5.- Jugar con ventaja

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Apenas había amanecido cuando se oyó un murmullo al otro lado de la puerta. Tashvania abrió los ojos perezosamente y puso los pies en el suelo. Tardó un par de segundos en ubicarse, el mismo tiempo que necesitaban sus ojos para adaptarse a la penumbra.

Por la ventana entraban franjas de luz blanca, lo que significaba que ya había comenzado a amanecer. Su habitación estaba tal y como la había dejado la noche anterior, y si alguien hubiera entrado, ella se habría despertado; tenía el sueño muy ligero. La cadena de oro que había robado descansaba sobre la mesilla de noche.

Alguien llamó a la puerta. Tashvania, a paso tranquilo fue hacia la entrada de su alcoba, arrastrando sus pies desnudos por la madera del suelo. Incluso la bañera seguía llena de agua. Cuando llegó abrió una rendija de la puerta y asomó la nariz. De alguna forma no se sorprendió al ver a Lawlien al otro lado. Parecía cansado, tenía el semblante serio y una expresión muerta en el rostro. La joven no dijo nada, simplemente le miró, no creía que estuviera allí para agradecer nada de lo que había hecho.

-El Amo quiere verte -Dijo entonces. Los músculos de la chica se tensaron-. Debemos ir a hablar con él.

Tashvania cerró la puerta delante de las narices del muchacho. Anduvo a paso ligero hasta su pequeño almario y cogió una de las túnicas negras que tenía. Se lavó la cara de un cuenco de agua que reposaba en un rincón de su pequeño baño y, cuando pensó que estaba lista, cogió todas sus armas y salió al pasillo.

Lawlien estaba apoyado contra la pared. Levantó la vista cuando ésta pasó de largo sin siquiera mirarle. Fueron casi diez minutos de camino hasta que llegaron frente a la habitación del Amo. Ella caminaba delante y él detrás. No cruzaron una sola palabra. Tashvania trataba de apartar una y otra vez los pensamientos que acudían a su mente ¿Sabía Lawlien que había sido Orion quien había matado a Eraw? ¿Y por qué el Amo la había llamado a ella?

Llamó con los nudillos y esperó a que una voz grave les diera permiso para pasar. Cuando entró vio a muchas personas. Los conocía a todos de vista, pero solo había hablado con una persona de todas aquellas. Kon la saludó con la mirada, pero ella pasó de largo, observando al resto.

Estaba Orion, con sus ojos verdes relucientes como si nada. Miraba sonriente a su alrededor, pero por supuesto sin dirigir sus ojos al Amo bajo ningún concepto. También estaba una mujer llamada Gynne, jamás había cruzado una palabra con ella. Era alta, de pelo rojizo, de ojos oscuros y penetrantes, solía verla caminar con la barbilla muy alzada entre la multitud, suponía que tendría mucho éxito entre los hombres. Y por último, a parte de Lawlien y ella, también había un muchacho llamado Creus. Una vez había hecho una misión con él, pero no se habían llevado muy bien. Era un chico con aspecto asustadizo a pesar de su gran tamaño.

Una vez que todos hubieron cruzado sus miradas, el Amo carraspeó, y todos los allí presentes se volvieron en su dirección, mandando la vista al suelo.

-Veo que ya habéis venido todos -comenzó con voz pausada-. Empezaría hablando con el plan pero... me gustaría primero saber quien es esta joven... ¿Lawlien?

Tashvania supo que se refería a ella porque el bello de la nuca se le erizó. Lawlien no parecía nervioso, ella tampoco lo estaba, pero aún seguía sin saber qué hacía allí.

-Ayer, mi Amo, me dijisteis que encontrara una asesina con altas capacidades, y aquí os la he traído.

-Ah, ya veo, ya veo -esbozó una sonrisa y se inclinó sobre su baúl, apoyando sus codos sobre él-. Y ¿Podría saber su nombre?

-Tashvania, mi Amo.

-¿Tashvania...? Oh, sí. por supuesto. -Se levantó de su sitio y, caminando con tranquilidad dio una vuelta alrededor de todos ellos. Nadie se atrevió a mirar, pero la chica estaba segura de que la estaba evaluando con la mirada- He oído rumores -Dijo muy cerca de su oído- de una niña que vivió con nobles hasta la Caída y que entonces se unió a un gremio de asesinos por venganza.

AlleverbelinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora