para otro a mi vida, nunca antes
.
Jamás e tenido un novio, admito con vergüenza. Me han gustado chicos, pero jamás a sucedido nada con ellos, ya que resiento, no soy necesariamente del tipo de chica que atrae a todos los hombres a la redonda, como lo serian Alison y Jenna, que tiene a quien quieren, cuando quieren. Para los chicos soy como un bicho raro, aunque la verdad, eso no hacia mi vida mas desdichada, ya que no necesito a nadie que este a mi lado para hacerme sentir bien, no necesito a nadie que me diga palabras bonitas, creo que me puedo consolar sola, y si no puedo, tengo a Leo, Tracy, y Bree.

- ¿‘Chico Raro’? – imite su tono de voz. - ¿Por qué te catalogas así? –

- ¿Qué tu no lo haces? ¿Acaso no piensas que soy raro? – contesto con otra pegunta casi al instante. Era como si hubiera sabido de antemano que con su comentario haría esa pregunta.

- Raro no. – dije casi sin pensar. El me miro confundido, creo que soy la única que no piensa eso de el. – Incomprendido, tal vez… - cerro y abrió los ojos pensativo. 

Sonrio encorvando uno de los lados de sus labios, y asintió varias veces con la cabeza.

- Me gusta tu forma de pensar. – sonrio. Yo sonreí igual, y regese la mano a la herida. Sin pensarlo mas, saque el vidrio de adentro de la mano. Liam casi grita por el dolor, aunque se paso rápido. Mas sangre salió como chorrillo, aunque era algo inevitable.

Era la primera vez que veía a Liam como mi ‘Igual’, ya no lo veía sobrenatural, o inhumano. Vi como era débil también, así como yo, lo vi humano por primera vez en la vida.

Abri el chorro del agua, y puse su mano debajo de ella. Solo había agua fría, no se si fue mejor o peor para su dolor, aunque de ambas maneras le hubiera calado.

Al principio hiso una mueca, y note como no aguantaba las ansias de sacar la mano del chorro frio, pero aguanto. 

Después el ardor de un principio desapareció, y se volvió en un extraño placer envuelto de tranquilidad. Abri otra llave y deje que el terminara de sacarse la sangre de su mano por su cuenta. 

En la otra, me enjabone yo. Liam hiso lo mismo, solo que el dio un ligero grito, al sentir el ardor otra vez del jabon entrando por el tejido abierto.

Levante la mirada dos segundos, y luego la volvi a bajar mirando hacia mis manos otra vez. El agua y la sangre se convertían en uno mismo, y veía como el agua color rojo se iba por el desagüe. Me quite una mancha de sangre que tenia en la cara, tan diminuta que por poco no la veía. Cuando termine, vi a Liam intentando ponerse la misma venda infectada de hace rato
.
- ¿Qué estas haciendo? – rei mientras tomaba la venda, y me dijiria hacia el bote de basura. El me miro confundido, mas aun cuando vio caer la venda a los desperdicios llenos de papeles y cosas así.

- Ponerme una venda que ya tiraste junto con un montón de papeles sucios. – me acerque a el, y lo tome de la muñeca, para que saliéramos del baño. El corredor estaba ahora mas obscuro de lo que estaba antes, y un rayo se vio alumbrándolo.

- No puedes ponerte una venda contaminada en una herida ahora ‘limpia’. Buscaremos otra. – lo impulsaba a caminar, y luego de unos segundos lo solte, y el camino a mi lado, de regreso a la enfermería. Una vez que estábamos enfrente de la puerta, al intentar abrirla, me había visto forzada. No estaba habierta, ya la había cerrado.
Liam me miro con cara de ‘¿Y Ahora que?

- Podriamos pasar a una farmacia. – el ‘Podriamos’ me gustaba como sonaba, nos juntaba en una sola frase… suena estúpido, pero creo qe esos son pequeños indicios. Minimo tenia pensado estar conmigo un poco mas.

- No hay farmacias abiertas, todo esta cerrado por la tormenta. Aparte, si estuviera alguna abierta, no hay hasta el centro, y estamos del otro lado de la ciudad. – ambos callamos. 

Nos miramos uno al otro mientras pensábamos, aunque mas que nada mirábamos dentro de nosotros mismos.

- ¿No habrá otro lugar donde hayan vendas? – ambos pensamos otra vez.

- En mi casa. – bromee seguido de una pequeña risilla sarcástica.

El me miro expectante, como meditando un poco mis palabras.

- esta bien, vamos a tu casa, me das la venda, y te dejo respirar de la molestia que estar junto al ‘Chico Raro’ te causa. – rio a carcajadas por unos segundos.

- ¿Molestia? JAJAJA – rei. – creo qe es lo contrario. – al mismo tiempo de que quería decir esas palabras, algo en mi cabezita me decía que me callara la boca. 

De repente todo indicio chusco se fue, y quedo solo parte seria. 

Su sonrisa se desvaneció, y la reemplazo una cara de incomodidad y confusión. 

Nos quedamos unos minutos así, mientras yo en mi mente estaba muriéndome por el antiguo comentario. 

No había visto la profundidad de el hasta que el la insinuo con su cambio de humor.

– mira, tengo un plan. Vamos a mi locker, tomamos una benda de reserva que tengo allí guardada, y luego vamos a mi casa para curarte bien. Que sea solo por mientras el camino. – El asintió la cabeza. 

- ¿Nos vamos? Me tendras que acompañar a casa de una tia por Jesy , mi hermana. Queda de paso a mi casa y ahí te pongo la venda. – el tan solo asintió, y tomamos camino entre los relampajos y truenos.

The Red Pawn- Liam y TuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora