Capítulo Tres

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Fernanda, aunque tenía a cargo una de las empresas más importante de la México, siempre sacaba tiempo para sus funciones como mamá. Esta vez aprovechaba las clases de costura que en su momento su madre la obligó a tomar en sus años de juventud. Bajó con pericia el pedal de presión sobre la tela roja, luego usó las dos manos para empujar el material con lentitud bajo la aguja que subía y bajaba a toda velocidad. De su boca salían alfileres, firmemente apretados entre los dientes. Su concentración era absoluta.

M: Mami (sofocada entró al cuarto).

Fernanda interceptó a su hija con una mano en alto hasta que terminó la costura. María dio varias vueltas alrededor de la mesa de la cocina, como un tiburón que rodea su presa.

M: Mami, apresúrate, esto es algo importante.

F: ¿Qué? (masculló, entre los dientes con los que apretaba los alfileres).

M: ¿Puede quedarse Paloma a pasar la noche aquí?

Fernanda parpadeó. No era fin de semana y María conocía los reglamentos; tenía permiso para invitar a sus amigas sólo las noches del viernes y el sábado. Fernanda se quitó los alfileres de la boca antes de contestar.

F: Hoy es miércoles.

M: Ya lo sé (María alzó los ojos al cielo con esa exasperación que sólo pueden causar los padres).

Permitir a una hija quedarse en la casa de una amiguita en una noche entre semana era exactamente el tipo de conducta irresponsable que Fernanda esperaría de un padre como Hector Luis Castillo. Su estimación del hombre descendía cada vez más. Esa tarde, Fernanda supo que Paloma ni siquiera iba a decirle a su padre que participaría en el espectáculo artístico de la escuela. El hombre no mostraba el menor interés en las actividades de su hija. Fernanda se sentía tan mal por la actitud de Hector que se había ofrecido a confeccionar también para Paloma un vestido especial para participar en el evento, aparte del que ya estaba haciendo para María.

M: Mami, decídete de una vez (Paloma está esperando al teléfono)

F: Mi niña, mañana deben ir a la escuela. (María hizo otra mueca de fastidio). Ustedes dos se quedarán hablando hasta tarde y luego no se podrán levantar temprano para ir a clases. La respuesta es no.

La expresión de María fue de absoluta decepción y desolación. María para convencer a Fernanda dice:

M: Te prometo que no charlaremos. Sólo por esta vez, mami. ¡Por favor! (Juntó sus manos como quién implora al cielo, y sus enormes ojos suplicaron) ¿Cuántas veces te pido algo?

Fernanda miró a su hija con incredulidad. La lista era interminable.

M: Está bien, olvida que te pregunté eso. Pero esto es importante, mami, de veras importante... por el bien de Paloma.

F: Lo siento, hija, no entre semana.

María bajó la cabeza y avanzó hacia el teléfono, arrastrando los pies.

M: Ahora Paloma tendrá que pasar la noche en la casa de la señora López, y es horrible para ella.

F: ¿Quién es la señora López?

María se volvió hacia su madre y lanzó un suspiro destinado a provocar su compasión.

M: Su niñera.

F: ¿Su padre la hace pasar la noche con una niñera?

M: Sí. Tiene una reunión de negocios con Becky.

Fernanda se puso rígida de indignación.

F: ¿Quien es Becky?

M: Alguien con quien trabaja.

♡Cuando me enamoro♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora