Capítulo Siete

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En Casa de Fernanda:

F: Tenemos que hablar.
María apartó con renuencia la vista de su ídolo.
M: Mami, ¿no puedes esperar?
Frustrada, Fernanda suspiró.
F: Supongo que sí.
M: Bien.
María ya la había sacado de su "onda". Fernanda se fue a la cocina. Abrió y cerró alacenas, en busca de algo interesante para la cena. Una lata de atún no alcanzaría la aprobación de María.  La adolescencia no había estropeado su saludable apetito, eso era cierto.
Fernanda asomó la cabeza por la puerta de la sala.
F: ¿Qué te parece ensalada de atún para cenar?
María ni se dignó volverse a mirarla, sólo bajó el pulgar hacia el suelo.
F: ¿Sopa y emparedados?
Una vez más el pulgar de la niña indicó su desaprobación y su madre gruñó.
F: Ensalada de lechuga y tomate y sopa de pollo con tallarines (Intentó) Y es lo mejor que puedo ofrecerte. Tómalo o déjalo.
M: Está bien (accedió María, alzando el pulgar)
Fernanda alistaba la comida cuando María se reunió con ella en la cocina, sentándose en un banco a su lado.
M: ¿Me querías decir algo?
F: Sí (Fernanda se concentró en lo que hacía, mientras hacía un esfuerzo por ordenar sus pensamientos. Vaciló por un momento, tratando de encontrar alguna manera de decir lo que tenía que decir sin hablar más de lo necesario)
M: Debe de ser algo serio (pensó) ¿Te llamó mi maestra por teléfono al trabajo o algo así?
F: No, ¿había alguna razón para qué me llamara? (Fernanda escrutó el rostro de su hija, pero María negó con la cabeza)
M: No. Este año soy la alumna estrella. Paloma y yo estamos muy bien en los estudios. Sólo espera a que te llegue el boletín de reporte.
F: Te creo (nunca había tenido problemas serios con relación al aprovechamiento académico de su hija) Lo que tengo que decirte se refiere a Paloma y... (vaciló y tragó saliva) y a su padre.
M: Qué guapo es el señor Luis Castillo, ¿verdad?
F: Supongo que sí (dijo Fernanda con seriedad)
M: Oh, mami, no te hagas... es un galán de telenovelas.
F: Está bien (Fernanda no quiso ser alentar mucho a su hija) Debo admitir que tiene cierto... atractivo (María sonrió de oreja a oreja) Pues bien, en realidad era del señor Luis Castillo de quien te quería hablar (continuó)
M: ¿De veras? (los ojos de la niña se abrieron mucho)
F: Sí, yo... pues... quería decirle que no sería buena idea que nosotros cuatro volviéramos a hacer cosas juntos.
María miró a su madre con asombro y decepción.
M: ¿Por qué no?
F: Pues... porque él y yo somos personas muy ocupadas (ni ella misma encontró convincente la razón, pero le era imposible decir a su hija que la atracción que sentía por ese hombre la aterraba)
M: ¡Oh, mami, por Dios! ¡Eso es absurdo!
F: Está bien, seré sincera (Fernanda se preguntó si una chica de doce años podría entender las complejidades de las relaciones adultas) No quiero dar al papá de Paloma una idea equivocada (dijo con precaución)
María se inclinó hacia adelante, apoyando los codos sobre el mostrador de la cocina y la cara entre las dos manos.
M: ¿Una idea equivocada sobre qué?
F: Sobre mí (ella tragó saliva y encogió los hombros con bochorno)
M: ¿Sobre ti? (la jovencita arrugó el ceño. Luego abrió la boca al entender y su ceño se aclaró) Ah, ya sé, no quieres que el señor Luis Castillo crea que andas en busca de marido.
F: ¡Le atinaste! (sonrió Fernanda, había sido mas fácil de lo que creyó)
M: Pero, mami, a mí me parecería sensacional que tú y él se entendieran. Por cierto, Paloma y yo lo estábamos comentando hoy. Piensa en todas las ventajas. Podríamos ser una verdadera familia y podrías tener más bebés... a Paloma y a mí nos gustaría tener hermanitos. Y si te casas con el señor Luis castillo podríamos salir todos juntos de vacaciones. 

Fernanda estaba tan asombrada que le costó trabajo recuperar la voz.
F: De-de ninguna manera, María ¿Pero que chin...? (Se retuvo a decir la groseria mordiendose un dedo)
¿De donde demonios había sacado todas esas ideas? Se preguntó Fernanda, luego se acercó a una silla y se sentó antes que le fallaran las piernas. Todo ese tiempo había dado por sentado que era una buena madre, que había dado a su hija todo lo que necesitaba para compensar la falta de presencia paterna, pero por lo visto no era así. Y María y Paloma conspiraban para juntarla con Hector.  ¡Y nada menos que con lazos conyugales! Tenía que hacer algo.

♡Cuando me enamoro♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora