20: Quiero Todo

3.1K 298 6
                                    


—Vuelve a explicarme qué hacemos aquí —dijo Julián abriendo la puerta de la habitación del motel el viernes por la noche.

—Hemos venido porque quiero ver dónde dormiste aquella noche

—contestó Rosana refiriéndose a la noche en la que se habían conocido.

—Mujeres —suspiró Julián—. Te llevo al médico al Bolsón y terminamos en el motel en el que nos conocimos —sonrió—. Me has traído aquí para seducirme, ¿verdad?

—Puede ser —contestó Rosana mirando la cama.

—¿Puede ser? Pero si acabamos de pagar la habitación.

Rosana se rió pues era obvio que los dos estaban ansiosos por hacer el amor, por tocarse y besarse.

—Cuéntame qué hiciste aquella noche cuando nos despedimos.

—¿Qué iba a hacer? Me vine a mi habitación.

—¿Qué?

—Estuve pensando en ti.

—¿De verdad? —dijo Rosana emocionada.

—Por supuesto que sí —contestó Julián—. Me sentía solo y quería estar contigo, pero sabía que no podía ser.

—Yo también pensé en ti, no podía dejar de hacerlo —recordó ella acariciándole el pelo.

—No nos conocíamos de nada. No habría estado bien que nos hubiéramos acostado aquella noche.

Rosana pensaba que, en algunos aspectos, seguían sin conocerse.

—Quiero tener nuevos recuerdos, que los dos los tengamos.

—¿Esto es parte de mi seducción? —preguntó Julián esperanzado.

—Sí —contestó Rosana abrazándolo con ternura.

No habían vuelto a hacer el amor desde antes de la operación y se moría por sentirlo de nuevo dentro de ella.

Le desabrochó la camisa y le besó el pecho. Le pareció que sentía cómo le fluía la sangre por las venas. Su ángel, el hombre que la había cuidado en el peor momento de su vida.

—Contigo siempre estaré a salvo —le dijo.

¿A salvo con un expresidiario, cómplice de asesinato y testigo protegido perseguido por la mafia?

—Eres mi protector, mi guardián.

Al oír aquellas palabras, Julián se dejó llevar por la ilusión de que fueran
ciertas. No quería recordar su pasado, no cuando la mujer a la que amaba lo estaba acariciando porque lo deseaba y él la deseaba a ella.

Le desabrochó la blusa a Rosana y le acarició los pechos. Llevaba un sujetador de algodón y encaje de color rosa y se le transparentaban los pezones.

—Te quiero —le dijo.

Pasara lo que pasara, quería que lo supiera.

—Yo también te quiero —contestó
Rosana.

Julián se dio cuenta de lo mucho que habían significado aquellas palabras para ella, de lo mucho que necesitaba oírlas.

La tomó en brazos y la depositó en la cama decidido a ser, de momento, el hombre que ella necesitaba, su protector, su ángel de la guarda.

—Esto es perfecto, ¿verdad?

—Sí —contestó Julián desnudándola para, a continuación, desnudarse él.

Unas vez desnudos, se tocaron y acariciaron sin prisas. Rosana le acarició el tatuaje y Julián le acarició la cicatriz de la operación. Rosana le acarició el pecho y Julián le acarició la entrepierna.

Rosana alcanzó el orgasmo de manera dulce y relajada y Julián observó todo el proceso encantado de darle aquel placer.

—Estás preciosa —le dijo sinceramente.

Sin previo aviso, Rosana se sentó a horcajadas sobre él y se apretó contra su erección.

—¿Y ahora cómo te parece que estoy?

—Impresionante —contestó Julián  besándola con fuerza.

Rosana tomó un preservativo, se lo colocó y se sentó sobre su miembro.
Julián esperó extasiado.
Rosana bajó un poco, haciéndolo sufrir con la espera.
Desesperado, Julián la tomó de la cintura y tiró de su cuerpo hacia abajo.

—Más —rugió—. Lo quiero todo.

Rosana cabalgó sobre él haciéndolo enloquecer.

Julián le vio arquear la espalda hacia atrás mientras disfrutaba y pensó que podría haber sido una bruja. No sabía de dónde había salido su magia, pero allí estaba.

Julián se echó hacia delante y la besó mientras la miraba a los ojos y perdía el alma.

Atraccion IntensaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora