Pasaron 3 días más, y llegó el jueves. Tomé mis libros de francés sobre mi pecho, esta vez sin temor ni con la preocupación de toparme con Liam, ya que, lo que había predicado desde el Lunes, se volvió realidad: No se había presentado ni a Literatura ni a Francés.
- ¿Me pasarías la pregunta 5? - preguntó Leo con una dulce mirada de perrito triste.
- Claro. - dije deslizando el cuaderno sobre la mesa. El sonrió, y me besó la mejilla. Yo reí y golpeé sus costillas.
- ¡Ya! ¡No te pases! - exclamé entre risas ahogadas.
- Lo siento, es el espíritu de San Valentín. - comentó entre risas. - Y, ¿Quien te ah invitado al Baile?
- ¿Piensas ir al baile del día de los enamorados? - pregunté perpleja.
- Esa no fue mi pregunta. - señalo levantando la ceja. Yo asentí vencida.
- Llevo el insuperable record de... Cero. - el rió a pequeñas carcajadas, mientras que yo miraba hacia el pizarrón. Entonces, todo se detuvo.
- ¡Valla! ¡Que sorpresa Sr. Payne! ¡Pensé que nunca lo volvería a ver por Aquí! - exclamo el profesor Gaona con ironía mientras que Liam entraba al aula con una cara de perro enojado. "Si, yo también..." asentí con el profesor, dentro de mi cabeza.
Ignorando olímpicamente el sarcasmo de Gaona, Liam cruzó el primer pasillo, para ir a sentarse solo en la banca del fondo. Leo gruño bajo, mientras que yo no podía quitar la vista del lápiz recargado detrás del cuaderno. No quería tener que encontrarme con mi mayor debilidad, ósea, el. El y el y el.
- Hubiera sido mejor que se hubiera largado en vacaciones... - comento mi mejor amigo.
- ¿Por qué lo aborreces tanto?
- Hay algo en el que no me agrada __TN, tan simple como eso.
- ¿Que cosa exactamente? - el levantó la mirada, viéndome directamente a los ojos, mientras que yo esperaba alguna simple respuesta. El profesor Gaona comenzó a escribir en la pizarra.
- Pues... No me creas loco, pero creo que le gustas. - Mi corazón se detuvo. "No, Leo, No. No hagas que me ilusione y vuelva a llorar, por favor". Pensaba mientras que me preguntaba a mi misma cual fácil sería todo si Leo supiera sobre mi pequeño y corto romance con el rubio castaño. Aunque, no. No se lo podía decir, lo odiaba, y eso estaba claro; Liam no era de fiar según el, y ahora también, según yo. Si le contaba sobre nuestros 'encuentros' y sobre lo ocurrido en New York, se enojaría conmigo, aparte de que no me dejaría de recalcar mis errores con él, siempre era lo mismo.
- Estas Loco Leonardo...
- Hablo enserio. - me tomó del brazo bruscamente, para hacerme entender que nada de lo que él me decía era un juego. - Mira, te lo mostraré. - hecho una pequeña mirada sobre su hombro derecho, examinando a Liam. Entonces, de la nada, tomó mi rostro y besó mi mejilla. Acto seguido, entrelazó nuestras manos sobre la mesa, y luego, con la mano libre, me abrazó por la cintura mientras me acercaba a él, en algo más o menos como un abrazo. Después de unos segundos, aclaró su actitud.
- Si volteas disimuladamente hacia la zona Éste del salón, te encontraras con un chico extraño rompiendo un lápiz por los celos. - Mi corazón latió detenidamente mientras que echaba una pequeña mirada entre el pequeño espacio entre el rostro de Leo y el mío. Y efectivamente, había un pedazo de lápiz en cada mano de Liam. Me re-acomodé mirando hacia el frente.
- Está celoso.
- Mucho - rió él. - quizás por eso no le eh agradado nunca, porque siempre estoy contigo. Debe de pensar que somos algo más...