cap 2: Demasiado sola

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Rosana esperó en su habitación intentando no ponerse nerviosa, pero lo cierto era que ya lo estaba. Estaba asustada porque no tenía experiencia.

¿Debería decírselo?
¿Decirle qué, que la iban a operar en dos semanas?

Se sentó en la cama y se retorció los dedos. Seguro que, si le contaba lo del melanoma, no habría sexo. ¿Qué hombre excitado soportaría hablar de cáncer de piel antes de meterse en la cama?

No tenía por qué darse cuenta de la cicatriz que tenía en la parte de atrás de la pierna, allí donde le habían quitado el lunar. Claro que no se daría cuenta.
¿Por qué se iba a fijar en una pequeña cicatriz?

Muy bien.

¿Y debía decirle que era virgen?

Había hablado muchas veces con sus amigas sobre sus primeras veces. Se
reunían con un refresco y unas patatas fritas y se contaban todos los detalles indecentes, como suelen hacer las mujeres aunque mucha gente no lo sepa.

Pero eso no era suficiente ahora que había llegado el momento de la verdad.
Rosana siempre había creído que su primer amante sería su marido, pero el cáncer había cambiado las cosas y Julian se había cruzado en su camino.
Desesperada, se quitó las botas y los calcetines.

Al poco rato, llamaron a la puerta.
Por supuesto, era Julian.

-Hola -sonrió.

-Hola -contestó Rosana haciéndose a un lado para que entrara.

-Los tengo -dijo Julian indicando la bolsa.

Se refería a los preservativos, claro.
Era un hombre con la suficiente experiencia como para no olvidarse de ellos, pero había un detalle que a Rosana le había gustado y era que no los llevara encima.

Eso quería decir que no solía tener aventuras de una noche asiduamente.

-Sigues vestida -comentó él con una sonrisa picarona.

-¿Esperabas que me hubiera desnudado? -contestó ella con el pulso acelerado.

-Uno siempre tiene esperanzas, sí -contestó Julian dejando los preservativos en la mesilla de noche.

-Me he quitado las botas -apuntó Rosana, dándose cuenta al instante de que había hecho un comentario que no resultaba en absoluto provocativo.

-Me llevas eso de ventaja -contestó él imitándola-. Ahora, estamos iguales.

-Tú llevas cazadora -apuntó Rosana.
Julian procedió a quitársela.

-Ya, no -dijo apartándole el pelo de la cara-. Te toca, preciosa.

Rosana no se sentía preciosa en absoluto con las luces encendidas. ¿Le parecería que tenía el pecho muy pequeño o la tripa fofa?

-No, tú primero.

-Eso es trampa.

-Ya, pero estamos en mi habitación y jugamos según mis reglas.

-Ahí me has pillado -dijo Julian quitándose la camiseta y dejando al
descubierto un impresionante torso fuerte y musculoso en cuyo pezón izquierdo lucía un aro con una piedra negra en el centro.

Rosana se quedó mirándolo.

-Me lo hice hace tiempo -dijo él.

-¿Te lo hiciste tú?

-Es algo parecido a un ritual.

A Rosana le resultaba más sensual que espiritual, pero no dijo nada.

-¿Qué pasa si te lo tocas?

-¿No quieres averiguarlo?

Sí, claro que quería.

Rosana se acercó a él y Julian la tomó de las manos y la besó con ardor. Al
instante, Rosana sintió sus manos por todas partes. Le hubiera gustado apagar las luces, pero era imposible.

-Dime lo que te gusta -le dijo Julian chupándole la oreja-. Dime qué quieres que te haga.

Rosana no tenía ni idea, así que decidió que debía decirle que fuera más despacio.

-Soy nueva en esto -le dijo.

-¿Cómo?

-Sí, es la primera vez.
Julian se quedó de piedra y se apartó de ella.

-No hace falta que pares, Julian -le aseguró mirando su bragueta y
comprobando que seguía excitado.
Julian la miró con el ceño fruncido.

¿Estaría enfadado? ¿Confundido?

-¿Cuántos años tienes? -le preguntó.

-Veintidós.

Julian la miró a los ojos.

-¿Por qué yo y por qué ahora?

Rosana no sabía qué decir porque no le podía contar que tenía cáncer. No quería que se apiadara de ella o, peor, que le diera asco.

-Estoy cansada de esperar -mintió.

-¿Y por eso ligas con un tío en un bar? Eso no tiene sentido.

-¿Hace mucho que no te miras al espejo? -protestó Rosana, dispuesta a dejar claro que ella podía elegir a quien quisiera y cuando quisiera para perder la virginidad-. ¿No sabes acaso lo guapo que eres?

-¿Y por eso quieres acostarte conmigo? -dijo Julian cerrando los ojos-. Es de locos.

-Sólo es sexo.

-No debería ser así -dijo Julian abriendo los ojos-. La primera vez tiene que ser diferente. Debes seguir esperando, Rosana, debes encontrar al hombre adecuado.

Humillada, Rosana se abrochó la blusa. Julian la estaba rechazando. Adiós a su fantasía sexual con un desconocido.

Julian le acarició la mejilla con ternura y Rosana quiso pedirle que se quedara, pero no tuvo valor.

-No puedo -dijo él.

-No importa -contestó Rosana levantando el mentón.

-Me tengo que ir -dijo Julian poniéndose la camiseta y las botas-. Si no me voy ahora mismo...

Rosana no dijo nada, se limitó a mirarlo. Julian se terminó de poner las botas y la miró también.
A continuación, se puso la cazadora y se fue sin despedirse, dejando a Rosana sola.

Demasiado sola.








Bueno el segundo cap.. ustedes diganme que les parece... y si quieren que lo haga mas largo besos

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